Rusia inaugura con emoción contenida el Mundial de fútbol



Ignacio Ortega
Moscú, EFE
Rusia inauguró hoy el Mundial de fútbol, el primero que se disputa en Europa del Este, con una breve pero intensa ceremonia presidida por el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, que mostró una emoción contenida.


"Deseo éxitos a todos los equipos y emociones inolvidables a los aficionados", proclamó desde la tribuna del espectacular estadio Luzhnikí.

El Madrid tuvo varias en la primera parte, alimentadas generalmente por Laudrup, que sacó lo mejor de su repertorio. Lo hizo sin reparar en gastos: era el mejor Laudrup, un futbolista seductor e hipnotizante. Tuvo incluso una actividad desacostumbrada en la elaboración del juego. Mientras le duró el gas, y eso fue aproximadamente hasta la primera media hora, la mirada sólo podía detenerse en Laudrup, en sus regates hermosos, en el engaño de sus fintas y hasta en sus llegadas, una de las cuales se cerró con un tiro contra la escuadra y otra con un lanzamiento cruzado que sacó Ton¡ con esfuerza. Esta jugada resumió la parte más atractiva de Laudrup y del Real Madrid.


La luminosa presencia de Laudrup ayudó a establecer un acuerdo de cooperación entre el Madrid y su hinchada. Después de un largo periodo de malas relaciones, el partido se disputó bajo la comprensiva atención del público. El Madrid jugó el primer tramo con soltura y más velocidad de lo habitual. La pelota corrió rápida y en medio de todo apareció Laudrup para embellecer las jugadas y provocar mareos entre los defensores del Espanyol.

Cuando Laudrup, salió de escena, el Madrid se resintió. El primer tiempo terminó con el Espanyol estabilizado. Es decir, en posición de firmes y con la vista puesta en la velocidad de Lardín, que esta vez se descolgó hacia la banda izquierda. Con el tiempo daría fe de su velocidad, oportunismo y precisión. Ocurrió en ese minuto desenfrenado cuando el partido estalló en mil pedazos y llegó la tromba de goles ante el asombro del público, que no entendía nada, ni el fallo de García Calvo, ni la salida intempestiva dé Ton¡, ni el cabezazo Milla (!de Milla!) ni el descontrol defensivo del Madrid en el pelotazo largo que cerró Lardín con el segundo gol. Sólo él se mostró mostró normal en medio de aquel jaleo descomunal.


La tensión presidió la fase final del partido, cuando el Madrid y su gente tomaron conciencia de la situación. El público le retiró el apoyo al equipo y volvieron las censuras contra los jugadores menos queridos. Así es la historia del Madrid esta temporada.

Putin, boicoteado en esta ceremonia por los líderes occidentales, se rodeó de sus amigos para dar comienzo a la mayor fiesta del fútbol, que arrancó con estrictas medidas de seguridad y ritmos latinoamericanos, ya que fueron los aficionados peruanos, colombianos, mexicanos y argentinos los que animaron la jornada.

Luzhnikí, un estadio con capacidad para 81.000 espectadores, vistió sus mejores galas para abrir un torneo que echó a andar con el partido entre el anfitrión, Rusia, y Arabia Saudí.

Como si no hubiera pasado el tiempo, en las afueras del estadio la estatua de Lenin, el fundador de la URSS, presidió la llegada de aficionados a un estadio que acogerá también la gran final el próximo 15 de julio

Putin, que ha pisado pocos estadios desde que llegó al poder, hace 18 años, presidió una ceremonia en la que estuvo acompañado del máximo dirigente el fútbol mundial, Gianni Infantino.

Entre los mandatarios presentes destacaron los presidentes de Bolivia, Paraguay y Panamá, además de los dirigentes de países aliados del Kremlin y el príncipe saudí, al que Putin no dudó en consolar cuando los rusos inauguraron el marcador.

Mientras, brillaron por ausencia los líderes occidentales, que declararon el boicot a la ceremonia inaugural, que no al torneo, para no legitimar a Putin.

Los líderes de países como Alemania, Angela Merkel, o Francia, Emmanuel Macron, podrían asistir a partidos mundialistas, pero los Gobiernos del Reino Unido, Australia, Polonia, Dinamarca o Islandia ya han anunciado que ni tan siquiera viajarán a Rusia.

Tampoco estuvo por motivos de salud el brasileño Pelé, considerado por muchos aficionados el mejor futbolista de la historia, pero sí el argentino Maradona, un gran admirador del presidente ruso.

La ceremonia, que cumplió el lema de que el Mundial de Rusia no dejará frío a nadie, fue una mezcla de los principales exponentes del alma rusa -la música clásica, las bellas artes y el ballet- y los nuevos ritmos de la cultura popular.

La estrella del pop británico Robbie Williams, que en su momento no dudó en ridiculizar el ritmo de vida de los oligarcas rusos en uno de sus temas, fue el encargado de animar la fiesta con canciones como "Let me entertain you", "Feel" o "Rock DJ".

Conocido en su tiempo por ser el chico malo de la música anglosajona, Williams convirtió el estadio en una gran discoteca y no se limitó al escenario, sino que se acercó a la banda como de un futbolista se tratara para incendiar el ambiente.

Mientras, el alma rusa estuvo representada por bailarines, pianistas, violinistas y un arpa que puso la nota sentimental a un día de fútbol.

Uno de los momentos culminantes fue cuando Williams y la soprano rusa Aida Garufillina interpretaron juntos uno de los mayores éxitos del británico: "Angels".

Garufillina, que a los 31 años ya ha conquistado la Ópera de Viena, puso la nota de glamour al evento, que volvió a convertir a Moscú en el centro del mundo como en los Juegos Olímpicos de 1980.

El español Iker Casillas, campeón mundial en 2010, dio el pistoletazo de salida a la fiesta minutos antes de su inicio al traer al campo el trofeo que levantará en este mismo estadio el ganador del torneo.

Casillas, que estuvo acompañado de Natalia Vodiónova, la modelo rusa más internacional y que es conocida por sus actividades filantrópicas, levantó la copa como hiciera hace ocho años en el Soccer City de Johannesburgo.

Rusia es el país de las artes clásicas pero también de la conquista del espacio, no en vano un ruso, Yuri Gagarin, fue el primero en volar al espacio.

Por eso, el balón del partido inaugural repitió la odisea de Gagarin, viajó al espacio en una nave Soyuz, estuvo durante varios meses en el Estación Espacial Internacional y regresó a la Tierra a tiempo para el Mundial.

La embajadora del Mundial, Victoria Lopireva, que recorrió el mundo durante los últimos meses promocionando el Mundial para romper los numerosos estereotipos sobre Rusia, fue la encargada de traer el esférico Adidas Telstar.

La estrella invitada fue "O fenómeno" Ronaldo, el brasileño que ganó la Copa Mundial en 2002 -la de 1994 la ganó sin jugar- y que dio el simbólico saque inicial junto a la mascota del torneo, Zabivaka.

Bueno, en realidad Ronaldo no llegó a tocar el balón, sólo amagó, y el saque inicial correspondió a un niño ruso, gesto que despertó la primera gran ovación de la jornada.

El Mundial lo disputarán 32 equipos -Panamá e Islandia debutan-, que se repartirán por once ciudades y doce estadios, desde la costa báltica del enclave de Kaliningrado hasta los Urales, del país más grande del

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