La suspensión del partido Israel - Argentina se convierte en una cuestión diplomática
El canciller argentino justifica que los jugadores no se sintieran con ánimos de jugar por "la campaña tan cruel" contra ellos
Mar Centenera
Buenos Aires, El País
Primero fue una llamada al máximo nivel. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, telefoneó a Mauricio Macri el martes para intentar que la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) revertiese la cancelación del partido amistoso entre Argentina e Israel que iba a jugarse el sábado en Jerusalén. No funcionó. Después, la comunidad judía en el país sudamericano criticó con dureza la suspensión. Anoche, el embajador israelí en Argentina, Ilan Sztulman, se reunió con el canciller argentino, Jorge Faurie. Pero tampoco hubo cambios. Este jueves, Faurie convocó una rueda de prensa para marcar distancias con la decisión, que corresponde a la AFA. Aún así, insinuó que el traslado de sede, de Haifa a Jerusalén, jugó en contra, al igual que la "campaña tan cruel" ejercida contra los jugadores por defensores de la causa palestina.
Argentina tiene una de las comunidades judías más grandes del mundo, pero cuenta también con una significativa población de origen musulmán. Conviven en paz en este país de larga tradición migratoria: recibió a judíos que huían del nazismo y a musulmanes que escapaban de guerras; la última, la siria. Los gobernantes han intentado siempre encontrar un equilibrio, aunque se han acercado más a una u otra comunidad según el contexto internacional y sus afinidades políticas. Al llegar a la Presidencia, Macri rompió con la aproximación a Irán que había iniciado Cristina Fernández de Kirchner y estrechó el vínculo con Israel. Como muestra de la nueva sintonía, Netanyahu visitó Buenos Aires el pasado septiembre y ambos países acordaron intensificar las relaciones comerciales. Pero el polémico reconocimiento de Donald Trump a Jerusalén como capital israelí ha puesto al Gobierno argentino en una posición incómoda.
"Argentina ya jugó en Jerusalén y no hubo todo el ruido que ha generado esto. El ruido tiene que ver con la expectativa que está asignada hoy a Jerusalén a partir de la decisión del Gobierno de Estados Unidos de trasladar su embajada [desde Tel Aviv]", dijo Faurie desde el Palacio San Martín. El canciller argentino recordó que la AFA cerró el acuerdo de jugar en Haifa, que "no tiene la connotación que hoy tiene Jerusalén".
"Fue una cosa incómoda"
Macri rompió el silencio sobre la conversación con Netanyahu. "Fue una cosa incómoda. El primer ministro me llamó. Hablamos dos veces para pedirme que intercediera, pero preferí decirle cuanto antes la verdad, que no se hiciera falsas ilusiones.Hay que ponerse en el lugar de las amenazas que recibió Messi y su familia", declaró el presidente argentino en un brindis con la prensa por el Día del periodista.
Los palestinos lanzaron una campaña contra el cambio de sede. "El gobierno israelí ha convertido un partido de fútbol en un arma política", escribió el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rayub, a su par argentino, Claudio Tapia. En la carta le advirtió que el partido se celebraría "para conmemorar el 70 aniversario del Estado de Israel". Jugadores e hinchas palestinos se sumaron a la campaña para pedir a Argentina que no jugase en Jerusalén, pero el golpe definitivo llegó en Barcelona. Durante un entrenamiento de la selección, una veintena de aficionados los recibieron al grito de "no vayan", "no laven la imagen de Israel" y exhibieron una camiseta albiceleste de Messi ensangrentada.
"Es de alguna manera comprensible que, a pesar de que la seguridad física estaba asegurada, [los jugadores] no se sintieran en un estado de ánimo por esta campaña tan cruel que se ejerció como presión psicológica", admitió Faurie. A través de un comunicado, la embajada israelí también atribuyó la suspensión del partido a las "amenazas y provocaciones dirigidas a Lionel Messi". Éstas "no son ajenas a la cotidianidad de la población civil en Israel cuyos deportistas, sin ir más lejos, han sido en numerosas oportunidades objeto de violencia y atentados", destacó la delegación diplomática.
Faurie aclaró que el partido no ha abierto una crisis diplomática y se mantiene la sintonía con el gobierno israelí. "Tenemos relaciones muy fructíferas, no sólo en términos políticos sino en términos económicos y comerciales", respondió a los medios. El fútbol ha estado detrás de varios quebraderos de cabeza gubernamentales en las últimas semanas. Los jugadores habían anulado previamente la visita prevista al Vaticano para ver al papa Francisco, conocido por su afición futbolística. Antes, un anuncio sobre el Mundial que parodiaba la homosexualidad provocó malestar en el Gobierno ruso, que ordenó a su embajador llamar a la cadena para retirarlo, y un manual de lengua rusa distribuido por la AFA a periodistas derivó en un escándalo por incluir consejos para seducir a mujeres rusas.
Mar Centenera
Buenos Aires, El País
Primero fue una llamada al máximo nivel. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, telefoneó a Mauricio Macri el martes para intentar que la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) revertiese la cancelación del partido amistoso entre Argentina e Israel que iba a jugarse el sábado en Jerusalén. No funcionó. Después, la comunidad judía en el país sudamericano criticó con dureza la suspensión. Anoche, el embajador israelí en Argentina, Ilan Sztulman, se reunió con el canciller argentino, Jorge Faurie. Pero tampoco hubo cambios. Este jueves, Faurie convocó una rueda de prensa para marcar distancias con la decisión, que corresponde a la AFA. Aún así, insinuó que el traslado de sede, de Haifa a Jerusalén, jugó en contra, al igual que la "campaña tan cruel" ejercida contra los jugadores por defensores de la causa palestina.
Argentina tiene una de las comunidades judías más grandes del mundo, pero cuenta también con una significativa población de origen musulmán. Conviven en paz en este país de larga tradición migratoria: recibió a judíos que huían del nazismo y a musulmanes que escapaban de guerras; la última, la siria. Los gobernantes han intentado siempre encontrar un equilibrio, aunque se han acercado más a una u otra comunidad según el contexto internacional y sus afinidades políticas. Al llegar a la Presidencia, Macri rompió con la aproximación a Irán que había iniciado Cristina Fernández de Kirchner y estrechó el vínculo con Israel. Como muestra de la nueva sintonía, Netanyahu visitó Buenos Aires el pasado septiembre y ambos países acordaron intensificar las relaciones comerciales. Pero el polémico reconocimiento de Donald Trump a Jerusalén como capital israelí ha puesto al Gobierno argentino en una posición incómoda.
"Argentina ya jugó en Jerusalén y no hubo todo el ruido que ha generado esto. El ruido tiene que ver con la expectativa que está asignada hoy a Jerusalén a partir de la decisión del Gobierno de Estados Unidos de trasladar su embajada [desde Tel Aviv]", dijo Faurie desde el Palacio San Martín. El canciller argentino recordó que la AFA cerró el acuerdo de jugar en Haifa, que "no tiene la connotación que hoy tiene Jerusalén".
"Fue una cosa incómoda"
Macri rompió el silencio sobre la conversación con Netanyahu. "Fue una cosa incómoda. El primer ministro me llamó. Hablamos dos veces para pedirme que intercediera, pero preferí decirle cuanto antes la verdad, que no se hiciera falsas ilusiones.Hay que ponerse en el lugar de las amenazas que recibió Messi y su familia", declaró el presidente argentino en un brindis con la prensa por el Día del periodista.
Los palestinos lanzaron una campaña contra el cambio de sede. "El gobierno israelí ha convertido un partido de fútbol en un arma política", escribió el presidente de la Federación Palestina de Fútbol, Jibril Rayub, a su par argentino, Claudio Tapia. En la carta le advirtió que el partido se celebraría "para conmemorar el 70 aniversario del Estado de Israel". Jugadores e hinchas palestinos se sumaron a la campaña para pedir a Argentina que no jugase en Jerusalén, pero el golpe definitivo llegó en Barcelona. Durante un entrenamiento de la selección, una veintena de aficionados los recibieron al grito de "no vayan", "no laven la imagen de Israel" y exhibieron una camiseta albiceleste de Messi ensangrentada.
"Es de alguna manera comprensible que, a pesar de que la seguridad física estaba asegurada, [los jugadores] no se sintieran en un estado de ánimo por esta campaña tan cruel que se ejerció como presión psicológica", admitió Faurie. A través de un comunicado, la embajada israelí también atribuyó la suspensión del partido a las "amenazas y provocaciones dirigidas a Lionel Messi". Éstas "no son ajenas a la cotidianidad de la población civil en Israel cuyos deportistas, sin ir más lejos, han sido en numerosas oportunidades objeto de violencia y atentados", destacó la delegación diplomática.
Faurie aclaró que el partido no ha abierto una crisis diplomática y se mantiene la sintonía con el gobierno israelí. "Tenemos relaciones muy fructíferas, no sólo en términos políticos sino en términos económicos y comerciales", respondió a los medios. El fútbol ha estado detrás de varios quebraderos de cabeza gubernamentales en las últimas semanas. Los jugadores habían anulado previamente la visita prevista al Vaticano para ver al papa Francisco, conocido por su afición futbolística. Antes, un anuncio sobre el Mundial que parodiaba la homosexualidad provocó malestar en el Gobierno ruso, que ordenó a su embajador llamar a la cadena para retirarlo, y un manual de lengua rusa distribuido por la AFA a periodistas derivó en un escándalo por incluir consejos para seducir a mujeres rusas.