Europa cierra filas ante la escalada proteccionista de Estados Unidos
Los países de la UE se preparan para el peor escenario ante las amenazas de Trump
Álvaro Sánchez
Bruselas, El País
La UE ha ido derribando, una tras otra, barreras comerciales. Una vez eliminadas dentro, los Veintiocho han cerrado numerosos acuerdos de libre circulación de mercancías con terceros países y negocian otros tantos. EE UU, su principal socio, ha puesto freno a esa tendencia: Washington ha impuesto los primeros aranceles (sobre el aluminio y el acero) y amenaza ahora a la joya de la corona alemana, la industria automovilística. Los socios buscaban anoche en la cumbre de líderes europeos una respuesta común a ese desafío.
La Unión Europea busca protegerse ante una eventual escalada de tensiones con Estados Unidos. Los Veintiocho preparaban anoche un mensaje de unidad frente a las amenazas que han erosionado la relación transatlántica, con especial énfasis en la guerra comercial desatada desde marzo.
Los gravámenes al aluminio y el acero no han saciado la fiebre proteccionista del presidente estadounidense. En el punto de mira de Donald Trump se encuentra ahora la potente industria automovilística europea, un sector estratégico para la maquinaria exportadora alemana —sede de gigantes como Volkswagen, Daimler y BMW— y fuente de empleo en otros muchos Estados miembros. EE UU amaga con imponer nuevas tasas si Europa no rebaja los impuestos a los vehículos norteamericanos, y la UE ya ha advertido de que no dejará ninguna acción sin reacción.
“Debemos estar preparados para el peor escenario”, alertó al respecto el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que arrancó este jueves en Bruselas. Italia bloqueaba anoche las conclusiones sobre todos los puntos de la agenda de la reunión, incluido el referido a las tensiones comerciales, en un órdago para lograr que sus demandas sobre migración ganen tracción.
Pese a la ausencia de mensajes oficiales debido al veto promovido por Roma, el borrador de conclusiones previo al encuentro de líderes manifestaba a las claras el malestar europeo. El texto abre la puerta a nuevas represalias comerciales, pide modernizar y dar nuevos poderes a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y avala la decisión de la Comisión Europea de denunciar a Estados Unidos ante dicho organismo por los aranceles. “No pueden justificarse por razones de seguridad nacional. El Consejo Europeo apoya plenamente las medidas de reequilibrio. La UE debe responder a todas las acciones de naturaleza claramente proteccionista”, afirma el citado borrador.
Entre bambalinas, fuentes diplomáticas no descartan la eventualidad de un choque de mayores proporciones con EE UU. Aunque resulta complicado prever hasta dónde puede llegar el reto comercial de Trump, siempre dispuesto a elevar la apuesta un punto más, si algo no falta en la prudente Bruselas son planes de contingencia y listas de escenarios hipotéticos. La Comisión Europea, el FMI y el BCE ya han avisado de que las guerras comerciales no tienen ganadores, aunque Trump, en uno de sus habituales alardes, se haya jactado de que le será fácil vencer. La más expresiva al respecto fue ayer la presidenta lituana, Dalia Grybauskaité: "Ojo por ojo y ambos guerreros se quedarán ciegos", escribió en su cuenta de Twitter.
Una respuesta ágil
La rápida respuesta europea a los aranceles estadounidenses —gravó unos 350 productos, desde motocicletas Harley Davidson a Levi’s, bourbon o barcos de recreo— fue este jueves citada como ejemplo de cómo debe actuar la UE en otras agendas. Fuentes francesas calificaron la veloz réplica comunitaria de modélica, y llamaron a imitarla en asuntos como la migración, el tema que amenaza con abrir una brecha entre los socios. Nada de eso ha detenido, sin embargo, a Trump, que este jueves amenazaba con castigar con subidas arancelarias a varias empresas europeas que participan en la construcción del gasoducto Nordstream 2.
A diferencia de lo que sucede en el reparto de las cargas de la migración o la reforma de la eurozona, y a semejanza de lo que ocurre en la respuesta comunitaria al Brexit, la UE ha cerrado filas en la batalla comercial. La ausencia de divergencias a la hora de identificar al culpable de haber desatado el problema ha contribuido a esa unanimidad. “Pese a nuestros incansables esfuerzos para mantener la unidad de Occidente, las relaciones transatlánticas están bajo una inmensa presión debido a las políticas del presidente Trump”, señaló Tusk esta semana.
Las derivadas del alejamiento de Estados Unidos se escenificarán también en otros ámbitos. Durante la cumbre, la UE busca profundizar en su propio proyecto de coordinación en materia de defensa en paralelo a la OTAN, ante la desconfianza que despierta que la seguridad europea dependa en parte del estado de ánimo de Trump.
Álvaro Sánchez
Bruselas, El País
La UE ha ido derribando, una tras otra, barreras comerciales. Una vez eliminadas dentro, los Veintiocho han cerrado numerosos acuerdos de libre circulación de mercancías con terceros países y negocian otros tantos. EE UU, su principal socio, ha puesto freno a esa tendencia: Washington ha impuesto los primeros aranceles (sobre el aluminio y el acero) y amenaza ahora a la joya de la corona alemana, la industria automovilística. Los socios buscaban anoche en la cumbre de líderes europeos una respuesta común a ese desafío.
La Unión Europea busca protegerse ante una eventual escalada de tensiones con Estados Unidos. Los Veintiocho preparaban anoche un mensaje de unidad frente a las amenazas que han erosionado la relación transatlántica, con especial énfasis en la guerra comercial desatada desde marzo.
Los gravámenes al aluminio y el acero no han saciado la fiebre proteccionista del presidente estadounidense. En el punto de mira de Donald Trump se encuentra ahora la potente industria automovilística europea, un sector estratégico para la maquinaria exportadora alemana —sede de gigantes como Volkswagen, Daimler y BMW— y fuente de empleo en otros muchos Estados miembros. EE UU amaga con imponer nuevas tasas si Europa no rebaja los impuestos a los vehículos norteamericanos, y la UE ya ha advertido de que no dejará ninguna acción sin reacción.
“Debemos estar preparados para el peor escenario”, alertó al respecto el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que arrancó este jueves en Bruselas. Italia bloqueaba anoche las conclusiones sobre todos los puntos de la agenda de la reunión, incluido el referido a las tensiones comerciales, en un órdago para lograr que sus demandas sobre migración ganen tracción.
Pese a la ausencia de mensajes oficiales debido al veto promovido por Roma, el borrador de conclusiones previo al encuentro de líderes manifestaba a las claras el malestar europeo. El texto abre la puerta a nuevas represalias comerciales, pide modernizar y dar nuevos poderes a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y avala la decisión de la Comisión Europea de denunciar a Estados Unidos ante dicho organismo por los aranceles. “No pueden justificarse por razones de seguridad nacional. El Consejo Europeo apoya plenamente las medidas de reequilibrio. La UE debe responder a todas las acciones de naturaleza claramente proteccionista”, afirma el citado borrador.
Entre bambalinas, fuentes diplomáticas no descartan la eventualidad de un choque de mayores proporciones con EE UU. Aunque resulta complicado prever hasta dónde puede llegar el reto comercial de Trump, siempre dispuesto a elevar la apuesta un punto más, si algo no falta en la prudente Bruselas son planes de contingencia y listas de escenarios hipotéticos. La Comisión Europea, el FMI y el BCE ya han avisado de que las guerras comerciales no tienen ganadores, aunque Trump, en uno de sus habituales alardes, se haya jactado de que le será fácil vencer. La más expresiva al respecto fue ayer la presidenta lituana, Dalia Grybauskaité: "Ojo por ojo y ambos guerreros se quedarán ciegos", escribió en su cuenta de Twitter.
Una respuesta ágil
La rápida respuesta europea a los aranceles estadounidenses —gravó unos 350 productos, desde motocicletas Harley Davidson a Levi’s, bourbon o barcos de recreo— fue este jueves citada como ejemplo de cómo debe actuar la UE en otras agendas. Fuentes francesas calificaron la veloz réplica comunitaria de modélica, y llamaron a imitarla en asuntos como la migración, el tema que amenaza con abrir una brecha entre los socios. Nada de eso ha detenido, sin embargo, a Trump, que este jueves amenazaba con castigar con subidas arancelarias a varias empresas europeas que participan en la construcción del gasoducto Nordstream 2.
A diferencia de lo que sucede en el reparto de las cargas de la migración o la reforma de la eurozona, y a semejanza de lo que ocurre en la respuesta comunitaria al Brexit, la UE ha cerrado filas en la batalla comercial. La ausencia de divergencias a la hora de identificar al culpable de haber desatado el problema ha contribuido a esa unanimidad. “Pese a nuestros incansables esfuerzos para mantener la unidad de Occidente, las relaciones transatlánticas están bajo una inmensa presión debido a las políticas del presidente Trump”, señaló Tusk esta semana.
Las derivadas del alejamiento de Estados Unidos se escenificarán también en otros ámbitos. Durante la cumbre, la UE busca profundizar en su propio proyecto de coordinación en materia de defensa en paralelo a la OTAN, ante la desconfianza que despierta que la seguridad europea dependa en parte del estado de ánimo de Trump.