En Quillacollo hay al menos cinco elefantes blancos de Evo Cumple
A la terminal se suma el complejo de rácquet, dos hogares de acogida y el matadero. Ninguno funciona. Según el Concejo, falta la contraparte edil.
Leny Chuquimia / Quillacollo
Cubierta de tierra y telarañas, la terminal de Quillacollo es una de las obras del programa Bolivia Cambia, Evo Cumple que se deteriora en el abandono. Junto al Complejo de Rácquet, la Casa del Adulto Mayor, el Hogar del Niño, Niña y Adolescente y el Matadero suman cinco las infraestructuras que se han convertido en elefantes blancos en ese municipio cochabambino. Sólo tres de ellas costaron 35 millones de bolivianos.
“La Terminal es un elefante blanco. Es una obra de una inversión millonaria que está en el abandono. Y como esta, son varias las que no se usan, no sólo en Quillacollo”, dijo Eduardo Sarmiento (UD), asambleísta departamental de Cochabamba.
No hay vías de acceso, zanjas rodean el perímetro.
El presidente del Concejo Municipal de Quillacollo, Víctor Osinaga (MAS), aseguró que falta voluntad política del alcalde, Eduardo Mérida. “Porque son del Evo Cumple, (el burgomaestre) no las pone en funcionamiento. Es político”, dijo.
Terminal vacía y sin accesos
En la parte sur de Quillacollo, al final de una vía de tierra llena de baches, se levanta la Terminal Interprovincial. Desde el camino, la megainfraestructura parece hundida, por debajo del nivel de los terrenos adyacentes. Una zanja, a modo de perímetro, trata de corregir esa falla.
La construcción empezó en 2015 con una inversión inicial de 18 millones de bolivianos, de los cuales 15 correspondían al programa Evo Cumple y tres al municipio. Según las plaquetas de la fachada, fue terminada hace un par de meses; pero hasta hoy no entra en funcionamiento.
Cuando fue anunciado, el proyecto era el más importante de un conjunto de seis aprobados para ser financiados por el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple. Sin embargo, el proceso de edificación fue interrumpido varias veces. Errores en el diseño, sobreprecios, fallas en la construcción y falta de planificación fueron las observaciones que aún impiden su puesta en marcha.
La infraestructura terminada está vacía.
“Ya en las lluvias pasadas se inundó todo, porque está por debajo del nivel del suelo. El agua se ha entrado por el piso y también por las paredes”, cuenta el asambleísta departamental Freddy Gonzales (UD).
Como resabio de la “inundación”, los alrededores de la infraestructura siguen cubiertos de un lodo reseco y resquebrajado. “No hay sistema pluvial”, afirmó.
La Terminal ostenta dos plaquetas que, aunque son completamente nuevas, están cubiertas de polvo, al igual que todas las ventanas, puertas, rejas o pasamanos. No hay más habitante -o portero- que un perro viejo y juguetón, acostumbrado a pedir comida y cariño a los extraños.
Sus pisadas son las únicas huellas en la capa de tierra que se asentaron en gradas y pasillos. En los alrededores no hay calles pavimentadas, parqueos o accesos.
Las barandas externas no son un obstáculo para el ingreso y las puertas de vidrio, que separan lo que serían los andenes de las oficinas, apenas se sujetan con cables retorcidos. Hay extintores en las paredes y en las esquinas, material de construcción que, pese a la falta de seguridad, no fue sacado.
El presidente del Concejo Municipal de Quillacollo informó que la Terminal tuvo financiamiento del programa Evo Cumple, pero que el proyecto a diseño final y la contratación de la empresa constructora fueron responsabilidad del Alcalde.
El escenario deportivo fue sometido a mantenimiento en miras a los Suramericanos.
Foto: Freddy Barragán / Página Siete
“Tras licitar la obra se dieron cuenta que el proyecto estaba mal elaborado y se tuvo que reformular. Ahí surgió un sobreprecio por unos mesones de mármol. Hubo una disputa con el Concejo”, dijo Osinaga.
Añadió que en el proyecto a diseño final no se consideró el presupuesto para las obras complementarias, como la pavimentación de las áreas de circulación y de los parqueos y la implementación de un sistema pluvial. “Calculamos que para que empiece a funcionar se necesitan tres millones de bolivianos más, que debería inyectar la Alcaldía pero hasta hoy no se han presupuestado”.
Un rácquet de lujo, cerrado
A pocas cuadras de la Terminal está el “Complejo Municipal de Raquet-ball”. La infraestructura, con canchas y oficinas, fue terminada en 2017 pero hasta la fecha no ha sido estrenada, ni siquiera para los Juegos Suramericanos que se disputan en Cochabamba.
En el ingreso, una plaqueta especifica que es una obra del programa Bolivia Cambia, Evo Cumple y que demandó un financiamiento de 7,9 millones de bolivianos. En el interior hay un olor a pintura, a cera... a nuevo.
Las infraestructuras tienen plaquetas de fin de las obras.
“Dicen que la van a entregar en estos días. Para que entrenen debe ser”, comenta la cuidadora del espacio deportivo.
La fachada tiene manchas de filtraciones resultado de las lluvias que activaron la declaratoria de emergencia en el municipio de Quillacollo. No hay muro perimetral, las jardineras están inconclusas y rodeadas de espinas. El cemento del patio es reciente y está lleno de escombros y basura donde juegan perros.
“Las plaquetas datan de 2017, es decir que en un año no ha funcionado. Podría haber servido para estos Suramericanos”, señala el asambleísta Sarmiento.
La infraestructura está terminada pero vacía. Fuera de las butacas, no hay equipamiento ni para deportistas ni para el área administrativa.
10 años esperando el matadero
“Hermoso terreno con mucho potencial económico por la pronta inauguración del matadero de Quillacollo. Muy conveniente para matarifes”, señalan anuncios en periódicos e inmobiliarias que han puesto el ojo en Cotapachi, localidad en la que desde 2012 se construye el centro de faeneo edil.
Ocho hectáreas albergan hoy un tinglado y un edificio de ladrillo y cemento que desde hace dos años se mantiene en obra gruesa. Una herencia que pasó ya por tres alcaldes.
“Es uno de los proyectos que nos preocupa de sobremanera. El actual matadero está en etapa de cierre porque no cumple con las condiciones. En diciembre va a dejar de funcionar y no sabemos qué haremos porque no hay dinero para terminar el nuevo”, asegura Osinaga.
Las canchas del complejo de rácquet son reglamentarias.
En 2008, con el financiamiento de nueve millones de bolivianos del programa Evo Cumple, el entonces alcalde Hugo Miguel Candia anunció la construcción del nuevo matadero.
Tres años después, la obra estaba en nada y el dueño de GAZA, la empresa constructora que se adjudicó la proyecto, fue detenido por incumplimiento de contrato y cobro irregular de un anticipo de dos millones de bolivianos.
Ante las irregularidades que evitaban la ejecución de la obra, en 2012 el alcalde Charles Becerra daba cuenta de una carta enviada por el Gobierno de Venezuela que le comunicaba la decisión de cortar el financiamiento gestionado a través Evo Cumple.
Con dos millones de bolivianos perdidos y sin avance en obras, en 2013 se firmó un nuevo contrato con el saldo del financiamiento.
“Y ahí se quedó. En 2015 hubo una nueva paralización con toda la obra gruesa y parte de la fina. Becerra ejecutó esa primera fase pero Mérida, el actual alcalde, es quien la entrega y ya no continúa con la segunda etapa, que consta del equipamiento, los accesos y las plantas de tratamiento de aguas”, dice el legislador edil.
Según los matarifes, estas obras pendientes costarán 50 millones de bolivianos. Para Osinaga, “no hay posibilidad de financiamiento”. “No hay proyecto a diseño final para buscar el dinero e implementar la segunda fase”, sostiene.
Dos hogares en la nada
A la lista de obras abandonadas y sin uso en Quillacollo se suma la Casa del Adulto Mayor y el Hogar para Niños, Niñas y Adolescentes. Este último fue concluido hace casi dos años pero por falta de equipamiento hasta el momento no es utilizado.
“En el caso del centro de atención para las personas de la tercera edad el convenio con la UPRE decía que la construcción debía durar un año y al siguiente debía equiparse para entrar en funcionamiento. Pero ya son tres años y aún no se ha terminado”, denuncia Osinaga.
Cuatro de las cinco obras abandonadas corresponden a las seis que el actual Alcalde solicitó al programa Bolivia Cambia, Evo Cumple en 2015 y que en conjunto requerían una inversión de 56 millones de bolivianos. En el aniversario del municipio, ese año, el Presidente entregó el cheque por el 20% de la inversión, por lo que fue nombrado Hijo Predilecto de Quillacollo.
Página Siete buscó la contraparte de la Alcaldía. En primera instancia la unidad de Comunicación derivó la solicitud a la Dirección de Obras Publicas, cuyo responsable dijo que no tenía autorización para dar información. Después, el burgomaestre Mérida no contestó a las llamadas.
Disputas políticas
Intereses “Estas obras se han convertido en elefantes blancos. Parece que el Alcalde no quiere ponerlas en marcha sólo porque son del Presidente “, indicó Osinaga.
Reelección El alcalde Mérida apoyó la campaña por la reelección de Morales y entabló una relación cercana con el oficialismo. Sin embargo hubo después una ruptura.
Programa Bolivia Cambia, Evo Cumple se suspendió por un año para dar prioridad a proyectos productivos.
Leny Chuquimia / Quillacollo
Cubierta de tierra y telarañas, la terminal de Quillacollo es una de las obras del programa Bolivia Cambia, Evo Cumple que se deteriora en el abandono. Junto al Complejo de Rácquet, la Casa del Adulto Mayor, el Hogar del Niño, Niña y Adolescente y el Matadero suman cinco las infraestructuras que se han convertido en elefantes blancos en ese municipio cochabambino. Sólo tres de ellas costaron 35 millones de bolivianos.
“La Terminal es un elefante blanco. Es una obra de una inversión millonaria que está en el abandono. Y como esta, son varias las que no se usan, no sólo en Quillacollo”, dijo Eduardo Sarmiento (UD), asambleísta departamental de Cochabamba.
No hay vías de acceso, zanjas rodean el perímetro.
El presidente del Concejo Municipal de Quillacollo, Víctor Osinaga (MAS), aseguró que falta voluntad política del alcalde, Eduardo Mérida. “Porque son del Evo Cumple, (el burgomaestre) no las pone en funcionamiento. Es político”, dijo.
Terminal vacía y sin accesos
En la parte sur de Quillacollo, al final de una vía de tierra llena de baches, se levanta la Terminal Interprovincial. Desde el camino, la megainfraestructura parece hundida, por debajo del nivel de los terrenos adyacentes. Una zanja, a modo de perímetro, trata de corregir esa falla.
La construcción empezó en 2015 con una inversión inicial de 18 millones de bolivianos, de los cuales 15 correspondían al programa Evo Cumple y tres al municipio. Según las plaquetas de la fachada, fue terminada hace un par de meses; pero hasta hoy no entra en funcionamiento.
Cuando fue anunciado, el proyecto era el más importante de un conjunto de seis aprobados para ser financiados por el programa Bolivia Cambia, Evo Cumple. Sin embargo, el proceso de edificación fue interrumpido varias veces. Errores en el diseño, sobreprecios, fallas en la construcción y falta de planificación fueron las observaciones que aún impiden su puesta en marcha.
La infraestructura terminada está vacía.
“Ya en las lluvias pasadas se inundó todo, porque está por debajo del nivel del suelo. El agua se ha entrado por el piso y también por las paredes”, cuenta el asambleísta departamental Freddy Gonzales (UD).
Como resabio de la “inundación”, los alrededores de la infraestructura siguen cubiertos de un lodo reseco y resquebrajado. “No hay sistema pluvial”, afirmó.
La Terminal ostenta dos plaquetas que, aunque son completamente nuevas, están cubiertas de polvo, al igual que todas las ventanas, puertas, rejas o pasamanos. No hay más habitante -o portero- que un perro viejo y juguetón, acostumbrado a pedir comida y cariño a los extraños.
Sus pisadas son las únicas huellas en la capa de tierra que se asentaron en gradas y pasillos. En los alrededores no hay calles pavimentadas, parqueos o accesos.
Las barandas externas no son un obstáculo para el ingreso y las puertas de vidrio, que separan lo que serían los andenes de las oficinas, apenas se sujetan con cables retorcidos. Hay extintores en las paredes y en las esquinas, material de construcción que, pese a la falta de seguridad, no fue sacado.
El presidente del Concejo Municipal de Quillacollo informó que la Terminal tuvo financiamiento del programa Evo Cumple, pero que el proyecto a diseño final y la contratación de la empresa constructora fueron responsabilidad del Alcalde.
El escenario deportivo fue sometido a mantenimiento en miras a los Suramericanos.
Foto: Freddy Barragán / Página Siete
“Tras licitar la obra se dieron cuenta que el proyecto estaba mal elaborado y se tuvo que reformular. Ahí surgió un sobreprecio por unos mesones de mármol. Hubo una disputa con el Concejo”, dijo Osinaga.
Añadió que en el proyecto a diseño final no se consideró el presupuesto para las obras complementarias, como la pavimentación de las áreas de circulación y de los parqueos y la implementación de un sistema pluvial. “Calculamos que para que empiece a funcionar se necesitan tres millones de bolivianos más, que debería inyectar la Alcaldía pero hasta hoy no se han presupuestado”.
Un rácquet de lujo, cerrado
A pocas cuadras de la Terminal está el “Complejo Municipal de Raquet-ball”. La infraestructura, con canchas y oficinas, fue terminada en 2017 pero hasta la fecha no ha sido estrenada, ni siquiera para los Juegos Suramericanos que se disputan en Cochabamba.
En el ingreso, una plaqueta especifica que es una obra del programa Bolivia Cambia, Evo Cumple y que demandó un financiamiento de 7,9 millones de bolivianos. En el interior hay un olor a pintura, a cera... a nuevo.
Las infraestructuras tienen plaquetas de fin de las obras.
“Dicen que la van a entregar en estos días. Para que entrenen debe ser”, comenta la cuidadora del espacio deportivo.
La fachada tiene manchas de filtraciones resultado de las lluvias que activaron la declaratoria de emergencia en el municipio de Quillacollo. No hay muro perimetral, las jardineras están inconclusas y rodeadas de espinas. El cemento del patio es reciente y está lleno de escombros y basura donde juegan perros.
“Las plaquetas datan de 2017, es decir que en un año no ha funcionado. Podría haber servido para estos Suramericanos”, señala el asambleísta Sarmiento.
La infraestructura está terminada pero vacía. Fuera de las butacas, no hay equipamiento ni para deportistas ni para el área administrativa.
10 años esperando el matadero
“Hermoso terreno con mucho potencial económico por la pronta inauguración del matadero de Quillacollo. Muy conveniente para matarifes”, señalan anuncios en periódicos e inmobiliarias que han puesto el ojo en Cotapachi, localidad en la que desde 2012 se construye el centro de faeneo edil.
Ocho hectáreas albergan hoy un tinglado y un edificio de ladrillo y cemento que desde hace dos años se mantiene en obra gruesa. Una herencia que pasó ya por tres alcaldes.
“Es uno de los proyectos que nos preocupa de sobremanera. El actual matadero está en etapa de cierre porque no cumple con las condiciones. En diciembre va a dejar de funcionar y no sabemos qué haremos porque no hay dinero para terminar el nuevo”, asegura Osinaga.
Las canchas del complejo de rácquet son reglamentarias.
En 2008, con el financiamiento de nueve millones de bolivianos del programa Evo Cumple, el entonces alcalde Hugo Miguel Candia anunció la construcción del nuevo matadero.
Tres años después, la obra estaba en nada y el dueño de GAZA, la empresa constructora que se adjudicó la proyecto, fue detenido por incumplimiento de contrato y cobro irregular de un anticipo de dos millones de bolivianos.
Ante las irregularidades que evitaban la ejecución de la obra, en 2012 el alcalde Charles Becerra daba cuenta de una carta enviada por el Gobierno de Venezuela que le comunicaba la decisión de cortar el financiamiento gestionado a través Evo Cumple.
Con dos millones de bolivianos perdidos y sin avance en obras, en 2013 se firmó un nuevo contrato con el saldo del financiamiento.
“Y ahí se quedó. En 2015 hubo una nueva paralización con toda la obra gruesa y parte de la fina. Becerra ejecutó esa primera fase pero Mérida, el actual alcalde, es quien la entrega y ya no continúa con la segunda etapa, que consta del equipamiento, los accesos y las plantas de tratamiento de aguas”, dice el legislador edil.
Según los matarifes, estas obras pendientes costarán 50 millones de bolivianos. Para Osinaga, “no hay posibilidad de financiamiento”. “No hay proyecto a diseño final para buscar el dinero e implementar la segunda fase”, sostiene.
Dos hogares en la nada
A la lista de obras abandonadas y sin uso en Quillacollo se suma la Casa del Adulto Mayor y el Hogar para Niños, Niñas y Adolescentes. Este último fue concluido hace casi dos años pero por falta de equipamiento hasta el momento no es utilizado.
“En el caso del centro de atención para las personas de la tercera edad el convenio con la UPRE decía que la construcción debía durar un año y al siguiente debía equiparse para entrar en funcionamiento. Pero ya son tres años y aún no se ha terminado”, denuncia Osinaga.
Cuatro de las cinco obras abandonadas corresponden a las seis que el actual Alcalde solicitó al programa Bolivia Cambia, Evo Cumple en 2015 y que en conjunto requerían una inversión de 56 millones de bolivianos. En el aniversario del municipio, ese año, el Presidente entregó el cheque por el 20% de la inversión, por lo que fue nombrado Hijo Predilecto de Quillacollo.
Página Siete buscó la contraparte de la Alcaldía. En primera instancia la unidad de Comunicación derivó la solicitud a la Dirección de Obras Publicas, cuyo responsable dijo que no tenía autorización para dar información. Después, el burgomaestre Mérida no contestó a las llamadas.
Disputas políticas
Intereses “Estas obras se han convertido en elefantes blancos. Parece que el Alcalde no quiere ponerlas en marcha sólo porque son del Presidente “, indicó Osinaga.
Reelección El alcalde Mérida apoyó la campaña por la reelección de Morales y entabló una relación cercana con el oficialismo. Sin embargo hubo después una ruptura.
Programa Bolivia Cambia, Evo Cumple se suspendió por un año para dar prioridad a proyectos productivos.