Las contradicciones de la Casa Blanca descolocan a los servicios fronterizos

El fin de la separación de padres e hijos migrantes causa confusión en la frontera entre EE UU y México

Pablo Ximénez de Sandoval
McAllen, El País
La tolerancia cero se ha convertido en política cero. La ofensiva de Donald Trump contra las familias migrantes que entran ilegalmente en Estados Unidos se encuentra desde el jueves en el aire por decisión del propio Gobierno, con los casos pendientes paralizados, y las agencias de inmigración sin un protocolo definido para procesar a los inmigrantes. Mientras, Trump tuiteó que los republicanos deberían abandonar toda esperanza de hacer nuevas leyes migratorias.


La llamada política de tolerancia cero obliga a la policía fronteriza a llevar por la vía penal a todo inmigrante que sea detenido cruzando irregularmente a EE UU. Eso obliga a separar a los niños en las familias que llegan juntas. La indignación que esta política ha provocado llevó a Trump a rectificar el miércoles con una orden ejecutiva que establece que las familias deben seguir juntas mientras esperan juicio. El problema es que es ilegal mantener a los menores detenidos con los adultos. La solución, nadie la sabe.

En pocos sitios las decisiones de política migratoria tienen un efecto más inmediato que en los juzgados de las grandes ciudades de la frontera. En McAllen, en el sur de Texas, convertido en zona cero de la crisis política porque es el lugar por donde más gente entra ilegalmente (a veces, cientos de personas al día), el juzgado federal llevaba días enjuiciando por lo penal a padres que preguntaban dónde estaban sus hijos. El jueves, de los 56 inmigrantes detenidos presentados al juez, ninguno había llegado con menores.

Era el primer signo de que algo había cambiado. Posteriormente, fuentes judiciales confirmaron que esa mañana había 17 personas separadas de sus hijos, listas para ser juzgadas y enviadas a prisión sin ellos, que fueron sacadas de la lista de acusados en el último momento. El abogado Efrén Olivares, de la organización Texas Civil Rights Project, dijo el viernes a la prensa que había 67 detenidos para ese día y ninguno había pasado con hijos.

El primer efecto oficioso de la orden de Trump, por tanto, parece ser que se ha dejado de procesar por la vía rápida a estas personas apartadas de sus hijos. Sin embargo, la tolerancia cero no ha cambiado. La orden dice que las familias sigan juntas, pero que sean procesadas penalmente. ¿Cómo? No había respuestas el viernes, para asombro de abogados especialistas en inmigración.

Olivares confirmaba que la política de inmigración parece ser lo que decida hacer la policía de manera discrecional.Pero la policía tampoco puede albergar indefinidamente a las familias juntas. Un lugar como McAllen procesa diariamente entre medio y un centenar de personas que migran en familia. No había confirmación de qué está pasando con estas personas.

Normalmente, son liberadas a la espera de su juicio. Pero el jueves no fue liberada ninguna. A mediodía no había respuesta oficial sobre qué pasará cuando los centros de detención temporal se queden sin espacio.

El centro de Ursula, en McAllen, es el más grande del país y tiene capacidad para un millar de personas, donde pasan habitualmente unos tres días. Los inmigrantes juzgados el viernes habían sido detenidos el pasado domingo. El Ejército anunció que se disponía a habilitar 20.000 plazas para albergar inmigrantes en instalaciones militares. Pero las necesidades de espacio son inmediatas.

En cuanto a los más de 2.300 niños que habían sido separados de sus padres, la agencia Associated Press dijo el jueves que 500 ya han sido reunidos con sus padres, aunque no en qué circunstancias.

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