La ilógica es del Madrid

Javier SillésJavier Silles
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Otra final. La ilógica del fútbol llevó al Madrid a Kiev tras pasar un martirio contra un Bayern que deslizó ser superior en casi todo, menos en el remate final y en el control de los errores propios. Lo fue en la ida y también en la vuelta. El once que dispuso Zidane no congenió con lo que demandó la noche.



El pasillo central. El técnico blanco se dejó a Casemiro en el banquillo y alineó a Kovacic y Benzema. Era una propuesta para disfrutar del balón, pero casi nunca lo tuvo (40,1% de posesión). Le faltó autoridad en la medular, con Modric tirado a banda, y se descompuso en la recuperación. El Bayern jugó fácil con Thiago y James envidando por dentro y muy liberados.

Lateral improvisado. Lucas se vio sobrepasado en esa inusual posición. Le hacían daño los movimientos interiores de Ribéry y las apariciones de Alaba. Cada balón cruzado llegaba al austríaco. Contuvo lo que pudo junto a Modric ante un Bayern que cargó con centros (38).

Ayuda inesperada. Heynckes le echó una mano al Madrid al quitar a Tolisso (equivocación imperdonable con Ulreich en el 1-2) y a James. La facilidad con la que el conjunto bávaro también desmontaba al equipo blanco por dentro se desvaneció. Le quedó el recurso del balón al área y el Madrid aguantó estoicamente. Su gran mérito en la semifinal fue ese.

Kovacic y Kroos no cierran

Thiago o James siempre encontraban el pase interior a la espalda de los dos mediocentros. Demasiada distancia entre líneas. Los cuatro defensas, muy alejados.

Nadie con James en 2-2

Fue un problema recurrente en cada envío lateral del Bayern. Los jugadores de segunda línea (James, Thiago, Kimmich...) llegaban prácticamente solos. Casemiro no estaba...

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