EE UU iniste en que Pyongyang renuncie a la bomba atómica
El secretario de Defensa, James Mattis, insiste en que la desnuclearización de la península sea “completa, verificable e irreversible”
Paloma Almoguera
Singapur, El País
El objetivo permanece intacto. Estados Unidos busca una desnuclearización “completa, verificable e irreversible” de Corea del Norte, ha enfatizado este sábado el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, en el Diálogo Shangri-La en Singapur, el principal foro anual de seguridad en Asia. Lo hacía apenas horas después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, diera luz verde —por segunda vez— a la cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, prevista en este país asiático el próximo 12 de junio.
Hablando frente a sus principales socios asiáticos, entre ellos sus homólogos de Corea del Sur y Japón, el tono de Mattis hacia Pyongyang fue notablemente más firme que el utilizado el viernes por Trump para anunciar que la cumbre en Singapur sale adelante, después de cancelarla él mismo hace 10 días. Mientras Trump indicaba en Washington que había tratado con el enviado de Corea del Norte, Kim Jong-chol, mano derecha de Kim Jong-un, la situación de los 28.000 soldados que EE UU mantiene desplegados en Corea del Sur —garantes de la seguridad de dicho país durante décadas—, Mattis se apresuraba a descartar que se vaya a tomar ninguna decisión al respecto de forma inminente.
“Ese asunto no estará sobre la mesa en las conversaciones del 12 de junio en Singapur”, aseguró taxativo. “Cualquier discusión sobre ese tema se producirá de forma separada entre Estados Unidos y Corea del Sur”, respondió Mattis, al ser preguntado si la reducción o retirada de las tropas estadounidenses en Corea del Sur se contemplaba como contrapartida a una eventual desnuclearización por parte de Pyongyang. Pero Mattis quiso disipar dudas sobre el compromiso de Washington con sus socios. El militar subrayó que esa discusión solo será viable en caso de que sea “verificable” que Corea del Norte se ha deshecho de su arsenal nuclear, que el hermético régimen considera su máxima garantía de seguridad.
Unas exigencias que los analistas coinciden en que serán, cuando menos, difíciles de satisfacer, lo que Trump admitió el viernes indirectamente al sugerir que el encuentro en Singapur será el primero de, seguramente, muchos otros. Conciliador, el presidente estadounidense también aseguró que la campaña de “presión máxima” queda en suspenso, descartando nuevas sanciones económicas al régimen norcoreano mientras las charlas se producen. Las últimas, el mayor paquete hasta la fecha, se remontan a febrero y fueron avaladas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Mattis: “Estados Unidos está en el Indo-Pacífico para quedarse”
El secretario de Defensa estadounidense no se abstuvo a la hora de acusar a China de “intimidación y coerción” en el Indo-Pacífico por sus maniobras y expansión en el mar de la China Meridional. En línea con la contundencia con la que se expresaba el año, cuando se estrenaba en la región con su participación en el Diálogo Shangri-La, Mattis enfatizó que Estados Unidos no piensa abandonar su rol en la zona, cuestionado por la aparente falta de estrategia o la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo Transpacífico (TPP). “Que nadie se lleve a engaño, América está en el Indo-Pacífico (el término preferido de la administración de Trump para referirse a la región, aliándose con India en oposición a China) para quedarse. Este es nuestro enclave prioritario”, remarcó.
Por su parte, el primer ministro indio, Narendra Modi, presente en la cita el viernes, exhortó a los países del Indo-Pacífico a “unirse contra el proteccionismo y las tensiones fronterizas, incluyendo aquellas en aguas internacionales, por la prosperidad de todos”.
Mattis adoptó también una postura amistosa al desconsiderar la vía militar contra Corea del Norte actualmente. “Esto lleva siendo un asunto diplomático desde hace meses”, insistió el secretario de Defensa. “Creo que las esperanzas de todos están con los diplomáticos que trabajan cada día por la desnuclearización verificable e irreversible de la península (coreana)”.
Fue, no obstante, el ministro de Defensa surcoreano, Song Youngmoo, quien se pronunció con mayor optimismo. Calificando la cumbre entre EE UU y Corea del Norte como una oportunidad “histórica” —se trata, dijo, del “primer paso en la dirección correcta”—, el ministro instó a creer en la buena voluntad de su vecino del Norte, con el que sigue técnicamente en guerra. “Confío en que Corea del Norte está decidida a hacer historia. Solo porque en el pasado hemos sido engañados por Corea del Norte, no quiere decir que sea así en el futuro. Si pensamos así, no podremos avanzar”, añadió.
Mucho más cauto fue su homólogo japonés, Itsunori Onodera. El ministro nipón defendió que se mantenga la “máxima presión” sobre Pyongyang y recalcó la importancia de no compensar a Corea del Norte “solo porque quieran dialogar”. El representante de Japón, país que durante años formó parte de las fracasadas conversaciones a seis bandas para desnuclearizar el régimen norcoreano (junto a las dos Coreas, China, EE UU y Rusia), advirtió de que en el pasado Pyongyang ha pretendido buscar la reconciliación, para después emprender nuevos test nucleares.
Onodera también urgió a que la cumbre entre EE UU y Corea del Norte ofrezca resultados “concretos” sobre la eliminación de todos los misiles balísticos que el régimen posee, no solo los intercontinentales (los que pueden llegar a suelo estadounidense). Hasta dos misiles de alcance intermedio lanzados por Pyongyang sobrevolaron el año pasado Japón antes de caer al océano.
Pese a que se ha especulado con la posible participación del presidente surcoreano, Moon Jae-in, en la cumbre en Singapur, se espera que su papel sería, en todo caso, de mediador. “Los asuntos clave de las relaciones bilaterales (entre Estados Unidos y Corea del Sur) se tienen que resolver primero. Moon tiene preocupaciones propias, pero entiende que su papel en esta cumbre no sería negociar en pos de los intereses surcoreanos, sino asegurar que se produzcan las discusiones”, prevé Graham Ong-Webb, investigador de la Escuela de Estudios Internacionales Rajaratnam, de Singapur.
A 10 días del histórico encuentro, un equipo de negociadores de ambos países se encuentra en Singapur para ultimar los detalles de la cumbre, cuyo lugar de celebración dentro de la isla, entre otras muchas cosas, sigue siendo una incógnita.
Paloma Almoguera
Singapur, El País
El objetivo permanece intacto. Estados Unidos busca una desnuclearización “completa, verificable e irreversible” de Corea del Norte, ha enfatizado este sábado el secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, en el Diálogo Shangri-La en Singapur, el principal foro anual de seguridad en Asia. Lo hacía apenas horas después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, diera luz verde —por segunda vez— a la cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un, prevista en este país asiático el próximo 12 de junio.
Hablando frente a sus principales socios asiáticos, entre ellos sus homólogos de Corea del Sur y Japón, el tono de Mattis hacia Pyongyang fue notablemente más firme que el utilizado el viernes por Trump para anunciar que la cumbre en Singapur sale adelante, después de cancelarla él mismo hace 10 días. Mientras Trump indicaba en Washington que había tratado con el enviado de Corea del Norte, Kim Jong-chol, mano derecha de Kim Jong-un, la situación de los 28.000 soldados que EE UU mantiene desplegados en Corea del Sur —garantes de la seguridad de dicho país durante décadas—, Mattis se apresuraba a descartar que se vaya a tomar ninguna decisión al respecto de forma inminente.
“Ese asunto no estará sobre la mesa en las conversaciones del 12 de junio en Singapur”, aseguró taxativo. “Cualquier discusión sobre ese tema se producirá de forma separada entre Estados Unidos y Corea del Sur”, respondió Mattis, al ser preguntado si la reducción o retirada de las tropas estadounidenses en Corea del Sur se contemplaba como contrapartida a una eventual desnuclearización por parte de Pyongyang. Pero Mattis quiso disipar dudas sobre el compromiso de Washington con sus socios. El militar subrayó que esa discusión solo será viable en caso de que sea “verificable” que Corea del Norte se ha deshecho de su arsenal nuclear, que el hermético régimen considera su máxima garantía de seguridad.
Unas exigencias que los analistas coinciden en que serán, cuando menos, difíciles de satisfacer, lo que Trump admitió el viernes indirectamente al sugerir que el encuentro en Singapur será el primero de, seguramente, muchos otros. Conciliador, el presidente estadounidense también aseguró que la campaña de “presión máxima” queda en suspenso, descartando nuevas sanciones económicas al régimen norcoreano mientras las charlas se producen. Las últimas, el mayor paquete hasta la fecha, se remontan a febrero y fueron avaladas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
Mattis: “Estados Unidos está en el Indo-Pacífico para quedarse”
El secretario de Defensa estadounidense no se abstuvo a la hora de acusar a China de “intimidación y coerción” en el Indo-Pacífico por sus maniobras y expansión en el mar de la China Meridional. En línea con la contundencia con la que se expresaba el año, cuando se estrenaba en la región con su participación en el Diálogo Shangri-La, Mattis enfatizó que Estados Unidos no piensa abandonar su rol en la zona, cuestionado por la aparente falta de estrategia o la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo Transpacífico (TPP). “Que nadie se lleve a engaño, América está en el Indo-Pacífico (el término preferido de la administración de Trump para referirse a la región, aliándose con India en oposición a China) para quedarse. Este es nuestro enclave prioritario”, remarcó.
Por su parte, el primer ministro indio, Narendra Modi, presente en la cita el viernes, exhortó a los países del Indo-Pacífico a “unirse contra el proteccionismo y las tensiones fronterizas, incluyendo aquellas en aguas internacionales, por la prosperidad de todos”.
Mattis adoptó también una postura amistosa al desconsiderar la vía militar contra Corea del Norte actualmente. “Esto lleva siendo un asunto diplomático desde hace meses”, insistió el secretario de Defensa. “Creo que las esperanzas de todos están con los diplomáticos que trabajan cada día por la desnuclearización verificable e irreversible de la península (coreana)”.
Fue, no obstante, el ministro de Defensa surcoreano, Song Youngmoo, quien se pronunció con mayor optimismo. Calificando la cumbre entre EE UU y Corea del Norte como una oportunidad “histórica” —se trata, dijo, del “primer paso en la dirección correcta”—, el ministro instó a creer en la buena voluntad de su vecino del Norte, con el que sigue técnicamente en guerra. “Confío en que Corea del Norte está decidida a hacer historia. Solo porque en el pasado hemos sido engañados por Corea del Norte, no quiere decir que sea así en el futuro. Si pensamos así, no podremos avanzar”, añadió.
Mucho más cauto fue su homólogo japonés, Itsunori Onodera. El ministro nipón defendió que se mantenga la “máxima presión” sobre Pyongyang y recalcó la importancia de no compensar a Corea del Norte “solo porque quieran dialogar”. El representante de Japón, país que durante años formó parte de las fracasadas conversaciones a seis bandas para desnuclearizar el régimen norcoreano (junto a las dos Coreas, China, EE UU y Rusia), advirtió de que en el pasado Pyongyang ha pretendido buscar la reconciliación, para después emprender nuevos test nucleares.
Onodera también urgió a que la cumbre entre EE UU y Corea del Norte ofrezca resultados “concretos” sobre la eliminación de todos los misiles balísticos que el régimen posee, no solo los intercontinentales (los que pueden llegar a suelo estadounidense). Hasta dos misiles de alcance intermedio lanzados por Pyongyang sobrevolaron el año pasado Japón antes de caer al océano.
Pese a que se ha especulado con la posible participación del presidente surcoreano, Moon Jae-in, en la cumbre en Singapur, se espera que su papel sería, en todo caso, de mediador. “Los asuntos clave de las relaciones bilaterales (entre Estados Unidos y Corea del Sur) se tienen que resolver primero. Moon tiene preocupaciones propias, pero entiende que su papel en esta cumbre no sería negociar en pos de los intereses surcoreanos, sino asegurar que se produzcan las discusiones”, prevé Graham Ong-Webb, investigador de la Escuela de Estudios Internacionales Rajaratnam, de Singapur.
A 10 días del histórico encuentro, un equipo de negociadores de ambos países se encuentra en Singapur para ultimar los detalles de la cumbre, cuyo lugar de celebración dentro de la isla, entre otras muchas cosas, sigue siendo una incógnita.