EE UU abandona el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en apoyo a Israel
El boicot coincide con las críticas lanzadas hacia las políticas migratorias estadounidenses
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Estados Unidos cumple con su amenaza y procede a abandonar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El argumento es el mismo que utilizó para justificar la salida de la Unesco. La Administración que preside Donald Trump protesta así contra el tratamiento que este órgano con sede en Ginebra da a Israel, que califica de desproporcionado. El boicot coindice, además, con las críticas lanzadas hacia las políticas migratorias estadounidenses.
La decisión no es una sorpresa en los pasillos de la ONU. La embajadora de EE UU, Nikki Haley, ya amenazó hace justo un año con la posibilidad del abandono al denunciar "una campaña patológica" contra Israel. Era, por tanto, una cuestión de tiempo que Washington procediera a ejecutar la decisión y aclarara si la retirada era completa. El paso lo da, además, un día después de la apertura de la sesión plenaria, durante la que se abordará la crisis migratoria.
EE UU estuvo apartada del Consejo de Derechos Humanos durante tres años, después de que el republicano George Bush votase contra su creación en 2006. El demócrata Barack Obama cambió el rumbo y decidió incorporarse en 2009. Nikki Haley exigió después una reformar que facilitara la expulsión de países con un pobre registro en derechos humanos. Y aunque hay países que como Reino Unido comparten esta misma inquietud, no creen que abandonarlo sea el remedio.
“Nuestra llamada al cambio no ha sido escuchada”, lamentó Haley. Explicó que el repliegue podría haberse decidido de inmediato, pero dijo que trató de buscar un apoyo entre los países que comparten sus puntos de vista. “Pero no tuvieron valor y las cosas han ido a peor”, reiteró. Citó que la República Democrática del Congo fuera elegida como miembro o que no se pronunciara sobre las situación en Venezuela o Irán. "No se merece este nombre", remachó.
La diplomática hizo el anuncio en un evento este martes en Washington con el secretario de Estado, Mike Pompeo. El Gobierno de Donald Trump se distancia así del multilateralismo de su predecesor, como hizo con la Unesco, al descolgarse del Pacto del Clima de París, del tratado comercial del Transpacífico o del acuerdo nuclear con Irán. John Bolton, actual consejero de Seguridad Nacional, fue embajador ante la ONU cuando EE UU decidió votar contra su creación.
Encubriendo abusos
Pompeo dijo que no duda de la “visión noble” de este órgano, pero señaló que es “un pobre defensor de los derechos humanos”. Es más, acusó al consejo de “encubrir los abusos” que comenten algunos países al tiempo que calificó de “inconcebible” las condenas contra Israel. El jefe de la diplomacia estadunidense dejó claro, además, que EE UU trató durante más de un año de reformarlo.
Aunque tanto Pompeo como Haley criticaron la actitud "hipócrita" del consejo hacia Israel, la decisión llega justo después de que el alto comisionado Zeid Ra´ad al-Hussein calificara de “inadmisible” la política disuasoria de separar a los menores que cruzan la frontera con sus padres. Haley ya advirtió hace dos semanas de que EE UU no iba a permitir que la ONU o cualquier otra organización le diera lecciones de lo que tiene que hacer su país a la hora de gestionar y proteger sus fronteras.
EE UU vota sistemáticamente en Nueva York y Ginebra contra las decisiones críticas con Israel. Recientemente fue el único miembro, junto a Australia, que se opuso en este órgano a una resolución en el que se proponía investigar el uso excesivo de la fuerza por parte de los militares israelíes durante las protestas en Gaza. También vetó una resolución del Consejo de Seguridad pidiendo protección para los palestinos.
El Consejo de Derechos Humanos está integrado por 47 miembros. Hay 14 países que no son considerados "libres" por la Freedom House, una lista que incluye a Arabia Saudí, China, Cuba y Venezuela. El anterior secretario de Estado, Rex Tillerson, también condicionó su participación a una reforma "considerable" y si persistía el sesgo contra Israel. En ese momento se inició un proceso de evaluación sobre la efectividad del órgano, aunque se mostró escéptico.
Críticas
La salida de EE UU se consuma dos años después de que Rusia fracasara en su intento por ser reelegida para un puesto, en un voto en el que se impuso por la mínima Croacia. Las consecuencias prácticas son limitadas, porque las decisiones y sus políticas no son vinculantes. Pero el abandono implica que Israel pierde a su principal aliado en este órgano. Está previsto que el próximo 2 de julio se celebre una discusión sobre la situación en Oriente Medio.
Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización no gubernamental Human Rights Watch, se adelantó al anuncio oficial emitiendo una declaración en la que criticaba la maniobra aislacionista de EE UU. Considera que la retirada es “un triste reflejo” de la política que sigue la Administración de Donald Trump en materia de derechos humanos, “por la que defiende los abusos de Israel” frente a las críticas que hace el resto de la comunidad internacional.
Sandro Pozzi
Nueva York, El País
Estados Unidos cumple con su amenaza y procede a abandonar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El argumento es el mismo que utilizó para justificar la salida de la Unesco. La Administración que preside Donald Trump protesta así contra el tratamiento que este órgano con sede en Ginebra da a Israel, que califica de desproporcionado. El boicot coindice, además, con las críticas lanzadas hacia las políticas migratorias estadounidenses.
La decisión no es una sorpresa en los pasillos de la ONU. La embajadora de EE UU, Nikki Haley, ya amenazó hace justo un año con la posibilidad del abandono al denunciar "una campaña patológica" contra Israel. Era, por tanto, una cuestión de tiempo que Washington procediera a ejecutar la decisión y aclarara si la retirada era completa. El paso lo da, además, un día después de la apertura de la sesión plenaria, durante la que se abordará la crisis migratoria.
EE UU estuvo apartada del Consejo de Derechos Humanos durante tres años, después de que el republicano George Bush votase contra su creación en 2006. El demócrata Barack Obama cambió el rumbo y decidió incorporarse en 2009. Nikki Haley exigió después una reformar que facilitara la expulsión de países con un pobre registro en derechos humanos. Y aunque hay países que como Reino Unido comparten esta misma inquietud, no creen que abandonarlo sea el remedio.
“Nuestra llamada al cambio no ha sido escuchada”, lamentó Haley. Explicó que el repliegue podría haberse decidido de inmediato, pero dijo que trató de buscar un apoyo entre los países que comparten sus puntos de vista. “Pero no tuvieron valor y las cosas han ido a peor”, reiteró. Citó que la República Democrática del Congo fuera elegida como miembro o que no se pronunciara sobre las situación en Venezuela o Irán. "No se merece este nombre", remachó.
La diplomática hizo el anuncio en un evento este martes en Washington con el secretario de Estado, Mike Pompeo. El Gobierno de Donald Trump se distancia así del multilateralismo de su predecesor, como hizo con la Unesco, al descolgarse del Pacto del Clima de París, del tratado comercial del Transpacífico o del acuerdo nuclear con Irán. John Bolton, actual consejero de Seguridad Nacional, fue embajador ante la ONU cuando EE UU decidió votar contra su creación.
Encubriendo abusos
Pompeo dijo que no duda de la “visión noble” de este órgano, pero señaló que es “un pobre defensor de los derechos humanos”. Es más, acusó al consejo de “encubrir los abusos” que comenten algunos países al tiempo que calificó de “inconcebible” las condenas contra Israel. El jefe de la diplomacia estadunidense dejó claro, además, que EE UU trató durante más de un año de reformarlo.
Aunque tanto Pompeo como Haley criticaron la actitud "hipócrita" del consejo hacia Israel, la decisión llega justo después de que el alto comisionado Zeid Ra´ad al-Hussein calificara de “inadmisible” la política disuasoria de separar a los menores que cruzan la frontera con sus padres. Haley ya advirtió hace dos semanas de que EE UU no iba a permitir que la ONU o cualquier otra organización le diera lecciones de lo que tiene que hacer su país a la hora de gestionar y proteger sus fronteras.
EE UU vota sistemáticamente en Nueva York y Ginebra contra las decisiones críticas con Israel. Recientemente fue el único miembro, junto a Australia, que se opuso en este órgano a una resolución en el que se proponía investigar el uso excesivo de la fuerza por parte de los militares israelíes durante las protestas en Gaza. También vetó una resolución del Consejo de Seguridad pidiendo protección para los palestinos.
El Consejo de Derechos Humanos está integrado por 47 miembros. Hay 14 países que no son considerados "libres" por la Freedom House, una lista que incluye a Arabia Saudí, China, Cuba y Venezuela. El anterior secretario de Estado, Rex Tillerson, también condicionó su participación a una reforma "considerable" y si persistía el sesgo contra Israel. En ese momento se inició un proceso de evaluación sobre la efectividad del órgano, aunque se mostró escéptico.
Críticas
La salida de EE UU se consuma dos años después de que Rusia fracasara en su intento por ser reelegida para un puesto, en un voto en el que se impuso por la mínima Croacia. Las consecuencias prácticas son limitadas, porque las decisiones y sus políticas no son vinculantes. Pero el abandono implica que Israel pierde a su principal aliado en este órgano. Está previsto que el próximo 2 de julio se celebre una discusión sobre la situación en Oriente Medio.
Kenneth Roth, director ejecutivo de la organización no gubernamental Human Rights Watch, se adelantó al anuncio oficial emitiendo una declaración en la que criticaba la maniobra aislacionista de EE UU. Considera que la retirada es “un triste reflejo” de la política que sigue la Administración de Donald Trump en materia de derechos humanos, “por la que defiende los abusos de Israel” frente a las críticas que hace el resto de la comunidad internacional.