Malta lleva provisiones al buque ‘Lifeline’ a la deriva con 200 migrantes, pero no acepta acogerlos en su territorio
Italia pide a cualquier barco que participe en un rescate que acuda al centro de coordinación de Trípoli y no al de Roma como se hace habitualmente
Lorena Pacho
Naiara Galarraga Gortázar
Roma / A bordo del Aquarius, El País
El pulso entre los Estados y las ONG de rescate en el Mediterráneo se agrava. El buque de rescate Lifeline, fletado por una ONG alemana, cumple su tercer día a la espera de que algún puerto le permita desembarcar a los últimos migrantes que salvó. Suman 239 personas, y no 224, según un nuevo recuento realizado por la tripulación, según ha explicado por teléfono Axel Steier, uno de los fundadores de la ONG Seenotrettung. Es una ocupación que quintuplica su capacidad. Malta ha enviado este sábado víveres, medicinas y mantas a la embarcación. “Lo más urgente eran las medicinas, también nos han traído mantas para que cada uno tenga una y comida para dos días”, ha explicado Steier.
“No hemos recibido ninguna oferta de ningún puerto”, ha asegurado el cofundador de esta ONG que comenzó sus misiones de rescate frente a Libia en septiembre del año pasado con el Lifeline, de 32 metros de eslora. Steier ha asegurado que la Seenotrettung “mantiene contactos diplomáticos” para resolver la situación pero ha declinado precisar con qué países. La tripulación del barco son unas 17 personas, incluidos un médico y dos enfermeras, ha detallado.
El cofundador de esta ONG cuyo lema es “salvar vidas es nuestro deber”, ha insistido en que las personas acogidas en el barco “vienen de la tortura, de violaciones, de la guerra, de la pobreza y ahora están seguros en el barco (Lifeline) pero no han llegado a un puerto seguro, que es su derecho”. El Aquarius, fletado por Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée, tampoco logró recientemente que Italia o Malta le permitieran desembarcar a 630 migrantes, parte de los cuales había rescatado y parte le fueron transferidos a por la Guardia Costera italiana. Finalmente fueron trasladados a Valencia, en España, repartidos en tres buques en una operación que ni las ONG ni España quieren que se repita. La ley del mar establece que los náufrago deben ser llevados cuanto antes al puerto seguro más cercano.
El Gobierno maltés se había ofrecido a enviar provisiones al Lifeline y a prestar asistencia médica si la nave pedía auxilio “a pesar de que Malta no tiene ninguna responsabilidad”, según informó desde su cuenta de Twitter el primer ministro del país, Joseph Muscat. Steier sostiene que “si la tripulación, el barco o los huéspedes estuvieran en peligro porque el mar empeore, tendríamos que lanzar un mayday, pero por ahora no es necesario”.
La Valeta se ha negado, eso sí, a acoger a los migrantes que van en el buque de rescate. El primer ministro pasó la responsabilidad a Roma y a Trípoli. El Lifeline realizó su rescate en aguas internacionales en una operación que, según Steier, comenzó con un rastero de la patera coordinado por la autoridad marítima de Roma, que delegó el rescate en sus contrapartes libios. Con el Lifeline a la espera de un puerto seguro, en la zona de búsqueda y rescate (SAR, por sus siglas en inglés) frente a Libia no hay este sábado operativo ningún barco de ninguna ONG. El Aquarius llegará a esa área en la madrugada del domingo. El barco de la española Proactiva Open Arms, que como el Aquarius zarpó el miércoles desde Valencia, tiene previsto ir a la zona frente a Libia tras hacer escala en Malta. Las otras ONG que operan rescates están aún en puerto.
Ante la petición de auxilio del Lifeline —de bandera holandesa—,la Guardia Costera italiana también se desentendió de la situación y lanzó el viernes un aviso a los capitanes de las naves que se encuentran en la zona de búsqueda y rescate (SAR, por sus siglas en inglés), en el que pedían que no se contacte más a las autoridades marítimas italianas, sino a las libias. “Desde este momento, según la Convención SOLAS (Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar) los capitanes que se encuentren frente a Libia deberán dirigirse al Centro de Trípoli y a la Guardia costera libia para pedir auxilio”, solicitó la Guardia Costera.
Fuentes del Ministerio de Transportes explican a EL PAÍS que no se trata de una novedad ligada a la deriva política italiana, sino que forma parte de un procedimiento en vigor.Los países europeos costeros se reparten toda la superficie del Mediterráneo en zonas de coordinación de rescates y todo el área frente a Libia está bajo la responsabilidad de Italia porque las autoridades libias carecen de los medios requeridos legalmente para asumirla. Las mismas fuentes del Ministerio de Transportes explican que si España se ofrece a acoger a los migrantes, ellos están dispuestos a ayudar en su traslado como sucedió con el Aquarius. Y señalan que con esta nueva línea del Gobierno italiano algo se está moviendo en Europa, pero “no puede ser solo España quien acompañe a Italia en este esfuerzo que debe extenderse a toda Europa, y cuanto menos a todos los países del Mediterráneo”, dicen.
El ministro de Infraestructuras y Transportes de Italia, Danilo Toninelli, con competencia sobre la Guardia Costera, ha hablado de “la falta de humanidad de Malta como reflejo de la actitud de Europa”. Reprocha y califica de “absurdo” el hecho de que para Malta este no se trate de un caso de inminente peligro, ya que la nave, tiene capacidad para mantener en condiciones seguras a bordo a 50 personas, y ahora supera con creces su carga máxima. “Los malteses no tienen ninguna justificación para su comportamiento. Europa debe intervenir”, ha zanjado en ministro en una publicación en su página de Facebook.
Barcos a la deriva
Por otro lado, un carguero con bandera danesa, el Alexander Maersk, lleva desde el jueves por la noche en medio del Mediterráneo con entre 110 y 120 inmigrantes a bordo esperando frente al puerto italiano de Pozzallo a la espera de un puerto de acogida. Como este mercante no dispone de los medios necesarios para efectuar rescates, el Lifeline le ofreció asistencia para ayudarle a subir a bordo a las personas que llevaban 30 horas a la deriva sobre una barcaza.
Ambos casos son diferentes porque con la embarcación danesa las operaciones de rescate fueron coordinadas por Italia. Por eso, presumiblemente los migrantes llegarán próximamente a suelo italiano, como confirman a este diario fuentes de Infraestructura y Transportes, que explican que están a la espera de recibir indicaciones del Ministerio de Interior de Matteo Salvini, con competencias desde el momento en el que se produce el desembarco. A ellos sí les han llevado víveres y bienes de primera necesidad, porque la nave no estaba preparada para hacerse cargo de tantas personas.
El vicepresidente Salvini, que en los últimos días ha protagonizado graves salidas de tono, ha vuelto a decir este sábado en Facebook que los barcos de las ONG “se pueden ir olvidando de alcanzar Italia”. También ha hecho su particular repaso de la situación: “En este momento las naves de dos ONG (Open Arms y Aquarius) están en el Mediterráneo a la espera de rescatar migrantes. Las naves de otras tres ONG (Astral, Sea Watch y Seefuchs) están paradas en puertos malteses. Qué extraño…”.
Lorena Pacho
Naiara Galarraga Gortázar
Roma / A bordo del Aquarius, El País
El pulso entre los Estados y las ONG de rescate en el Mediterráneo se agrava. El buque de rescate Lifeline, fletado por una ONG alemana, cumple su tercer día a la espera de que algún puerto le permita desembarcar a los últimos migrantes que salvó. Suman 239 personas, y no 224, según un nuevo recuento realizado por la tripulación, según ha explicado por teléfono Axel Steier, uno de los fundadores de la ONG Seenotrettung. Es una ocupación que quintuplica su capacidad. Malta ha enviado este sábado víveres, medicinas y mantas a la embarcación. “Lo más urgente eran las medicinas, también nos han traído mantas para que cada uno tenga una y comida para dos días”, ha explicado Steier.
“No hemos recibido ninguna oferta de ningún puerto”, ha asegurado el cofundador de esta ONG que comenzó sus misiones de rescate frente a Libia en septiembre del año pasado con el Lifeline, de 32 metros de eslora. Steier ha asegurado que la Seenotrettung “mantiene contactos diplomáticos” para resolver la situación pero ha declinado precisar con qué países. La tripulación del barco son unas 17 personas, incluidos un médico y dos enfermeras, ha detallado.
El cofundador de esta ONG cuyo lema es “salvar vidas es nuestro deber”, ha insistido en que las personas acogidas en el barco “vienen de la tortura, de violaciones, de la guerra, de la pobreza y ahora están seguros en el barco (Lifeline) pero no han llegado a un puerto seguro, que es su derecho”. El Aquarius, fletado por Médicos Sin Fronteras y SOS Mediterranée, tampoco logró recientemente que Italia o Malta le permitieran desembarcar a 630 migrantes, parte de los cuales había rescatado y parte le fueron transferidos a por la Guardia Costera italiana. Finalmente fueron trasladados a Valencia, en España, repartidos en tres buques en una operación que ni las ONG ni España quieren que se repita. La ley del mar establece que los náufrago deben ser llevados cuanto antes al puerto seguro más cercano.
El Gobierno maltés se había ofrecido a enviar provisiones al Lifeline y a prestar asistencia médica si la nave pedía auxilio “a pesar de que Malta no tiene ninguna responsabilidad”, según informó desde su cuenta de Twitter el primer ministro del país, Joseph Muscat. Steier sostiene que “si la tripulación, el barco o los huéspedes estuvieran en peligro porque el mar empeore, tendríamos que lanzar un mayday, pero por ahora no es necesario”.
La Valeta se ha negado, eso sí, a acoger a los migrantes que van en el buque de rescate. El primer ministro pasó la responsabilidad a Roma y a Trípoli. El Lifeline realizó su rescate en aguas internacionales en una operación que, según Steier, comenzó con un rastero de la patera coordinado por la autoridad marítima de Roma, que delegó el rescate en sus contrapartes libios. Con el Lifeline a la espera de un puerto seguro, en la zona de búsqueda y rescate (SAR, por sus siglas en inglés) frente a Libia no hay este sábado operativo ningún barco de ninguna ONG. El Aquarius llegará a esa área en la madrugada del domingo. El barco de la española Proactiva Open Arms, que como el Aquarius zarpó el miércoles desde Valencia, tiene previsto ir a la zona frente a Libia tras hacer escala en Malta. Las otras ONG que operan rescates están aún en puerto.
Ante la petición de auxilio del Lifeline —de bandera holandesa—,la Guardia Costera italiana también se desentendió de la situación y lanzó el viernes un aviso a los capitanes de las naves que se encuentran en la zona de búsqueda y rescate (SAR, por sus siglas en inglés), en el que pedían que no se contacte más a las autoridades marítimas italianas, sino a las libias. “Desde este momento, según la Convención SOLAS (Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida en el Mar) los capitanes que se encuentren frente a Libia deberán dirigirse al Centro de Trípoli y a la Guardia costera libia para pedir auxilio”, solicitó la Guardia Costera.
Fuentes del Ministerio de Transportes explican a EL PAÍS que no se trata de una novedad ligada a la deriva política italiana, sino que forma parte de un procedimiento en vigor.Los países europeos costeros se reparten toda la superficie del Mediterráneo en zonas de coordinación de rescates y todo el área frente a Libia está bajo la responsabilidad de Italia porque las autoridades libias carecen de los medios requeridos legalmente para asumirla. Las mismas fuentes del Ministerio de Transportes explican que si España se ofrece a acoger a los migrantes, ellos están dispuestos a ayudar en su traslado como sucedió con el Aquarius. Y señalan que con esta nueva línea del Gobierno italiano algo se está moviendo en Europa, pero “no puede ser solo España quien acompañe a Italia en este esfuerzo que debe extenderse a toda Europa, y cuanto menos a todos los países del Mediterráneo”, dicen.
El ministro de Infraestructuras y Transportes de Italia, Danilo Toninelli, con competencia sobre la Guardia Costera, ha hablado de “la falta de humanidad de Malta como reflejo de la actitud de Europa”. Reprocha y califica de “absurdo” el hecho de que para Malta este no se trate de un caso de inminente peligro, ya que la nave, tiene capacidad para mantener en condiciones seguras a bordo a 50 personas, y ahora supera con creces su carga máxima. “Los malteses no tienen ninguna justificación para su comportamiento. Europa debe intervenir”, ha zanjado en ministro en una publicación en su página de Facebook.
Barcos a la deriva
Por otro lado, un carguero con bandera danesa, el Alexander Maersk, lleva desde el jueves por la noche en medio del Mediterráneo con entre 110 y 120 inmigrantes a bordo esperando frente al puerto italiano de Pozzallo a la espera de un puerto de acogida. Como este mercante no dispone de los medios necesarios para efectuar rescates, el Lifeline le ofreció asistencia para ayudarle a subir a bordo a las personas que llevaban 30 horas a la deriva sobre una barcaza.
Ambos casos son diferentes porque con la embarcación danesa las operaciones de rescate fueron coordinadas por Italia. Por eso, presumiblemente los migrantes llegarán próximamente a suelo italiano, como confirman a este diario fuentes de Infraestructura y Transportes, que explican que están a la espera de recibir indicaciones del Ministerio de Interior de Matteo Salvini, con competencias desde el momento en el que se produce el desembarco. A ellos sí les han llevado víveres y bienes de primera necesidad, porque la nave no estaba preparada para hacerse cargo de tantas personas.
El vicepresidente Salvini, que en los últimos días ha protagonizado graves salidas de tono, ha vuelto a decir este sábado en Facebook que los barcos de las ONG “se pueden ir olvidando de alcanzar Italia”. También ha hecho su particular repaso de la situación: “En este momento las naves de dos ONG (Open Arms y Aquarius) están en el Mediterráneo a la espera de rescatar migrantes. Las naves de otras tres ONG (Astral, Sea Watch y Seefuchs) están paradas en puertos malteses. Qué extraño…”.