La UE ve con inquietud la formación de un Ejecutivo populista en Italia

Movimiento 5 Estrellas y La Liga ultiman un acuerdo de Gobierno. Por primera vez, fuerzas antiestablishment y antieuropeas se acercan al poder en uno de los países clave de la UE

Daniel Verdú
Lucía Abellán
Florencia / Bruselas, El País
Italia camina lentamente hacia la formación de un Gobierno mientras Europa contiene la respiración. Liga y Movimiento 5 Estrellas, dos partidos antiestablishment y de corte nítidamente euroescéptico, ultiman los detalles de un acuerdo de laboratorio basado en dos programas que han puesto en cuestión sistemáticamente las políticas de la UE. Aunque los discursos se han moderado en las últimas semanas, ambas formaciones han prometido repetidamente exigir la modificación de tratados europeos, el cambio de todas las reglas que perjudiquen a Italia e incumplir el límite de déficit fiscal si es necesario.


Bruselas creía haber contenido la deriva populista, al menos en la vieja Europa. La derrota de los eurófobos en Francia y en Holanda, hace poco más de un año, creó la sensación de que las aguas volvían a su cauce. Pero la perspectiva de un Gobierno compuesto por populistas —de izquierda y de derecha— en la tercera economía del euro genera algo más que inquietud en la familia europea. El presidente francés, Emmanuel Macron, señaló el jueves en su discurso en Aquisgrán que las elecciones de Italia habían supuesto uno de las últimas “campanas de alarma” en la Ue. Y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ya advirtió en febrero: “Nos preparamos para el peor escenario”. Más tarde matizó sus palabras ante el malestar generado en Italia. Pero la realidad es que ahora toca afrontar dos posibles escenarios. O bien el dicurso antieuropeo era pura charlatanería —inquietante dado que están a punto de gobernar—, o toca realmente prepararse para algo desconocido.

Con un Gobierno experimental a punto de constituirse, una amplia representación del poder político y económico de la Unión Europea se dio este viernes cita en el descomunal salón de los Quinientos del Palazzo Vecchio de Florencia, corazón del relato comercial de la grandeza del país en el Renacimiento. Tanto Juncker como el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, participaron en el encuentro anual The State of The Union para pedir más cohesión y solidaridad a los Estados miembros. Un mensaje disonante con el cierre de fronteras a la migración y la narrativa sobre los recelos al euro que en el mismo momento se discutía en los despachos de la cámara de Diputados de Italia entre los equipos de la Liga y M5S. Un contrato que la base de los grillinos deberá aprobar en una votación on line.

El discurso más vehemente fue el de Tajani, que cargó veladamente contra la Liga, histórico socio de Forza Italia, y la ola euroescéptica que recorre el país en forma de pacto entre Matteo Salvini y Luigi Di Maio. “Hacer creer que las dificultades se resuelven saliendo del euro o de la Unión Europea significa ganar votos alimentando peligrosas ilusiones a costa de las empresas, los trabajadores y el ahorro. Quien propone un referéndum sobre el euro no ha aprendido la lección del Brexit y de los daños que está causando a todos los europeos, los ingleses primero. […]. Salir del euro sería una catástrofe”, criticó Tajani, que había sido designado por Silvio Berlusconi para ocupar el cargo de primer ministro italiano en caso de que la coalición de centroderecha hubiera obtenido votos suficientes para gobernar.

Pero Tajani no es el único en Bruselas que teme por un alejamiento italiano del corazón de la UE. Juncker apeló este viernes al vínculo entre Italia el club comunitario, que no puede variar en función de cómo sople el viento. “Después de la crisis económica y de refugiados he comprobado cómo hay europeos a tiempo completo y otros a tiempo parcial. […] Eso ha dado a los nacionalistas y a los populistas material para desafiar la solidaridad”. La idea había sido también esbozada en el mismo foro por el presidente de la República, Sergio Mattarella.

Esa alerta europea preocupa en el Palacio del Quirinal, donde en las últimas horas se trata por todos los medios de influir en la elección del posible primer ministro y asegurar unas mínimas garantías de respeto a las normas europeas y a sus instituciones. Luigi Di Maio, socio sénior (el 33% de los votos) de la futura coalición de gobierno, trató de sacudirse la presión que llegaba desde Florencia. “Hoy conocemos la situación de la UE, sabemos que hay cosas que se deben hacer, también pretensiones en el presupuesto europeo, en el fondo social, en la financiación que debe llegar, hay tanto que hacer que quien lo ve como una amenaza para la UE quizá ve una amenaza para su propia poltrona”, lanzó el grillino en referencia a las palabras de Tajani.

Cualquier pronóstico político en Italia está condenado al fracaso. Hasta el último minuto puede haber elementos que arruinen el acuerdo. Fuentes comunitarias conceden que habrá que esperar a ver cómo se teje la coalición de Gobierno para evaluar su impacto en la senda europea del país. Pero la hipótesis de una política expansiva (rebaja de impuestos, más distensión en las pensiones…) que descuadre las cifras de déficit resulta verosímil. También queda por ver cómo afectará el mensaje antiinmigración a las políticas de acogida. Italia es, casi a la par que Grecia, el país europeo con más llegadas. Cualquier viraje en la gestión de fronteras, y esa es una bandera irrenunciable de La Liga, tendría un enorme impacto en la política migratoria de la UE.

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