China afianza su influencia en África a golpe de infraestructuras

El presidente Xi Jinping emprende su cuarto viaje por el continente, olvidado por EE UU y Europa

Xavier Fontdeglòria
Pekín, El País
La voluntad de China de proyectar su modelo de liderazgo global tiene en una de sus máximas prioridades el continente africano. Tras años de creciente cooperación económica fijada en la obtención de recursos naturales, Pekín centra actualmente sus esfuerzos en reforzar los lazos militares y financiar una explosión de proyectos de infraestructura en la región en el marco de su proyecto de bandera, la Nueva Ruta de la Seda. Cimentar esta relación y proteger sus intereses en el terreno son los principales objetivos de la nueva gira del presidente Xi Jinping por África, un viaje que contrasta con la desidia mostrada por Estados Unidos hacia el continente y la progresiva pérdida de influencia de Europa.


“Cada vez que vengo a África veo el dinamismo del continente y las aspiraciones de su gente para el desarrollo. Tengo mucha confianza en el futuro de las relaciones entre China y África”, dijo el presidente chino el sábado, a su llegada a Senegal, la primera parada de una gira que le llevará también a Ruanda, Sudáfrica y Mauricio. Es la cuarta vez que Xi pisa el continente como jefe de Estado chino y su primer viaje oficial tras dar comienzo, en marzo, a un segundo mandato.

China es el primer socio comercial de África desde hace una década tras desbancar a Estados Unidos. Además de los miles de millones de euros invertidos en la obtención de recursos naturales, especialmente minerales, el continente se ha convertido en el gran campo de pruebas de la construcción de infraestructuras con tecnología y financiación china. El fenómeno se ha acentuado en los últimos años, coincidiendo con la puesta de largo del proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, una ambiciosa red de infraestructuras que busca unir China no solamente con África, sino también con Europa y el centro y sudeste de Asia a través de puertos, carreteras y ferrocarriles.

Según datos de las autoridades chinas, el país ha financiado la construcción o renovación de más de 6.000 kilómetros de ferrocarril en países como Angola, Etiopía, Kenia, Nigeria, Sudán o Yibuti. Si bien la billetera china se ha hecho notar sobre todo en África oriental, la visita de Xi a Senegal muestra la capacidad de atraer también a los países del oeste a su proyecto en una zona tradicionalmente bajo influencia francesa. En este país, uno de los más estables de la región y con un rápido crecimiento económico, Pekín ya ha financiado la construcción de una autopista que comunica Dakar con Touba (la segunda ciudad) y un parque industrial a las afueras de la capital.

China tendría el ojo puesto además en el puerto de Dakar como salida en el Atlántico como parte de una ambiciosa conexión ferroviaria y ruta comercial hasta Yibuti, país en el otro extremo del continente y con salida al Índico, donde China tiene una base militar y controla una terminal portuaria. “Xi Jinping quiere aprovechar un mundo cambiante para posicionar a China en el centro del comercio y la inversión mundial. Y su principal herramienta para hacerlo es la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda”, explican desde la consultora Trivium.

En la pequeña Ruanda, segunda parada de la gira de Xi, se está construyendo una línea ferroviaria financiada con dinero chino que comunicará su capital, Kigali, con Mombasa, en Kenia, un proyecto que facilitará al país una salida al mar. En Sudáfrica, el presidente chino participará en la décima cumbre de los BRICS. La gira de Xi, según explicó el viceministro de Asuntos Exteriores chino, Kong Xuanyou, supone “una importante acción diplomática de China hacia los países en desarrollo en el contexto de los profundos cambios en la situación internacional”, en una clara referencia a las prioridades de la administración de Donald Trump, que ha mostrado un interés nulo por el continente.

China avanza con paso firme en África a pesar de las críticas sobre el impacto ambiental de sus proyectos, la opacidad de sus contratos —no hay un proceso de licitación abierto— o las consecuencias para los países más vulnerables en caso de no poder repagar las deudas contraídas. Por ejemplo, el Gobierno de Sri Lanka (en el sur de Asia) se vio obligado el año pasado a ceder a Pekín el control del puerto de Hambantota al no poder hacer frente a los préstamos. El presidente senegalés, Macky Sall, aseguró durante la visita de Xi que su país “tiene una visión positiva del papel de China en África por su contribución a la paz y estabilidad... y la financiación de presupuestos”, informa Reuters.

Antes de aterrizar en el continente africano, Xi hizo una primera parada en Emiratos Árabes Unidos. Allí firmó un conjunto de acuerdos en materia económica —desde las finanzas a la energía— y prometió contribuir a la paz y la seguridad en Oriente Medio, una región en la que históricamente China apenas ha intervenido a pesar de depender de sus suministros de petróleo. Con Xi Jinping al mando, el interés en su estabilidad aumenta al tratarse una zona clave para el éxito de su gran plan de conectividad. A principios de mes, el presidente chino prometió a los representantes de la Liga Árabe préstamos por valor de 20.000 millones de dólares, a gastar en ayuda financiera e infraestructuras.

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