Cómo queda el mapa de la guerra civil en Siria tras la captura del sur por las fuerzas del régimen de Bashar al Assad

Las tropas de Damasco lograron entrar en Quneitra, luego de que se negociara la rendición del último reducto rebelde en la región en la que comenzó la guerra civil en 2011. Cuáles son las facciones que persisten y qué territorios controlan a siete años y cuatro meses el inicio del

Germán Padinger
Infobae
Luego de la rendición este jueves de los últimos rebeldes sirios que ocupaban territorios en los altos del Golán, el régimen del dictador Bashar al Assad logró recupera el control del sur del país donde comenzó la cruenta guerra civil en 2011.


Las milicias aceptaron dejar las armas en Quneitra, muy cerca de la frontera con Israel, tras aceptar un acuerdo propuesto por Rusia, principal aliado y benefactor del gobierno sirio en el conflicto, según informó la agencia francesa AFP.

En la zona aún persisten algunos focos de resistencia de los yihadistas de Estado Islámico (ISIS), pero la salida de los rebeldes pone fin a la oposición armada al régimen de Al Assad en esta región del país.

Se trata de la última de una serie de victorias que ha logrado este año el gobierno, tras reconquistar los reductos rebeldes en las afueras de Damasco, la capital, así como también en la zona de Homs.

Pero aunque Al Assad puede festejar esta reconquista, Siria sigue dividida en al menos cinco grandes regiones, como detallan el Institute for the Study of War y la plataforma Liveuamap, y el poder del régimen aún depende del apoyo ruso así como también de la asistencia de milicias leales, tropas iraníes y terroristas de Hezbollah que han aportado a sus campañas.

Las principales facciones que aún pelean en Siria

Al noreste del río Éufrates el país está controlado por los rebeldes agrupados en las Fuerzas Democrátias Sirias (SDF, en inglés), liderados por las tropas kurdas del YPG y con el apoyo de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos, Reino Unido y Francia.

Al norte, alrededor de las ciudades de Afrin y Al Bab, Turquía controla el territorio tras las operaciones Escudo del Éufrates (2016) y Rama de Olivo (2018), que lanzó para expulsar a los kurdos, con quienes mantiene un largo conflicto, de su frontera.

Directamente al sur de la zona turca, y alrededor de la ciudad y gobernación de Idlib, ejercen el control las milicias del Ejército Libre Sirio (FSA, en inglés), un grupo de facciones árabes opositoras que cuentan con el apoyo de Turquía.

Los últimos remanentes del Estado Islámico (ISIS), expulsado de las grandes ciudades el año pasado), persisten en los Altos del Golán y en el desierto en el este del país, en la frontera con Irak.

El resto del país, incluyendo Damasco y sus alrededores, el sur alrededor de la ciudad de Deraa, Palmira en el centro y Latakia y Tartus en la costa mediterránea, están en poder del régimen.

Siete años de guerra sin un final a la vista

La guerra civil siria comenzó en marzo 2011 cuandom en el marco de las llamadas "primaveras árabes", una serie de manifestaciones que pedían mayores libertades fueron brutalmente reprimidas por las tropas de Al Assad.

Especialmente la reacción en Deraa, donde los leales al régimen asesinaron a un niño de 13 años, funcionó como un polvorín para levantamientos armados en todo el país, que rápidamente comenzó también a llenarse de combatientes y fondos extranjeros.

Los rebeldes lograron tomar ciudades importantes como Alepo, Deraa y Homs, y en 2014 los terroristas del ISIS conquistaron Raqqa, Deir Ezzor y Palmira, entre otras.

Para el año 2015 Al Assad parecía a punto de caer, pero la llegada de Rusia y su potente fuerza aérea le permitió mantenerse en pie y pasar luego a la reconquista, en la que no dudó nunca usar armas químicas contra poblaciones dominadas por rebeldes.

Hasta la fecha, tras siete años y cuatro meses de una guerra que no termina, se calcula que más de 350.000 personas han muerto, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

En tanto el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) calcula que 5.116.00 personas se convirtieron en refugiados, la mayoría emigrando a Turquía, Jordania y Europa, y otros 7.600.000 fueron desplazados internamente.

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