Historia de un adiós
Zidane manteado por sus jugadores tras ganar la Champions.
Juan Aguado / Diario As
Carlos Forjanes
As
El 0-3 del Clásico. Zidane confesó ayer que su mejor recuerdo “fue la Liga ganada”. El mal papel de su equipo este curso, cuando le tocaba defender ese título, le ha mellado. Ya en el 0-3 del Clásico, que cerraba 2017 con el Madrid a 14 puntos del Barça, empezó a sentirse cuestionado. Entre otras cosas, por la suplencia de Isco. “Sé que mañana me van a meter h... por esto, pero no me arrepiento”, dijo. “No voy a cambiar nunca, pase lo que pase”.
El ‘Pepinazo’ en Copa. Pero la inesperada eliminación en Copa del Rey con el Leganés (su peor recuerdo, según confesó ayer), alteró al francés. Aquel día no se puso paños calientes ante las cámaras. “Esto es un fracaso para mí”, aseguró, contundente. Preguntado sobre si otra eliminación, esta vez en Europa ante el PSG, haría peligrar su puesto de trabajo, tampoco le hizo titubear. “Claro, está clarísimo que sí, tengo que encontrar soluciones...”. El 26 de enero, algo más animado, dejó una pista sobre su futuro: “Puedo firmar un contrato de diez años pero no sirve, es el día a día y sigo con ilusión. En junio, veremos”.
Profético Ramos. Llegó el duelo con el equipo parisino, el pasado 15 de febrero, y Sergio Ramos, capitán y antiguo compañero de vestuario del francés, dejó una profética pista en la zona mixta del Bernabéu tras el 3-1 de la ida: “Dais por hecho que si el Madrid gana otra vez la Champions, Zidane se queda, pero igual os lleváis una sorpresa y se va, igual se toma un descanso...”. Marcelo, en su gol, se postró de rodillas ante su técnico en la celebración. Un gesto que no fue improvisado. “Vamos a muerte con él”, insistiría el lateral brasileño.
El “desgaste”. Tres días más tarde, antes de viajar a Sevilla, Zidane ya ofreció síntomas de fatiga. “Ser entrenador es muchísimo desgaste, y más en el Madrid...”, comentó con aspecto cansado. Y volvió a ser ambiguo sobre sus planes. “Puede llegar un momento en el que pueda haber cambios, pero para todos, jugadores, en el club... para todos. Esta profesión tiene desgaste, aquí más que en otros sitios”. As informó que se veía sin fuerzas pese a haber renovado hasta 2020 en agosto y que le había dicho a su entorno que valoraba irse a final de temporada, independientemente de los resultados...
Reculó a los tres días. Pese a todo, Zidane intentó reconducir la situación. El 21 de febrero, sólo tres días de confesar el desgaste que le suponía el banquillo madridista, reculó en su mensaje: “Estoy bien en el Madrid, pelearé para estar aquí y quedarme siempre”. Justo antes de medirse a la Juventus en cuartos de final, reforzó ese guión optimista. “Si depende de mí, la idea es seguir en el Madrid lo máximo posible”.
El Caso Kepa. En medio de toda la problemática deportiva, con el Madrid hundiéndose en la Liga, también mostró su incomodidad con los asuntos de mercado. El punto más caliente fue el Caso Kepa. Zidane tuvo que fajarse públicamente para defender a Keylor cuando Florentino tenía atado al vasco en enero. Zidane insistió de manera férrea en uno de sus principios, mantener el ecosistema del vestuario, y hasta en tres ocasiones distintas dijo que el tico era su hombre: “Ahora no necesito un portero”. Esa insistencia obligó al Madrid a desistir de fichar a Kepa, abocado a renovar con el Athletic. Un pulso ganado, pero un roce patente y público con el palco...
El interés en Neymar. La fuerte presencia del presidente madridista en materia de fichajes volvió a desconchar pintura en la carrocería de Zidane. Tras la gala del Balón de Oro, Florentino dejó caer que Neymar “tendría más opciones de ganarlo en el Madrid”. Una declaración que molestó a Cristiano, al que su entrenador ha defendido a capa y espada (“Es un futbolista de otra galaxia”). En ese escenario, Zizou negó, con firmeza, estar involucrado en un intento de contratar a la estrella brasileña: “Yo no he pedido a Neymar”.
Cristiano y Bale. El siete y el galés dejaron en el aire su futuro en el mismo césped del Estadio Olímpico de Kiev. En lo que tenía que ser un ambiente de fiesta, el marsellés se encontró intentando apagar ante la Prensa un nuevo incendio. Le tocó asumir otra vez más un papel que le es incómodo (el de portavoz no oficial del club) y le vio grietas al proyecto 2018-19. “Los jugadores necesitan un cambio, otra metodología...”, fue una de las frases que dejó ayer Zidane antes de poner fin a sus 878 días en el banquillo blanco.
Juan Aguado / Diario As
Carlos Forjanes
As
El 0-3 del Clásico. Zidane confesó ayer que su mejor recuerdo “fue la Liga ganada”. El mal papel de su equipo este curso, cuando le tocaba defender ese título, le ha mellado. Ya en el 0-3 del Clásico, que cerraba 2017 con el Madrid a 14 puntos del Barça, empezó a sentirse cuestionado. Entre otras cosas, por la suplencia de Isco. “Sé que mañana me van a meter h... por esto, pero no me arrepiento”, dijo. “No voy a cambiar nunca, pase lo que pase”.
El ‘Pepinazo’ en Copa. Pero la inesperada eliminación en Copa del Rey con el Leganés (su peor recuerdo, según confesó ayer), alteró al francés. Aquel día no se puso paños calientes ante las cámaras. “Esto es un fracaso para mí”, aseguró, contundente. Preguntado sobre si otra eliminación, esta vez en Europa ante el PSG, haría peligrar su puesto de trabajo, tampoco le hizo titubear. “Claro, está clarísimo que sí, tengo que encontrar soluciones...”. El 26 de enero, algo más animado, dejó una pista sobre su futuro: “Puedo firmar un contrato de diez años pero no sirve, es el día a día y sigo con ilusión. En junio, veremos”.
Profético Ramos. Llegó el duelo con el equipo parisino, el pasado 15 de febrero, y Sergio Ramos, capitán y antiguo compañero de vestuario del francés, dejó una profética pista en la zona mixta del Bernabéu tras el 3-1 de la ida: “Dais por hecho que si el Madrid gana otra vez la Champions, Zidane se queda, pero igual os lleváis una sorpresa y se va, igual se toma un descanso...”. Marcelo, en su gol, se postró de rodillas ante su técnico en la celebración. Un gesto que no fue improvisado. “Vamos a muerte con él”, insistiría el lateral brasileño.
El “desgaste”. Tres días más tarde, antes de viajar a Sevilla, Zidane ya ofreció síntomas de fatiga. “Ser entrenador es muchísimo desgaste, y más en el Madrid...”, comentó con aspecto cansado. Y volvió a ser ambiguo sobre sus planes. “Puede llegar un momento en el que pueda haber cambios, pero para todos, jugadores, en el club... para todos. Esta profesión tiene desgaste, aquí más que en otros sitios”. As informó que se veía sin fuerzas pese a haber renovado hasta 2020 en agosto y que le había dicho a su entorno que valoraba irse a final de temporada, independientemente de los resultados...
Reculó a los tres días. Pese a todo, Zidane intentó reconducir la situación. El 21 de febrero, sólo tres días de confesar el desgaste que le suponía el banquillo madridista, reculó en su mensaje: “Estoy bien en el Madrid, pelearé para estar aquí y quedarme siempre”. Justo antes de medirse a la Juventus en cuartos de final, reforzó ese guión optimista. “Si depende de mí, la idea es seguir en el Madrid lo máximo posible”.
El Caso Kepa. En medio de toda la problemática deportiva, con el Madrid hundiéndose en la Liga, también mostró su incomodidad con los asuntos de mercado. El punto más caliente fue el Caso Kepa. Zidane tuvo que fajarse públicamente para defender a Keylor cuando Florentino tenía atado al vasco en enero. Zidane insistió de manera férrea en uno de sus principios, mantener el ecosistema del vestuario, y hasta en tres ocasiones distintas dijo que el tico era su hombre: “Ahora no necesito un portero”. Esa insistencia obligó al Madrid a desistir de fichar a Kepa, abocado a renovar con el Athletic. Un pulso ganado, pero un roce patente y público con el palco...
El interés en Neymar. La fuerte presencia del presidente madridista en materia de fichajes volvió a desconchar pintura en la carrocería de Zidane. Tras la gala del Balón de Oro, Florentino dejó caer que Neymar “tendría más opciones de ganarlo en el Madrid”. Una declaración que molestó a Cristiano, al que su entrenador ha defendido a capa y espada (“Es un futbolista de otra galaxia”). En ese escenario, Zizou negó, con firmeza, estar involucrado en un intento de contratar a la estrella brasileña: “Yo no he pedido a Neymar”.
Cristiano y Bale. El siete y el galés dejaron en el aire su futuro en el mismo césped del Estadio Olímpico de Kiev. En lo que tenía que ser un ambiente de fiesta, el marsellés se encontró intentando apagar ante la Prensa un nuevo incendio. Le tocó asumir otra vez más un papel que le es incómodo (el de portavoz no oficial del club) y le vio grietas al proyecto 2018-19. “Los jugadores necesitan un cambio, otra metodología...”, fue una de las frases que dejó ayer Zidane antes de poner fin a sus 878 días en el banquillo blanco.