Ecuador deja atrás los 10 años de distanciamiento con EE UU de la ‘era Correa’
La visita del vicepresidente Mike Pence a Quito sienta las bases para una nueva etapa de cooperación e intereses comerciales
Sara España
Guayaquil, El País
El vicepresidente de Estados Unidos llegó el miércoles a Ecuador y fue recibido en el palacio presidencial con una bandera gigante y el himno de su país. Un gesto de bienvenida para Mike Pence que marca un giro radical en la relación bilateral del Gobierno de Lenín Moreno con EE UU, en comparación con los últimos 10 años de Rafael Correa como presidente. La reunión entre Moreno y Pence no concluyó con grandes anuncios pero sí con un cambio de época que fue aplaudido por ambos líderes.
“Nuestras naciones habían pasado 10 años bastante difíciles, donde nuestros pueblos siempre estaban estrechos pero nuestros Gobiernos se apartaron”, destacó el vicepresidente Pence, que llegó a Quito el miércoles, tras su paso por Brasil, como parte de la gira programada por Latinoamérica para recabar apoyos contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Y Moreno confirmó el clima de reconciliación: “Ecuador y Estados Unidos tenemos puntos en los que no coincidimos, pero con diálogo afianzaremos la hermandad”.
Aunque el número dos estadounidense quiso centrar su visita en el conflicto venezolano, el presidente ecuatoriano toreó la situación con una propuesta conciliadora. Moreno sugirió que se celebre una nueva consulta popular en Venezuela, bajo supervisión internacional, para evitar así dar una declaración de confrontación directa sobre el Gobierno de Maduro, con quien Ecuador ha mantenido una relación de complicidad y cercanía en la última década.
En realidad, al mandatario latinoamericano le interesaba más ahondar en la cooperación con Estados Unidos para la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como mejorar las relaciones comerciales. El vicepresidente Pence correspondió a la expectativa con un aporte de un millón y medio de dólares para que Moreno continúe combatiendo el “flagelo” de la corrupción, tras reconocerle “valor” y el “liderazgo” en esta tarea, con dos millones de dólares más en agradecimiento por acoger a venezolanos que abandonaron su país y con el compromiso de conseguir otros 3,5 millones para mejorar la cooperación en seguridad. Además, llegaron a acuerdos para el intercambio de información sobre movimientos inusuales de dinero.
El encuentro entre Moreno y Pence, en una reunión a puerta cerrada de dos horas, sirvió además para acortar distancias en el aspecto que más roces ha generado entre Ecuador y EE UU en los últimos años: el comercio. Aunque el Gobierno de Donald Trump está ahora centrado en el acuerdo comercial con México y Canadá, la visita del vicepresidente estadounidense sentó las bases para un acercamiento comercial de Ecuador con su mayor socio en intercambio de exportaciones e importaciones. El primer paso será reactivar, en el segundo semestre del año, el Consejo de Inversiones y Comercio con Estados Unidos y renegociar un nuevo tratado bilateral de inversión y así deshacer las consecuencias de la última estocada comercial que propinó en 2017 el expresidente Correa a la relación de Ecuador con EE UU, al suspender el acuerdo entonces vigente de forma unilateral.
Sara España
Guayaquil, El País
El vicepresidente de Estados Unidos llegó el miércoles a Ecuador y fue recibido en el palacio presidencial con una bandera gigante y el himno de su país. Un gesto de bienvenida para Mike Pence que marca un giro radical en la relación bilateral del Gobierno de Lenín Moreno con EE UU, en comparación con los últimos 10 años de Rafael Correa como presidente. La reunión entre Moreno y Pence no concluyó con grandes anuncios pero sí con un cambio de época que fue aplaudido por ambos líderes.
“Nuestras naciones habían pasado 10 años bastante difíciles, donde nuestros pueblos siempre estaban estrechos pero nuestros Gobiernos se apartaron”, destacó el vicepresidente Pence, que llegó a Quito el miércoles, tras su paso por Brasil, como parte de la gira programada por Latinoamérica para recabar apoyos contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Y Moreno confirmó el clima de reconciliación: “Ecuador y Estados Unidos tenemos puntos en los que no coincidimos, pero con diálogo afianzaremos la hermandad”.
Aunque el número dos estadounidense quiso centrar su visita en el conflicto venezolano, el presidente ecuatoriano toreó la situación con una propuesta conciliadora. Moreno sugirió que se celebre una nueva consulta popular en Venezuela, bajo supervisión internacional, para evitar así dar una declaración de confrontación directa sobre el Gobierno de Maduro, con quien Ecuador ha mantenido una relación de complicidad y cercanía en la última década.
En realidad, al mandatario latinoamericano le interesaba más ahondar en la cooperación con Estados Unidos para la lucha contra la corrupción y el narcotráfico, así como mejorar las relaciones comerciales. El vicepresidente Pence correspondió a la expectativa con un aporte de un millón y medio de dólares para que Moreno continúe combatiendo el “flagelo” de la corrupción, tras reconocerle “valor” y el “liderazgo” en esta tarea, con dos millones de dólares más en agradecimiento por acoger a venezolanos que abandonaron su país y con el compromiso de conseguir otros 3,5 millones para mejorar la cooperación en seguridad. Además, llegaron a acuerdos para el intercambio de información sobre movimientos inusuales de dinero.
El encuentro entre Moreno y Pence, en una reunión a puerta cerrada de dos horas, sirvió además para acortar distancias en el aspecto que más roces ha generado entre Ecuador y EE UU en los últimos años: el comercio. Aunque el Gobierno de Donald Trump está ahora centrado en el acuerdo comercial con México y Canadá, la visita del vicepresidente estadounidense sentó las bases para un acercamiento comercial de Ecuador con su mayor socio en intercambio de exportaciones e importaciones. El primer paso será reactivar, en el segundo semestre del año, el Consejo de Inversiones y Comercio con Estados Unidos y renegociar un nuevo tratado bilateral de inversión y así deshacer las consecuencias de la última estocada comercial que propinó en 2017 el expresidente Correa a la relación de Ecuador con EE UU, al suspender el acuerdo entonces vigente de forma unilateral.