El Gobierno de Cachemira pide un alto el fuego en la región
La propuesta llega después del mes más sangriento del año; de producirse, sería el primer cese unilateral de la violencia desde el año 2000
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Ángel L. Martínez Cantera
Bombay, El País
Después de una reunión de cinco horas, todos los partidos políticos de Cachemira han solicitado el miércoles al Gobierno de India el cese de la violencia en la región. La petición de "un alto el fuego unilateral para el mes de Ramzan [Ramadán] y el periodo de Amarnath Yatra [festival hindú de finales de julio a finales de agosto]" propone el cese de las hostilidades desde mitad de mayo y hasta finales de agosto, cuando culminan las diferentes celebraciones religiosas en la región. La solicitud se produce a raíz de la escalada de violencia en el estado de Jammu y Cachemira durante abril, el mes más sangriento en lo que va de año. De ser finalmente aprobado por Delhi, supondría el primer alto el fuego unilateral en la conflictiva región desde hace 18 años.
"La decisión unánime de todas las partidos reunidos es que el Gobierno de India considere un cese unilateral de la violencia en vistas al mes de Ramadán y Amarnath Yatra para ampliar la ayuda a la población. Las partes pidieron que el Gobierno central ofrezca un alto el fuego como ya hizo el anterior Primer Ministro Atal Bihari Vajpayee en 2000", anunció la jefa del Gobierno estatal, Mehbooba Mufti, después de la reunión de los partidos políticos regionales celebrada en Centro de Convenciones Internacionales Sher-i-Kashmir en Srinagar, capital del Estado indio de Jammu y Cachemira.
La propia jefa del Gobierno regional había llamado a todas las fuerzas políticas ante la escalada de violencia vivida en la zona. En los últimos 40 días, 69 personas han muerto a causa de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Gobierno indio y los milicianos separatistas; incluidas 28 víctimas civiles. El pasado lunes, el choque entre civiles y militares en una protesta por la muerte de otros manifestantes en la víspera acabó con la vida de un turista nacional de Chennai, capital del Estado sureño de Tamil Nadul.
Las implicaciones del último incidente para la economía local y el turismo levantaron críticas por la inseguridad reinante en la región, que vive un conflicto enquistado desde hace setenta años. Según las cifras del Gobierno, más de 170.000 turistas han visitado Jammu y Cachemira hasta abril de este año, incluidos 20.000 extranjeros. Sin embargo, la época más propicia para el turismo en este Estado comienza en abril y mayo, cuando las temperaturas se estabilizan, y el hielo y las nieves desaparecen de las carreteras facilitando el acceso a los pies del Himalaya. El cese de la violencia durante la celebración del festival hindú Amarnath Yatra, entre julio y agosto, facilitaría también la llegada del más de medio millón de turistas nacionales que viajan en peregrinación al conocido santuario hindú de Cachemira cada año.
La petición de una declaración unilateral del cese de la violencia supone también un hito en el conflicto regional, que no ha vivido un alto el fuego similar desde el que hace casi dos décadas. En noviembre del año 2000, el entonces primer ministro Atal Bihari Vajpayee declaró el cese unilateral de los enfrentamientos armados con los grupos separatistas durante el mes de Ramadán, que se extendió durante medio año. Desde entonces, el único momento de no violencia vivido en la región se produjo en 2003, con el acuerdo de alto el fuego entre India y Pakistan. Hasta ahora, la línea de control creada a principios de los setenta para dividir los dos territorios controlados por estos dos países ha sido violada por ambas partes casi a diario.
El cese de la violencia es uno de los pasos necesarios para el restablecimiento de las conversaciones de paz entre las diferentes partes con apoyo político en la región. Además, la oposición también reclama la liberación de los cientos de manifestantes hechos prisioneros desde hace años. La petición oficial del cese de la violencia por parte del Gobierno regional deja la situación en manos del Gobierno del primer ministro Narendra Modi, quien ya en agosto de 2014 rehusó categóricamente hablar con ningún interlocutor de la Hurriyat, la conferencia de fuerzas políticas separatistas de la región de Cachemira.
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Ángel L. Martínez Cantera
Bombay, El País
Después de una reunión de cinco horas, todos los partidos políticos de Cachemira han solicitado el miércoles al Gobierno de India el cese de la violencia en la región. La petición de "un alto el fuego unilateral para el mes de Ramzan [Ramadán] y el periodo de Amarnath Yatra [festival hindú de finales de julio a finales de agosto]" propone el cese de las hostilidades desde mitad de mayo y hasta finales de agosto, cuando culminan las diferentes celebraciones religiosas en la región. La solicitud se produce a raíz de la escalada de violencia en el estado de Jammu y Cachemira durante abril, el mes más sangriento en lo que va de año. De ser finalmente aprobado por Delhi, supondría el primer alto el fuego unilateral en la conflictiva región desde hace 18 años.
"La decisión unánime de todas las partidos reunidos es que el Gobierno de India considere un cese unilateral de la violencia en vistas al mes de Ramadán y Amarnath Yatra para ampliar la ayuda a la población. Las partes pidieron que el Gobierno central ofrezca un alto el fuego como ya hizo el anterior Primer Ministro Atal Bihari Vajpayee en 2000", anunció la jefa del Gobierno estatal, Mehbooba Mufti, después de la reunión de los partidos políticos regionales celebrada en Centro de Convenciones Internacionales Sher-i-Kashmir en Srinagar, capital del Estado indio de Jammu y Cachemira.
La propia jefa del Gobierno regional había llamado a todas las fuerzas políticas ante la escalada de violencia vivida en la zona. En los últimos 40 días, 69 personas han muerto a causa de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Gobierno indio y los milicianos separatistas; incluidas 28 víctimas civiles. El pasado lunes, el choque entre civiles y militares en una protesta por la muerte de otros manifestantes en la víspera acabó con la vida de un turista nacional de Chennai, capital del Estado sureño de Tamil Nadul.
Las implicaciones del último incidente para la economía local y el turismo levantaron críticas por la inseguridad reinante en la región, que vive un conflicto enquistado desde hace setenta años. Según las cifras del Gobierno, más de 170.000 turistas han visitado Jammu y Cachemira hasta abril de este año, incluidos 20.000 extranjeros. Sin embargo, la época más propicia para el turismo en este Estado comienza en abril y mayo, cuando las temperaturas se estabilizan, y el hielo y las nieves desaparecen de las carreteras facilitando el acceso a los pies del Himalaya. El cese de la violencia durante la celebración del festival hindú Amarnath Yatra, entre julio y agosto, facilitaría también la llegada del más de medio millón de turistas nacionales que viajan en peregrinación al conocido santuario hindú de Cachemira cada año.
La petición de una declaración unilateral del cese de la violencia supone también un hito en el conflicto regional, que no ha vivido un alto el fuego similar desde el que hace casi dos décadas. En noviembre del año 2000, el entonces primer ministro Atal Bihari Vajpayee declaró el cese unilateral de los enfrentamientos armados con los grupos separatistas durante el mes de Ramadán, que se extendió durante medio año. Desde entonces, el único momento de no violencia vivido en la región se produjo en 2003, con el acuerdo de alto el fuego entre India y Pakistan. Hasta ahora, la línea de control creada a principios de los setenta para dividir los dos territorios controlados por estos dos países ha sido violada por ambas partes casi a diario.
El cese de la violencia es uno de los pasos necesarios para el restablecimiento de las conversaciones de paz entre las diferentes partes con apoyo político en la región. Además, la oposición también reclama la liberación de los cientos de manifestantes hechos prisioneros desde hace años. La petición oficial del cese de la violencia por parte del Gobierno regional deja la situación en manos del Gobierno del primer ministro Narendra Modi, quien ya en agosto de 2014 rehusó categóricamente hablar con ningún interlocutor de la Hurriyat, la conferencia de fuerzas políticas separatistas de la región de Cachemira.