Semana terminal para los golpistas hutíes en Yemen
El líder de la milicia respaldada por Irán admitió la bancarrota militar de sus milicias y reflejaron un claro espíritu de derrotismo sin
George Chaya
El lider Abdul Malik al-Houthi admitió esta semana en conferencia de prensa las gravísimas pérdidas de sus milicias después de que las fuerzas yemeníes detuvieron su arrollador avance a menos de 10 kilómetros del puerto estratégico de Hodeidah.
Malik declaró que "están usando este tiempo en que las fuerzas de la coalición árabe han detenido su avance para recibir armas iraníes y tratan de recomponerse para llevar a cabo operaciones de saqueo contra buques de ayuda humanitaria".
Sus declaraciones revelaron la bancarrota militar de sus milicias y reflejaron un claro espíritu de derrotismo sin precedentes. Esto es, quizás porque el período decisivo para la liberación de Hodeidah de manos de los rebeldes se acerca, especialmente porque los hutíes han reconocido la dificultad de mantener la gobernación donde se encuentra el puerto yemení más importante.
El líder hutí pidió a los combatientes de su milicia que "no se asusten y que no abandonen los campos de batalla", y en su discurso se destacó el ruego efectuado a las tribus "para que no se dispersaran ni se apartaran de su lado hasta que la ayuda de Irán se renueve".
Esa ayuda se vio mermada y reducida desde las presiones sufridas por el régimen de Teherán para que se retire y desplace a sus combatientes a zonas alejadas de la frontera israelí.
Mientras tanto, la coalición liderada por Arabia Saudita y las fuerzas legítimas yemeníes planean reforzar el asedio a las milicias islamistas y recapturar el último bastión importante que controlan los terroristas liberando la gobernación de Hodeidah y su estratégico puerto.
La crisis yemení está entrando en una fase militar decisiva
Los acontecimientos en Hodeidah indican que la crisis yemení está entrando en una fase militar decisiva después de que los houthis han rechazado todas las oportunidades políticas que les había dado la coalición árabe para poner fin a esa guerra.
Los golpistas también expresaron su intransigencia durante los últimos 4 meses rechazando todos los planes de trabajo de la ONU para resolver el conflicto. A pesar de innumerables intentos de todos los enviados de la ONU para poner fin a la crisis, la arrogancia hutí fogoneada por el régimen persa hizo imposible alcanzar una solución política al conflicto. Incluso con la visita del enviado de la ONU a Yemen el pasado sábado, a quien los hutíes se negaron recibir, las posibilidades de alcanzar una solución política desafortunadamente disminuyen día tras día.
Todas las experiencias previas demuestran que la intransigencia de los hutíes está respaldada en su insistencia por prolongar la crisis y aumentar el sufrimiento humano, esperando explotar esos sufrimientos para ganarse la simpatía del mundo e incitar así contra la coalición árabe como contra el sector local que lidera la guerra contra los golpistas islámicos.
Sin embargo, la verdad es que la lucha contra los hutíes sobre el terreno está representada por las fuerzas legítimas yemeníes respaldadas por la coalición árabe que ya controla el 85 por ciento del área total de Yemen.
Lo que ha quedado claro para la coalición árabe es que todos los intentos de Irán por explotar la guerra en Yemen, ocultan el hecho de que la primera razón de esta guerra es el golpe hutí contra el gobierno legítimo, según ha expresado la Secretaria de Prensa de Naciones Unidas.
Es importante también, que la estrategia de las nuevas sanciones de EEUU está logrando obstaculizar la expansión iraní en la región, cuyo modelo en Yemen claramente está sufriendo tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear y su imposición de nuevas y duras sanciones al régimen de Teherán debido a su política agresiva en la región.
Tampoco se debe pasar por alto el anuncio de Washington de que continuará trabajando con sus aliados en la coalición árabe y capacitando a sus pilotos sobre la precisión de las operaciones aéreas, a pesar que los islamistas pro-iranies estan usando civiles como escudos humanos, de allí la prevención de bajas civiles que se trata de evitar. Además se ha profundizado el apoyo explícito a la coalición árabe para neutralizar a los golpistas houthis, esto último conforma uno de los puntos relevantes de la nueva estrategia del presidente Donald Trump.
Con el apoyo de la coalición liderada por Arabia Saudita, Las fuerzas legítimas yemeníes están al borde de días decisivos a la luz de las sucesivas victorias militares en los frentes de combate en la costa oeste. Los días de los islamistas hutíes parecen estar contados y se avecinan feroces combates en los que la coalición árabe ha informado que desalojara completamente a los islamistas del puerto de Hodeidah, punto estratégico aún dominado por los terroristas.
Arabia Saudita dispone del legítimo derecho a su defensa y ha tomado la iniciativa liderando la coalición árabe. Los saudíes no están dispuestos a recibir un solo misil irani más disparado por los islamistas houthis sobre su territorio. Ese punto no es negociable ni tiene retorno para Riad.
La presión estratégica y militar que se ha comenzado a desarrollar sobre los houthis parece ser "el principio del fin del sueño irani de agredir a los saudíes desde el Yemen". Todo hace pensar que eventualmente los golpistas hutíes no tendrán más opción que la rendición incondicional a las resoluciones de la comunidad internacional para entregar las armas, deberán retirarse de la capital Sanaa y luego entablar negociaciones políticas, incluso si ellas están en contra de sus deseos.
George Chaya
El lider Abdul Malik al-Houthi admitió esta semana en conferencia de prensa las gravísimas pérdidas de sus milicias después de que las fuerzas yemeníes detuvieron su arrollador avance a menos de 10 kilómetros del puerto estratégico de Hodeidah.
Malik declaró que "están usando este tiempo en que las fuerzas de la coalición árabe han detenido su avance para recibir armas iraníes y tratan de recomponerse para llevar a cabo operaciones de saqueo contra buques de ayuda humanitaria".
Sus declaraciones revelaron la bancarrota militar de sus milicias y reflejaron un claro espíritu de derrotismo sin precedentes. Esto es, quizás porque el período decisivo para la liberación de Hodeidah de manos de los rebeldes se acerca, especialmente porque los hutíes han reconocido la dificultad de mantener la gobernación donde se encuentra el puerto yemení más importante.
El líder hutí pidió a los combatientes de su milicia que "no se asusten y que no abandonen los campos de batalla", y en su discurso se destacó el ruego efectuado a las tribus "para que no se dispersaran ni se apartaran de su lado hasta que la ayuda de Irán se renueve".
Esa ayuda se vio mermada y reducida desde las presiones sufridas por el régimen de Teherán para que se retire y desplace a sus combatientes a zonas alejadas de la frontera israelí.
Mientras tanto, la coalición liderada por Arabia Saudita y las fuerzas legítimas yemeníes planean reforzar el asedio a las milicias islamistas y recapturar el último bastión importante que controlan los terroristas liberando la gobernación de Hodeidah y su estratégico puerto.
La crisis yemení está entrando en una fase militar decisiva
Los acontecimientos en Hodeidah indican que la crisis yemení está entrando en una fase militar decisiva después de que los houthis han rechazado todas las oportunidades políticas que les había dado la coalición árabe para poner fin a esa guerra.
Los golpistas también expresaron su intransigencia durante los últimos 4 meses rechazando todos los planes de trabajo de la ONU para resolver el conflicto. A pesar de innumerables intentos de todos los enviados de la ONU para poner fin a la crisis, la arrogancia hutí fogoneada por el régimen persa hizo imposible alcanzar una solución política al conflicto. Incluso con la visita del enviado de la ONU a Yemen el pasado sábado, a quien los hutíes se negaron recibir, las posibilidades de alcanzar una solución política desafortunadamente disminuyen día tras día.
Todas las experiencias previas demuestran que la intransigencia de los hutíes está respaldada en su insistencia por prolongar la crisis y aumentar el sufrimiento humano, esperando explotar esos sufrimientos para ganarse la simpatía del mundo e incitar así contra la coalición árabe como contra el sector local que lidera la guerra contra los golpistas islámicos.
Sin embargo, la verdad es que la lucha contra los hutíes sobre el terreno está representada por las fuerzas legítimas yemeníes respaldadas por la coalición árabe que ya controla el 85 por ciento del área total de Yemen.
Lo que ha quedado claro para la coalición árabe es que todos los intentos de Irán por explotar la guerra en Yemen, ocultan el hecho de que la primera razón de esta guerra es el golpe hutí contra el gobierno legítimo, según ha expresado la Secretaria de Prensa de Naciones Unidas.
Es importante también, que la estrategia de las nuevas sanciones de EEUU está logrando obstaculizar la expansión iraní en la región, cuyo modelo en Yemen claramente está sufriendo tras la retirada estadounidense del acuerdo nuclear y su imposición de nuevas y duras sanciones al régimen de Teherán debido a su política agresiva en la región.
Tampoco se debe pasar por alto el anuncio de Washington de que continuará trabajando con sus aliados en la coalición árabe y capacitando a sus pilotos sobre la precisión de las operaciones aéreas, a pesar que los islamistas pro-iranies estan usando civiles como escudos humanos, de allí la prevención de bajas civiles que se trata de evitar. Además se ha profundizado el apoyo explícito a la coalición árabe para neutralizar a los golpistas houthis, esto último conforma uno de los puntos relevantes de la nueva estrategia del presidente Donald Trump.
Con el apoyo de la coalición liderada por Arabia Saudita, Las fuerzas legítimas yemeníes están al borde de días decisivos a la luz de las sucesivas victorias militares en los frentes de combate en la costa oeste. Los días de los islamistas hutíes parecen estar contados y se avecinan feroces combates en los que la coalición árabe ha informado que desalojara completamente a los islamistas del puerto de Hodeidah, punto estratégico aún dominado por los terroristas.
Arabia Saudita dispone del legítimo derecho a su defensa y ha tomado la iniciativa liderando la coalición árabe. Los saudíes no están dispuestos a recibir un solo misil irani más disparado por los islamistas houthis sobre su territorio. Ese punto no es negociable ni tiene retorno para Riad.
La presión estratégica y militar que se ha comenzado a desarrollar sobre los houthis parece ser "el principio del fin del sueño irani de agredir a los saudíes desde el Yemen". Todo hace pensar que eventualmente los golpistas hutíes no tendrán más opción que la rendición incondicional a las resoluciones de la comunidad internacional para entregar las armas, deberán retirarse de la capital Sanaa y luego entablar negociaciones políticas, incluso si ellas están en contra de sus deseos.