Argentina contra Argentina
Sampaoli cambia sistema y jugadores e intenta rearmar psicológicamente al grupo ante el vital duelo ante Croacia
Juan I. Irigoyen
Nizhni Nóvgorod, El País
“Argentina jugaba contra Argentina, no contra Islandia”. La frase sale desde el seno del centro de entrenamiento de Bronnitsy, donde se concentran los muchachos de Jorge Sampaoli. A veces el enemigo puede estar en la tribuna, con la exigencia de la hinchada o la presencia de Diego Maradona; otras en el banquillo, mande Sabella, Martino o Sampaoli; por supuesto, también en el campo. Ante Islandia, en el debut, se activaron las tres. Y, como no podía ser de otra manera, Argentina no pudo lidiar con sus fantasmas ante la selección vikinga. Hoy, el entrenador de la selección argentina tiene que descifrar el puzzle táctico, fundamentalmente el psicológico, para recuperar a su grupo ante Croacia (20.00, Telecinco), vital para el cuadro sudamericano.
No es la primera vez que los futbolistas argentinos acusan un bajón anímico, víctimas de la presión desmesurada que envuelve a la Albiceleste. “Las críticas, aunque parezca que no, te duelen, te lastiman muchísimo. Tuve que recurrir a psicólogo, que me ayudó a descargarme”, confesó Di María. “Hice 300 goles, pero me recriminan los dos que no hice”, se quejó Higuaín, que tras el Mundial de Brasil estuvo a punto de dejar la selección. Messi asegura que las críticas le tienen sin cuidado. Sin embargo, el 10 quedó tocado tras el empate ante Islandia. “Me siento responsable por no habernos llevado los tres puntos”, confesó el rosarino tras fallar el penalti. Además, a los pesos pesados del grupo les dolió haber leído mal el partido en la previa, después de haberle sugerido al técnico la participación de Lucas Biglia. Sampaoli se corrigió durante el duelo y reemplazó al volante del Milan por Banega. El resultado, en cualquier caso, no varió.
Si hay algo que preocupa al cuerpo técnico argentino es que Messi no agregue más peso a su mochila, siempre preso de las comparaciones con Maradona. “Leo es un prócer como lo fue Maradona. Hoy cada argentino tiene la 10 de Messi, como en su momento tenían la 10 de Diego”, subraya Sampaoli. Sin tiempo para un revolución anímica, el cuerpo técnico focaliza su energía motivadora en el rosarino. “Nuestra principal preocupación es que Leo esté bien. Si él lo está, todos lo están”, aseguran desde el entorno de la Albiceleste. Una premisa que Sampaoli hace pública. “Leo no puede ser el responsable de un fracaso. Es un error”, puntualizó.
"Felices con línea de cuatro"
Abrazado el 10, Sampaoli mira la pizarra. Cambio de nombres, cambio de sistema. Afuera tres históricos: Di María, Biglia, Rojo (presentes en las últimas finales perdidas de Argentina), para darle vuelo a Enzo Pérez o Meza, Pavón y Acuña. Un once que se comienza a renovar. De la vieja guardia, ante Croacia solo saltarán al campo Otamendi, Mascherano, Messi y Agüero. “Necesitamos darle otro aire al equipo. Si no cambias algo es difícil encontrar un resultado diferente. Son jugadores nuevos, con hambre”, cuenta desde el entorno de la selección.
Además, Sampaoli vuelve a su idea madre, defensa de tres. Al ritmo del cantante colombiano Maluma, los jugadores cantaban en el predio de Ezeiza: “Vamos a ser feliz, vamos a ser feliz, con línea de cuatro”. Sin tiempo para trabajar en el nuevo proyecto del expreparador del Sevilla, que tomó las riendas de las selección en junio de 2017, en el vestuario se sentían más protegidos con cuatro zagueros. Entonces, Sampaoli escuchó a sus muchachos. Ahora rectifica. Nuevo volantazo del técnico. El técnico santafesino dibujará un 3-3-3-1. Tres defensores para atacar, cinco para defender, con Acuña y Salvio como carrileros. “El cambio de nombres propios tiene que ver con el cambio de un sistema que nos esperamos que dé flexibilidad para sorprender a un equipo tranquilo que tiene una contra muy importante”, contó Sampaoli.
Nuevo sistema, viejos problemas. El cuerpo técnico busca incentivar a un grupo débil en lo táctico y frágil en lo psicológico.
Juan I. Irigoyen
Nizhni Nóvgorod, El País
“Argentina jugaba contra Argentina, no contra Islandia”. La frase sale desde el seno del centro de entrenamiento de Bronnitsy, donde se concentran los muchachos de Jorge Sampaoli. A veces el enemigo puede estar en la tribuna, con la exigencia de la hinchada o la presencia de Diego Maradona; otras en el banquillo, mande Sabella, Martino o Sampaoli; por supuesto, también en el campo. Ante Islandia, en el debut, se activaron las tres. Y, como no podía ser de otra manera, Argentina no pudo lidiar con sus fantasmas ante la selección vikinga. Hoy, el entrenador de la selección argentina tiene que descifrar el puzzle táctico, fundamentalmente el psicológico, para recuperar a su grupo ante Croacia (20.00, Telecinco), vital para el cuadro sudamericano.
No es la primera vez que los futbolistas argentinos acusan un bajón anímico, víctimas de la presión desmesurada que envuelve a la Albiceleste. “Las críticas, aunque parezca que no, te duelen, te lastiman muchísimo. Tuve que recurrir a psicólogo, que me ayudó a descargarme”, confesó Di María. “Hice 300 goles, pero me recriminan los dos que no hice”, se quejó Higuaín, que tras el Mundial de Brasil estuvo a punto de dejar la selección. Messi asegura que las críticas le tienen sin cuidado. Sin embargo, el 10 quedó tocado tras el empate ante Islandia. “Me siento responsable por no habernos llevado los tres puntos”, confesó el rosarino tras fallar el penalti. Además, a los pesos pesados del grupo les dolió haber leído mal el partido en la previa, después de haberle sugerido al técnico la participación de Lucas Biglia. Sampaoli se corrigió durante el duelo y reemplazó al volante del Milan por Banega. El resultado, en cualquier caso, no varió.
Si hay algo que preocupa al cuerpo técnico argentino es que Messi no agregue más peso a su mochila, siempre preso de las comparaciones con Maradona. “Leo es un prócer como lo fue Maradona. Hoy cada argentino tiene la 10 de Messi, como en su momento tenían la 10 de Diego”, subraya Sampaoli. Sin tiempo para un revolución anímica, el cuerpo técnico focaliza su energía motivadora en el rosarino. “Nuestra principal preocupación es que Leo esté bien. Si él lo está, todos lo están”, aseguran desde el entorno de la Albiceleste. Una premisa que Sampaoli hace pública. “Leo no puede ser el responsable de un fracaso. Es un error”, puntualizó.
"Felices con línea de cuatro"
Abrazado el 10, Sampaoli mira la pizarra. Cambio de nombres, cambio de sistema. Afuera tres históricos: Di María, Biglia, Rojo (presentes en las últimas finales perdidas de Argentina), para darle vuelo a Enzo Pérez o Meza, Pavón y Acuña. Un once que se comienza a renovar. De la vieja guardia, ante Croacia solo saltarán al campo Otamendi, Mascherano, Messi y Agüero. “Necesitamos darle otro aire al equipo. Si no cambias algo es difícil encontrar un resultado diferente. Son jugadores nuevos, con hambre”, cuenta desde el entorno de la selección.
Además, Sampaoli vuelve a su idea madre, defensa de tres. Al ritmo del cantante colombiano Maluma, los jugadores cantaban en el predio de Ezeiza: “Vamos a ser feliz, vamos a ser feliz, con línea de cuatro”. Sin tiempo para trabajar en el nuevo proyecto del expreparador del Sevilla, que tomó las riendas de las selección en junio de 2017, en el vestuario se sentían más protegidos con cuatro zagueros. Entonces, Sampaoli escuchó a sus muchachos. Ahora rectifica. Nuevo volantazo del técnico. El técnico santafesino dibujará un 3-3-3-1. Tres defensores para atacar, cinco para defender, con Acuña y Salvio como carrileros. “El cambio de nombres propios tiene que ver con el cambio de un sistema que nos esperamos que dé flexibilidad para sorprender a un equipo tranquilo que tiene una contra muy importante”, contó Sampaoli.
Nuevo sistema, viejos problemas. El cuerpo técnico busca incentivar a un grupo débil en lo táctico y frágil en lo psicológico.