La rehabilitación política de Berlusconi incendia el acuerdo de Gobierno en Italia
El ex Cavaliere, tras cinco años de inhabilitación por fraude fiscal, podría presentarse a unas elecciones y obtener el próximo lunes un escaño como diputado en el Parlamento
Daniel Verdú
Roma, El País
Berlusconi ha vuelto. Otra vez. En medio de la enrevesada situación política italiana, donde la Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) ultiman un acuerdo de Gobierno in extremis, el ex Cavaliere acaba de ser rehabilitado políticamente. Un juez de Milán levantó el viernes por la tarde la inhabilitación que pesaba sobre él por fraude fiscal desde 2013. La decisión añade una presión extraordinaria a las negociaciones en curso, en las que él había dado un paso al lado como exigían los grillinos. Pero si el acuerdo no llegase a buen puerto y hubiese una repetición electoral, Silvio Berlusconi podría ser de nuevo el candidato de Forza Italia.
Silvio Berlusconi es inmortal. O al menos eso indica su larga y fundada leyenda política. Después de varios entierros e incontables resurrecciones, un lustro de inhabilitación, 81 años a cuestas y un dudoso estado de salud, vuelve a la arena en el momento que su partido más le necesitaba. Descabalgado de las negociaciones políticas entre Liga y M5S y superado en todos los aspectos del juego por su socio de coalición, Matteo Salvini, el ex Cavaliere recupera de nuevo el foco y añade una presión desorbitada a las negociaciones de Gobierno que el sábado transcurrieron en Milán sin llegar a ningún acuerdo. En Forza Italia, un atrezzo político diseñado desde el primer día en torno a su figura, descorchan el champán y hablan ya del truco final del viejo tahúr.
Tres veces primer ministro de Italia y autor intelectual de un tipo de cultura política que le sobrevivirá, Berlusconi había quedado apartado políticamente desde 2013 por un delito de fraude fiscal que, basándose en la ley Severino, le obligaba a permanecer los seis siguientes años inhabilitado. El fin de la condena estaba cerca, pero el juez ha estimado que el buen comportamiento del ex Cavaliere —entre otras cosas se le exigió una obra de voluntariado visitando cuatros horas a la semana a ancianos como atenuante de los cuatro años de cárcel que incorporaba la condena— permite el levantamiento de la pena. Los abogados del magnate milanés, apurando todas las vías, habían incluso llevado el caso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que se preparaba para tomar una decisión en los próximos meses.
La inhabilitación —no fue por ninguno de los procesos judiciales por inducción a la prostitución de menores o por sus vínculos probados con la Cosa Nostra— no había impedido a Berlusconi seguir influyendo en la política. De hecho, incluso llegó a poner su nombre en las papeletas de Forza Italia en las últimas elecciones y a participar en la ronda de consultas con el presidente de la República. Pero su rehabilitación —la última vez que fue primer ministro abandonó con la prima de riesgo en 574 puntos, su máximo histórico— le dará nuevos instrumentos para su penúltima batalla.
En la mansión milanesa de Arcore (Milán), centro de operaciones berlusconiano, meditan cómo rentabilizar este inesperado comeback. Pero la jugada principal está clara. Si el acuerdo entre los dos partidos de corte populista y euroescéptico fracasa —la última petición de tiempo extra al Quirinal genera todavía más dudas—, nadie podrá decir ahora que fue por su culpa. Berlusconi dio el paso al lado cuando se lo pidieron pensando en el bien del país, insisten. Pero al día siguiente del fracaso, se erigirá en el representante de la moderación y de los valores europeos y se presentará como candidato en las próximas elecciones. Y en caso de que finalmente hubiese acuerdo, piensan en Forza Italia, sería un Ejecutivo fugaz que permitirá al ex Cavaliere recuperar el aliento perdido desde dentro del Parlamento —su rehabilitación le permitirá también una carambola legal que le asigne el escaño de algún sacrificado del partido— con una oposición dura y agresiva. De modo que el magnate, como mínimo, será de nuevo diputado y volverá a usar con frecuencia su residencia en el Palazzo Grazioli de Roma.
Berlusconi podrá entrar en el Parlamento como diputado próximamente y presentarse a las siguientes elecciones
Renato Brunetta, líder de Forza Italia en la Cámara de Diputados y miembro del círculo más cercano de Berlusconi, explica a EL PAÍS cómo afecta la noticia a la estrategia del partido. “Cambia todo. Con Berlusconi en la cancha de nuevo, el líder del centroderecha vuelve a ser él. De facto y de derecho. Forza Italia sacará más votos y ese es su puesto natural. Con él en el campo de nuevo, el centroderecha ganaría, no necesitaríamos votos externos como ahora. Y con él, sobre todo, en Italia habría una política económica no populista”. El escenario perfecto, señalan otras fuentes, es que ambos partidos lleguen a un acuerdo, formen un Gobierno y la realidad termine desmembrándolo antes de diciembre.
Terror en el M5S
Berlusconi se ha convertido en las últimas semanas en la bestia negra del M5S. Les ha acusado públicamente de inmadurez democrática y de no servir “ni para limpiar los retretes de Mediaset”. Pero Luigi Di Maio restó el sábado importancia al regreso del hombre para quien se estaba cocinando ya una ley de incompatibilidades. “Esto no cambia nada en la negociación, que va adelante. Porque el objetivo es traer a casa el mejor resultado para los ciudadanos. Tomamos nota de la noticia, pero la consideración sobre Berlusconi sigue siendo la misma”. La realidad, según el entorno grillino consultado, es que la noticia aterroriza a la dirección un partido que siempre ha sospechado de la supuesta buena fe de dar un paso al lado.
Pero la bestia política vuelve a estar viva y las negociaciones no van tan bien como para sacudirse la presión. Salvini celebra en voz alta la noticia de su socio de coalición. “Que Berlusconi vuelva a poder ser candidato es una buena noticia para él, y por eso estoy muy feliz. Pero sobre todo lo es para la democracia”. Pero el líder de la Liga, que le conoce bien, sabe que también es un golpe a su incipiente liderazgo, obtenido, en parte, por la descalificación que pesaba sobre quien ha sido el líder del centrodereccha en los últimos 20 años. No conviene cabrearle y por eso intenta a contrarreloj buscar un nombre para el candidato a primer ministro que no incomode al ex Cavaliere y que permita cerrar el acuerdo con los grillinos. Pero la presión es máxima.
Daniel Verdú
Roma, El País
Berlusconi ha vuelto. Otra vez. En medio de la enrevesada situación política italiana, donde la Liga y el Movimiento 5 Estrellas (M5S) ultiman un acuerdo de Gobierno in extremis, el ex Cavaliere acaba de ser rehabilitado políticamente. Un juez de Milán levantó el viernes por la tarde la inhabilitación que pesaba sobre él por fraude fiscal desde 2013. La decisión añade una presión extraordinaria a las negociaciones en curso, en las que él había dado un paso al lado como exigían los grillinos. Pero si el acuerdo no llegase a buen puerto y hubiese una repetición electoral, Silvio Berlusconi podría ser de nuevo el candidato de Forza Italia.
Silvio Berlusconi es inmortal. O al menos eso indica su larga y fundada leyenda política. Después de varios entierros e incontables resurrecciones, un lustro de inhabilitación, 81 años a cuestas y un dudoso estado de salud, vuelve a la arena en el momento que su partido más le necesitaba. Descabalgado de las negociaciones políticas entre Liga y M5S y superado en todos los aspectos del juego por su socio de coalición, Matteo Salvini, el ex Cavaliere recupera de nuevo el foco y añade una presión desorbitada a las negociaciones de Gobierno que el sábado transcurrieron en Milán sin llegar a ningún acuerdo. En Forza Italia, un atrezzo político diseñado desde el primer día en torno a su figura, descorchan el champán y hablan ya del truco final del viejo tahúr.
Tres veces primer ministro de Italia y autor intelectual de un tipo de cultura política que le sobrevivirá, Berlusconi había quedado apartado políticamente desde 2013 por un delito de fraude fiscal que, basándose en la ley Severino, le obligaba a permanecer los seis siguientes años inhabilitado. El fin de la condena estaba cerca, pero el juez ha estimado que el buen comportamiento del ex Cavaliere —entre otras cosas se le exigió una obra de voluntariado visitando cuatros horas a la semana a ancianos como atenuante de los cuatro años de cárcel que incorporaba la condena— permite el levantamiento de la pena. Los abogados del magnate milanés, apurando todas las vías, habían incluso llevado el caso al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, que se preparaba para tomar una decisión en los próximos meses.
La inhabilitación —no fue por ninguno de los procesos judiciales por inducción a la prostitución de menores o por sus vínculos probados con la Cosa Nostra— no había impedido a Berlusconi seguir influyendo en la política. De hecho, incluso llegó a poner su nombre en las papeletas de Forza Italia en las últimas elecciones y a participar en la ronda de consultas con el presidente de la República. Pero su rehabilitación —la última vez que fue primer ministro abandonó con la prima de riesgo en 574 puntos, su máximo histórico— le dará nuevos instrumentos para su penúltima batalla.
En la mansión milanesa de Arcore (Milán), centro de operaciones berlusconiano, meditan cómo rentabilizar este inesperado comeback. Pero la jugada principal está clara. Si el acuerdo entre los dos partidos de corte populista y euroescéptico fracasa —la última petición de tiempo extra al Quirinal genera todavía más dudas—, nadie podrá decir ahora que fue por su culpa. Berlusconi dio el paso al lado cuando se lo pidieron pensando en el bien del país, insisten. Pero al día siguiente del fracaso, se erigirá en el representante de la moderación y de los valores europeos y se presentará como candidato en las próximas elecciones. Y en caso de que finalmente hubiese acuerdo, piensan en Forza Italia, sería un Ejecutivo fugaz que permitirá al ex Cavaliere recuperar el aliento perdido desde dentro del Parlamento —su rehabilitación le permitirá también una carambola legal que le asigne el escaño de algún sacrificado del partido— con una oposición dura y agresiva. De modo que el magnate, como mínimo, será de nuevo diputado y volverá a usar con frecuencia su residencia en el Palazzo Grazioli de Roma.
Berlusconi podrá entrar en el Parlamento como diputado próximamente y presentarse a las siguientes elecciones
Renato Brunetta, líder de Forza Italia en la Cámara de Diputados y miembro del círculo más cercano de Berlusconi, explica a EL PAÍS cómo afecta la noticia a la estrategia del partido. “Cambia todo. Con Berlusconi en la cancha de nuevo, el líder del centroderecha vuelve a ser él. De facto y de derecho. Forza Italia sacará más votos y ese es su puesto natural. Con él en el campo de nuevo, el centroderecha ganaría, no necesitaríamos votos externos como ahora. Y con él, sobre todo, en Italia habría una política económica no populista”. El escenario perfecto, señalan otras fuentes, es que ambos partidos lleguen a un acuerdo, formen un Gobierno y la realidad termine desmembrándolo antes de diciembre.
Terror en el M5S
Berlusconi se ha convertido en las últimas semanas en la bestia negra del M5S. Les ha acusado públicamente de inmadurez democrática y de no servir “ni para limpiar los retretes de Mediaset”. Pero Luigi Di Maio restó el sábado importancia al regreso del hombre para quien se estaba cocinando ya una ley de incompatibilidades. “Esto no cambia nada en la negociación, que va adelante. Porque el objetivo es traer a casa el mejor resultado para los ciudadanos. Tomamos nota de la noticia, pero la consideración sobre Berlusconi sigue siendo la misma”. La realidad, según el entorno grillino consultado, es que la noticia aterroriza a la dirección un partido que siempre ha sospechado de la supuesta buena fe de dar un paso al lado.
Pero la bestia política vuelve a estar viva y las negociaciones no van tan bien como para sacudirse la presión. Salvini celebra en voz alta la noticia de su socio de coalición. “Que Berlusconi vuelva a poder ser candidato es una buena noticia para él, y por eso estoy muy feliz. Pero sobre todo lo es para la democracia”. Pero el líder de la Liga, que le conoce bien, sabe que también es un golpe a su incipiente liderazgo, obtenido, en parte, por la descalificación que pesaba sobre quien ha sido el líder del centrodereccha en los últimos 20 años. No conviene cabrearle y por eso intenta a contrarreloj buscar un nombre para el candidato a primer ministro que no incomode al ex Cavaliere y que permita cerrar el acuerdo con los grillinos. Pero la presión es máxima.