La matanza en la frontera sitúa a Gaza al borde del colapso sanitario

Los hospitales de la Franja están muy por encima de su capacidad con la llegada de más de medio millar de heridos de bala, una cifra superior a la del conflicto de 2014

Juan Carlos Sanz
Gaza, El País
Hospitales desbordados por más de un millar de heridos de bala y el demoledor luto de 60 cortejos fúnebres en una sola jornada contribuyeron el martes a frenar las protestas palestinas en la frontera de Gaza con Israel. La población seguía aún conmocionada, un día después de la mayor matanza sufrida en el enclave desde la devastadora guerra de 2014 con Israel. Solo unos centenares de manifestantes se atrevieron a desafiar de nuevo a los francotiradores en la valla de separación, donde fuentes sanitarias locales dieron cuenta de dos nuevas víctimas mortales por disparos de los soldados israelíes.


Después de siete semanas de marchas en las que 114 personas han perdido la vida y más de 10.000 han resultado heridas, Gaza parece tomarse ahora un respiro en el 70º aniversario de la Nakba, el “desastre” que empujó al exilio a cientos de miles de palestinos tras el nacimiento del Estado de Israel.

Los médicos del hospital de Shifa, el más importante de la capital de la franja de Gaza, llevaban al mediodía de este martes más de 24 horas sin dormir. Una jornada ininterrumpida de quirófano para atender al aluvión de heridos en las manifestaciones del lunes en la frontera de la Franja, coincidiendo con el traslado de la Embajada estadounidense a Jerusalén. “Estaban llegando a las urgencias una cifra de heridos 25 veces superior a la de nuestra capacidad habitual”, explicaba el doctor Ayman Sahabbani, portavoz del hospital central de Gaza, entre camillas instaladas en el patio.

El lunes fueron abatidos a tiros 60 palestinos por el Ejército israelí. Otros 2.400 resultaron heridos, la mitad de ellos por impacto de munición real. Y como en Shifa, los centros médicos del enclave costero se hallan completamente desbordados. El hospital central ha recibido más de 500 heridos de bala. La mayoría han sido alcanzados en una o en las dos piernas y presentan heridas severas, ya que la munición empleada por el Ejército israelí tiene una gran capacidad de penetración. Entre ellos hay 185 en estado muy grave (y 25 críticos) en un hospital en el que hace falta sangre, se carece del 50% de los fármacos más básicos y del material quirúrgico necesario.

Desde la guerra de 2014 no se había visto en el hospital central de la Franja una situación similar. Y ni siquiera entonces se produjeron tantos heridos en un mismo día, apunta Sahabbani. A causa de la intensidad de los disturbios del lunes, muchos de los ingresados tuvieron que permanecer en el suelo en un primer momento. Bassem Karera, policía de 23 años, se encontraba este martes ya en planta. Relata que había acudido de paisano junto a varios familiares a una manifestación en la zona norte de Gaza. Cuando estaba a unos 400 metros de la valla fronteriza, recibió un disparo que le fracturó la pierna por cuatro lugares. “He acudido a todas las marchas de protesta en las últimas siete semanas”, asegura.
La matanza en la frontera sitúa a Gaza al borde del colapso sanitario

En medio de la huelga general decretada por la Autoridad Palestina, las fronteras de la Franja registraron el martes unas protestas de mucho menor intensidad que la víspera. Frente a los cerca de 40.000 manifestantes palestinos concentrados en 13 puntos distintos el lunes, el Ejército de Israel solo contabilizó este martes 4.000 en cinco lugares.

En el antiguo paso de mercancías de Karni, varios centenares de personas se agrupaban a primera hora de la tarde para iniciar una nueva marcha hacia la valla fronteriza. Mahdi Baduan, de 17 años, perdió a su padre en la Segunda Intifada (2000-2005) y a dos de sus hermanos mayores. “Ahora vengo aquí a vender limonada para sostener a mi familia”, reconocía ante el terraplén de seguridad que mantiene a salvo a los manifestantes de las balas de francotiradores israelíes.
Investigación
Varios palestinos llevan el cuerpo de un hombre de 27 años, muerto ayer durante las protestas, durante su funeral en Nusseirat.
Varios palestinos llevan el cuerpo de un hombre de 27 años, muerto ayer durante las protestas, durante su funeral en Nusseirat. M. ABED AFP

El Ejército hebreo sostiene que quienes acuden a las marchan participan en actos terroristas impulsados por Hamás, el movimiento islamista que controla de hecho Gaza desde hace más de una década. La oficina del portavoz castrense sostenía que “al menos 24 terroristas con antecedentes documentados” militantes de Hamás y de la Yihad Islámica se encontraban entre los 60 palestinos abatidos.

Sentada en una silla de plástico sobre el terraplén de Kari, Mona Raschid, de 50 años había acudido con sus mejores galas a la concentración. “Mi familia tuvo que escapar de Ashdod, al otro lado de la frontera, hace 70 años”, explicaba. “En el Día de la Nakba esto es lo más cerca que puedo estar de la tierra de mi familia”. El 70% de los dos millones de habitantes de Gaza están considerados como refugiados por la ONU.

El día de huelga y de luto en los territorios palestinos se extendió a Cisjordania y Jerusalén Este. El mandatario palestino, Mahmud Abbas, anunció durante la jornada que retirará el reconocimiento al Estado de Israel. Además, Abbas ordenó el regreso de su máximo representante en Washington en rechazo del traslado de la Embajada de EE UU a Jerusalén.

El martes resultaba difícil encontrar en la Ciudad Vieja de Jerusalén alguna tienda abierta cuyo dueño no fuera judío. Mientras, con los comercios, instituciones y colegios también cerrados, al mediodía, las sirenas sonaban en Cisjordania para recordar el 70 aniversario de la Nakba, “la catástrofe nacional”. Miles de palestinos participaron en la Gran Marcha del Retorno en Ramala coreando consignas contra la ocupación israelí.

El Gobierno palestino ha anunciado que acudirá a la Corte Penal Internacional para pedir que se ponga en marcha una investigación sobre la actuación de los militares israelíes.

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