Irak acelera las ejecuciones de presos del ISIS tras el asesinato de ocho policías
Al Abadi, que negocia un segundo mandato, intenta mostrar firmeza frente al chantaje de los yihadistas
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Haider al Abadi ha querido mostrar firmeza frente al chantaje del autodenominado Estado Islámico (ISIS) con la ejecución este viernes de 13 terroristas convictos. En medio de las negociaciones para formar un nuevo Gobierno, el primer ministro interino de Irak intentaba calmar la indignación popular tras aparecer los cadáveres mutilados de ocho policías secuestrados por el grupo. Su respuesta pone de relieve que, a pesar de los avances en la lucha contra el ISIS, Irak sigue atrapado en un círculo vicioso de violencia y venganza. La noche del jueves, el primer ministro anunció la "ejecución inmediata" de todos los condenados a muerte con sentencia firme.
Después de que un ufano Al Abadi anunciara el pasado diciembre el fin de la guerra contra el ISIS, el mundo se olvidó de Irak. Quince años de guerra son muchos años de repetir una y otra vez noticias de atentados, de expulsados de sus hogares y de miseria. Todos, incluidos los iraquíes, tenían ganas de creer que empezaban a salir del largo túnel de miserias que desató la intervención estadounidense de 2003. Las elecciones del pasado mayo daban además una oportunidad para castigar a los corruptos políticos que se han apropiado del país desde entonces.
Pero mientras estos se enzarzaban en el regateo de ver cómo sacar partido del fracturado resultado electoral y el mundo miraba a otras crisis, los iraquíes han seguido sufriendo las carencias diarias de luz, agua potable, sanidad, y un repunte de los atentados del ISIS. El vídeo que el grupo difundió el sábado pasado sólo fue la gota que colmó el vaso: mostraba a seis de los ocho policías que había secuestrado y amenazaba con matarlos en el plazo de tres días si el Gobierno no dejaba en libertad a “las presas suníes”, un eufemismo para referirse a sus militantes mujeres (el ISIS abraza una interpretación violenta del islam suní).
Se trataba del primer chantaje público del ISIS a las autoridades después de que lo dieran por derrotado. Para los iraquíes era además la prueba de que, a pesar de las declaraciones grandilocuentes de sus políticos, siguen sin estar seguros. El secuestro de los ocho policías y, lo que la opinión pública ha percibido como inacción oficial, se convirtió en el tema de discusión de todos los corrillos y debates televisivos.
Significativamente, hasta el gran ayatolá Ali Sistani, líder espiritual de los chiíes de Irak y que a diferencia del líder supremo iraní evita inmiscuirse en la política, ha pedido a los gobernantes que no se distraigan con la lucha de poder y se centre en derrotar al ISIS, informa Reuters.
Cuando el miércoles aparecieron los cuerpos, con signos de tortura, mutilaciones y con explosivos adheridos, cundió una sensación de derrota. La versión oficial de que, según las autopsias, los hombres habían sido asesinados antes de que expirase el plazo de los secuestradores y que el vídeo del ISIS era mera propaganda, no redujo el malestar. “Advertimos a políticos y funcionarios que no asistan al funeral”, rezaban pancartas colgadas en Kerbala, donde fueron enterrados los agentes.
Al Abadi, que a pesar de haber quedado tercero en las elecciones aspira a un segundo mandato como candidato de compromiso, ordenó a última hora del jueves “la ejecución inmediata en represalia de terroristas condenados a muerte que han agotado sus apelaciones”, según explicó en su Twitter. Al menos tres centenares de personas están en esa situación, incluidas mujeres y ciudadanos extranjeros, revelaron fuentes judiciales el pasado abril.
De momento, 13 han sido ejecutados este viernes. Aunque en un primer momento la oficina del primer ministro anunció que eran 12, el ministro de Justicia, Haider al Zamili, ha precisado que habían sido 13, informa la agencia France Presse. Se trata del segundo grupo de condenados a muerte ajusticiados este año, después de los 13 de hace unos meses, 11 de ellos también convictos de terrorismo. En 2017, otros 111 afrontaron la horca que es el sistema con el que Irak lleva a cabo la pena capital. Por primera vez, sin embargo, el Gobierno ha publicado fotos de las ejecuciones.
“Estas ejecuciones en masa marcan el alarmante y continuo uso de la pena de muerte por parte de las autoridades iraquíes”, declara a EL PAÍS Razaw Salihy, investigador de Amnistía Internacional para Irak. La organización, que hace campaña para la eliminación de la pena capital, insiste en que “solo juicios exhaustivos, justos y con transparencia ofrecerán justicia a las víctimas del ISIS y sus familias”.
Ángeles Espinosa
Dubái, El País
Haider al Abadi ha querido mostrar firmeza frente al chantaje del autodenominado Estado Islámico (ISIS) con la ejecución este viernes de 13 terroristas convictos. En medio de las negociaciones para formar un nuevo Gobierno, el primer ministro interino de Irak intentaba calmar la indignación popular tras aparecer los cadáveres mutilados de ocho policías secuestrados por el grupo. Su respuesta pone de relieve que, a pesar de los avances en la lucha contra el ISIS, Irak sigue atrapado en un círculo vicioso de violencia y venganza. La noche del jueves, el primer ministro anunció la "ejecución inmediata" de todos los condenados a muerte con sentencia firme.
Después de que un ufano Al Abadi anunciara el pasado diciembre el fin de la guerra contra el ISIS, el mundo se olvidó de Irak. Quince años de guerra son muchos años de repetir una y otra vez noticias de atentados, de expulsados de sus hogares y de miseria. Todos, incluidos los iraquíes, tenían ganas de creer que empezaban a salir del largo túnel de miserias que desató la intervención estadounidense de 2003. Las elecciones del pasado mayo daban además una oportunidad para castigar a los corruptos políticos que se han apropiado del país desde entonces.
Pero mientras estos se enzarzaban en el regateo de ver cómo sacar partido del fracturado resultado electoral y el mundo miraba a otras crisis, los iraquíes han seguido sufriendo las carencias diarias de luz, agua potable, sanidad, y un repunte de los atentados del ISIS. El vídeo que el grupo difundió el sábado pasado sólo fue la gota que colmó el vaso: mostraba a seis de los ocho policías que había secuestrado y amenazaba con matarlos en el plazo de tres días si el Gobierno no dejaba en libertad a “las presas suníes”, un eufemismo para referirse a sus militantes mujeres (el ISIS abraza una interpretación violenta del islam suní).
Se trataba del primer chantaje público del ISIS a las autoridades después de que lo dieran por derrotado. Para los iraquíes era además la prueba de que, a pesar de las declaraciones grandilocuentes de sus políticos, siguen sin estar seguros. El secuestro de los ocho policías y, lo que la opinión pública ha percibido como inacción oficial, se convirtió en el tema de discusión de todos los corrillos y debates televisivos.
Significativamente, hasta el gran ayatolá Ali Sistani, líder espiritual de los chiíes de Irak y que a diferencia del líder supremo iraní evita inmiscuirse en la política, ha pedido a los gobernantes que no se distraigan con la lucha de poder y se centre en derrotar al ISIS, informa Reuters.
Cuando el miércoles aparecieron los cuerpos, con signos de tortura, mutilaciones y con explosivos adheridos, cundió una sensación de derrota. La versión oficial de que, según las autopsias, los hombres habían sido asesinados antes de que expirase el plazo de los secuestradores y que el vídeo del ISIS era mera propaganda, no redujo el malestar. “Advertimos a políticos y funcionarios que no asistan al funeral”, rezaban pancartas colgadas en Kerbala, donde fueron enterrados los agentes.
Al Abadi, que a pesar de haber quedado tercero en las elecciones aspira a un segundo mandato como candidato de compromiso, ordenó a última hora del jueves “la ejecución inmediata en represalia de terroristas condenados a muerte que han agotado sus apelaciones”, según explicó en su Twitter. Al menos tres centenares de personas están en esa situación, incluidas mujeres y ciudadanos extranjeros, revelaron fuentes judiciales el pasado abril.
De momento, 13 han sido ejecutados este viernes. Aunque en un primer momento la oficina del primer ministro anunció que eran 12, el ministro de Justicia, Haider al Zamili, ha precisado que habían sido 13, informa la agencia France Presse. Se trata del segundo grupo de condenados a muerte ajusticiados este año, después de los 13 de hace unos meses, 11 de ellos también convictos de terrorismo. En 2017, otros 111 afrontaron la horca que es el sistema con el que Irak lleva a cabo la pena capital. Por primera vez, sin embargo, el Gobierno ha publicado fotos de las ejecuciones.
“Estas ejecuciones en masa marcan el alarmante y continuo uso de la pena de muerte por parte de las autoridades iraquíes”, declara a EL PAÍS Razaw Salihy, investigador de Amnistía Internacional para Irak. La organización, que hace campaña para la eliminación de la pena capital, insiste en que “solo juicios exhaustivos, justos y con transparencia ofrecerán justicia a las víctimas del ISIS y sus familias”.