Lev Yashin, el admirador de Zamora que rechazó cheque en blanco de Bernabéu

Ignacio Ortega
Moscú, EFE
Como Yuri Gagarin, el primer cosmonauta de la historia, Lev Yashin es una de las pocas personalidades rusas del siglo XX que no es objeto de discusión y es admirada por todos los ciudadanos de este país, independientemente de su origen o condición.


"Su ídolo era el español Ricardo Zamora", que defendió la portería del Barcelona y del Real madrid, comentó a Efe Irina, hija del legendario guardameta soviético.

La "Araña Negra", que vistió la camiseta nacional durante 18 años (1953-1971), es el símbolo del Mundial de Rusia, no en vano el cartel oficial del torneo es un homenaje al considerado mejor portero de todos los tiempos.

Con todo, la gloria no le llegó nada más ponerse bajo los palos, ya que sus inicios fueron difíciles, aunque siempre le quedaba el hockey sobre hielo, deporte que compaginó con el fútbol en sus primeros años.

"Le encantaba el deporte. Se dedicaba indiferentemente al hockey y al fútbol. Pero eligió el fútbol, por lo que le riñó su técnico, aunque el tiempo demostró que la elección fue la correcta", dijo.

El hockey, el deporte nacional en Rusia, le ayudó "mucho" a la hora de dedicarse al fútbol y hubo una temporada en la que logró dos copas, una sobre la hierba y otra sobre el hielo.

El marido de la hija de Yashin recuerda que "los primeros dos años las cosas no le fueron bien" e incluso "le metieron un gol de portería a portería".

"Tampoco tuvo su día en el derbi contra el Spartak y le mandaron al segundo equipo. Eso sí, cuando volvió al primer equipo en 1953, ya no hubo quien le quitara el puesto en el Dinamo Moscú hasta su retirada", destacó.

Además de ganar cuatro ligas en seis temporadas con el Dinamo, los éxitos que le convirtieron en una celebridad internacional fueron los Juegos Olímpicos de 1956 y, especialmente, la Eurocopa de 1960, la primera de la historia.

Precisamente, tras conquistar la Eurocopa en París, Lev Yashin conoció al presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu, que intentó ficharle cuando la selección de la URSS celebraba la victoria en un restaurante en la Torre Eiffel.

"A todos los propusieron un contrato con el Madrid, pero a mi padre le ofrecieron un cheque en blanco. Y es que los directivos del equipo español consideraban que no tenía valor", recuerda Irina.

Con todo, su hija cree que "todos los jugadores soviéticos sabían que era imposible jugar en otro país", ya que las autoridades soviéticas y, más concretamente, el KGB no lo permitirían.

"En aquellos tiempos soviéticos y occidentales éramos demasiado diferentes. Si hubiera firmado el contrato, no habría ahora un estadio con su nombre. Era un auténtico patriota", asegura el yerno de Yashin.

Los próximos años no fueron fáciles, especialmente después de que la URSS decepcionara en el Mundial de Chile 1962, en el que la prensa "le echó toda la culpa de la derrota a Yashin".

Yashin también fue de nuevo objeto de las críticas cuando los soviéticos cayeron ante los españoles en la final de la Eurocopa de 1964, ya que los especialistas consideraban que podía haber hecho mucho más en el gol de cabeza en plancha de Marcelino.

En el momento más bajo de su carrera Yashin fue convocado para el histórico partido entre Inglaterra y el resto del mundo para conmemorar los cien años de la fundación de la federación inglesa de fútbol.

"Entonces, sintió que estaba entre los más grandes futbolistas del mundo. De hecho, ese fue siempre su partido preferido. Hizo muchos amigos que le vinieron a visitar después", admite.

Compartieron equipo ese día con el guardameta soviético míticos futbolistas como Di Stéfano, Gento, Puskas, Uwe Seeler, Eusebio, Kopa o Bobby Charlton.

"Se llevaba especialmente con los alemanes, aunque no había pasado tanto tiempo desde la guerra. Se hizo amigo de (Franz) Beckenbauer. Hablaba un poco de alemán", recuerda Irina.

Tanto Beckenbauer como Pelé, con el que trabó una estrecha amistad, vinieron a visitarle a Moscú una vez colgó las botas y ambos siguen en contacto con su viuda, Valentina, después del fallecimiento del portero en 1990.

Además, es tradición que aquellos que jugaron junto a Yashin en partidos amistosos internacionales cuando vienen a Moscú se acerquen a su tumba en el cementerio Vagánkovo que está presidida por una estatua en su honor y hagan una ofrenda floral.

Así lo hizo el español José Ángel Iribar cuando el Athletic de Bilbao se enfrentó al Lokomotiv Moscú en 2012 en un partido de la Liga Europa.

"Los porteros son una casta oficial", explica el yerno.

Paradójicamente, Yashin no tuvo conocimiento del apodo de "Araña Negra" hasta que colgó las botas, según subraya su hija.

"Vestía de negro como todos los porteros de la época para que se diferenciaran de los jugadores de campo, pero cuando cambió la tradición, él se mantuvo fiel a la vieja usanza", relata.

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