Los ministros del Interior de Roma, Berlín y Viena forjan un eje de mano dura contra la inmigración

El canciller austríaco acuerda en Berlín reforzar la cooperación con el ministro del Interior alemán, enfrentado a Merkel

Ana Carbajosa
Daniel Verdú
Berlín / Roma, El País
La inmigración como oportunidad política para la corriente ultraconservadora que adopta nuevas formas en Europa. Las costuras de la estructura tradicional de alianzas empiezan a apretar demasiado y un nuevo eje se articula alrededor del rechazo a la inmigración y la protección de las fronteras. La línea pasa por Italia, Austria y Alemania con una especial consideración en Hungría. Sebastian Kurz, el canciller austriaco convertido en referente de las derechas europeas, ha anunciado este miércoles en Berlín la construcción de ese “eje de países dispuestos” destinado a luchar contra la inmigración ilegal.


El nuevo frente, propulsado por el nuevo ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, aspira a convertirse en la vanguardia del endurecimiento de la política migratoria dentro de la Unión Europea. Austria ocupará partir de julio la presidencia de la UE, durante la cual, Kurz planea dar prioridad a las políticas migratorias.

Nubarrones en la coalición de Gobierno de Merkel

El alineamiento de Horst Seehofer con sus homólogos ultra europeos se produce en pleno conflicto abierto con la canciller Merkel, que desaprueba parte del gran plan migratorio de su ministro de Interior. Seehofer se vio obligado el martes a cancelar la presentación de su plan de migración y asilo, ante la negativa de Merkel de respaldar la propuesta de la CSU de rechazar en la frontera a quienes ya hubieran solicitado asilo en otro país de la UE. El miércoles, Seehofer fue el gran ausente en una gran cumbre de Integración de inmigrantes convocada por la canciller, alimentando la tesis de que el desencuentro de los máximos representantes del bloque conservador de la gran coalición alemana amenaza con convertirse en una crisis de Gobierno en toda regla.

Horst Seehofer, el ministro del Interior, Patria y Construcción alemán explicó en una comparecencia conjunta con Kurz, que se trataba de impedir que se produzca de nuevo a la situación de 2015, cuando la llegada de cientos de miles de demandantes de asilo provocó una crisis política y humanitaria en la Unión. Ni él ni Kurz, que gobierna en Viena en coalición con la extrema derecha, detallaron en qué consistirá exactamente la cooperación en ciernes.

Seehofer se ha mostrado dispuesto a aliarse con sus dos homólogos de partidos ultraderechistas —Salvini, de La Liga en Italia y Herbert Kickl, del extremista FPÖ— en plena precampaña de las elecciones regionales de Baviera, cuando la tradicional hegemonía de su partido, la Unión social Cristiana (CSU), se ve amenazada por el ascenso de la extrema derecha alemana. Su anuncio supone además un duro golpe a Merkel y su política de puertas abiertas para los refugiados de 2015, contestada desde las filas conservadoras dentro y fuera de Alemania.

El ministro del Interior alemán había hablado el día anterior por teléfono con su homólogo italiano, Matteo Salvini y acordaron reforzar la cooperación en materia migratoria y de seguridad. En respuesta a la idea de conformar un eje Roma-Berlín-Viena, Seehofer le dijo a Salvini que “lo acepto, vamos a luchar por ello”.
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El líder de la xenófoba Liga, agigantado en el clima de tensión que vive el país, compareció ayer por la mañana en el Senado para dar cuenta de la gestión del Aquarius, el barco que se dirige al puerto de Valencia, pero terminó al contrataque contra Francia, España, la Unión Europea y el financiero y filántropo húngaro, George Soros. Una toma de posición clarisíma al respecto

Salvini, cuya línea política en la coalición de Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas es cada día más fuerte, delineó este martes claramente la órbita donde quiere situar a Italia en las próximas contiendas que se diriman en la Unión Europea. Al menos en la política migratoria, sustrato de su programa electoral. Durante su comparecencia solamente tuvo buenas palabras para Seehofer. Un tono que contrasta con el mantra habitual contra Merkel, a quien acusó durante el proceso de formación de Gobierno de intentar oponerse a la coalición populista.

La estrategia de Salvini resitúa a Italia en el mapa de alianzas europeas y la coloca en un esquema algo aislado respecto a sus socios tradicionales. Pero el país no está solo, se empeñó en defender el líder de la Liga el pasado martes en el Palacio Madama. “De hecho, Italia nunca ha estado tan centrada como ahora”. Entre los contactos mantenidos en los últimos días citó el que tuvo con su homólogo alemán. "Italia no puede ser la única que se ocupa de esto y que se hace cargo de los costes económicos y sociales que esto supone. Si existe Europa que se haga oír o calle para siempre", agregó.

La relación de Salvini con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán es excelente. Siempre que el nuevo vicepresidente italiano tiene ocasión aprovecha para alabar su gestión y atizar a sus críticos. De hecho, ayer volvió a atacar al financiero y filántropo George Soros, a quien acusó de estar detrás de las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Son “asociaciones privadas financiadas a saber por quién, aunque después leo que detrás de algunas está Open Society de (George) Soros, y me asaltan las dudas sobre la espontaneidad de toda esta generosidad”.

Los últimos movimientos de Italia en política migratoria responden a un plan trazado desde tiempo en la agenda de la xenófoba Liga. En el programa de gobierno, diseñado junto a M5S, se subraya la posible expulsión de unos 500.000 inmigrantes irregulares. Además, el propio ministro del Interior ha advertido estos días que se crearán centros para la agilización de identificaciones con la finalidad de repatriar el mayor número de personas posibles. Sin embargo, ahora mismo Italia solo dispone de acuerdos para llevarlo a cabo con cuatro países: Nigeria, Egipto, Marruecos y Túnez.

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