El fantasma del fraude planea sobre las elecciones en Colombia
A días de la primera vuelta, las denuncias de Gustavo Petro marcan el final de la campaña
Santiago Torrado
Bogotá, El País
Tras una larga e intensa campaña, los colombianos eligen el 27 de mayo al sucesor de Juan Manuel Santos. Al ruido incesante de las encuestas, que por ley está prohibido divulgar durante la última semana antes de los comicios, lo ha relevado la polémica por las denuncias de un potencial fraude electoral, que el Gobierno intenta atajar.
Tras el acuerdo alcanzado en 2016 con las FARC, la “construcción de paz pasa por unas elecciones transparentes, donde todo el mundo sienta garantías”, manifestó Santos este miércoles tras presidir una reunión extraordinaria de la Comisión Nacional de Garantías Electorales, que incluye a delegados de todos los candidatos y partidos políticos, al Consejo Nacional Electoral, al registrador, al fiscal y los observadores Internacionales, entre otros.
Se han brindado “todas las garantías a todos los actores políticos”, enfatizó el mandatario, que reiteró la independencia de las autoridades electorales frente al gobierno, luego de un encuentro en que se abordaron temas como el software para el recuento, los testigos electorales y la veeduría internacional. Habrá 32 delegados presidenciales, uno por cada departamento del país, y varios puestos de mando, con un acompañamiento de la fuerza pública que consistirá en 135.000 uniformados.
La discusión se ha enrarecido desde que el candidato antiestablishment Gustavo Petro, que marcha segundo en las últimas encuestas publicadas, denunció el fin de semana que se está “cocinando” un “fraude masivo” por medio del software que se utilizará en los comicios. Según el exalcalde de Bogotá, tanto Santos como las autoridades electorales buscan favorecer a Germán Vargas Lleras, vicepresidente hasta el año pasado.
"El software presenta alteraciones de algoritmos que no dan garantía y que pueden generar un fraude masivo", ha afirmado Petro, que sustenta sus sospechas en las irregularidades que detectó la justicia colombiana en las elecciones legislativas de 2014. En los comicios del pasado marzo, la mala distribución de las papeletas para votar en las consultas tanto de la izquierda –que ganó Petro- como de la derecha provocó protestas que se sortearon con el uso de fotocopias en aquellos lugares donde se habían agotado los originales. En su momento, Petro sostuvo que en algunos lugares “ocultaron” sus tarjetones, como se conoce en Colombia a las papeletas.
El propio Santos se apresuró a responderle sin mencionar su nombre. “La extrema izquierda está como la extrema derecha: inventan fraudes donde no existen. Estas serán las elecciones presidenciales más seguras, transparentes y con mayores garantías de la historia de Colombia”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter. Un tono menos sosegado que el que empleó este miércoles.
El registrador Juan Carlos Galindo también ha salido al paso, y explicó en sendas entrevistas que todas las garantías están dadas y la misión electoral de la Unión Europea que se encuentra en Colombia ha revisado el software de recuento de votos. "Venir a decir ahora que el software tiene anomalías o algoritmos equivocados es absolutamente falso", enfatizó.
Sin embargo, Petro ha sostenido que la misión no tiene la capacidad para hacerlo. También ha anticipado que sus seguidores saldrán a la plaza pública el domingo para supervisar el recuento de votos de los jurados en los puestos de votación, y denunciarán un fraude si lo detectan. La compra de votos es una vieja enfermedad que la democracia colombiana nunca ha podido terminar de erradicar.
El senador uribista Iván Duque llega a los comicios como líder destacado de los sondeos de opinión, y favorito para disputar la segunda vuelta del 17 de junio. Si bien Petro ha aparecido consistentemente en el segundo lugar, el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, su más inmediato perseguidor, repuntó en las últimas mediciones. Adicionalmente, muchos observadores coinciden en que Vargas Lleras podría terminar catapultado al codiciado segundo puesto gracias a la robusta maquinaría política que lo acompaña, y que no suelen registrar las encuestas.
La polémica llevó a los demás candidatos a posicionarse. Vargas Lleras, el directo señalado, le pidió a Petro “que no se anticipe a su derrota” y que respete a las instituciones electorales colombianas, mientras Duque hizo un llamado “a que las autoridades le hablen al país con claridad frente a cualquier cuestionamiento que se les haga”, aunque expresó confianza en la organización electoral. “No creo que haya un fraude, pero se pueden hacer observaciones acerca del proceso y ser exigentes”, matizó Fajardo, quizás el competidor más directo de Petro, al tiempo que pidió confianza y transparencia ya que las elecciones serán "muy reñidas en muchos aspectos".
La Misión de Observación Electoral (MOE) consideró positivas las medidas para fortalecer la capacidad de vigilancia y control de las campañas sobre el proceso electoral, pero también invitó a los candidatos a abstenerse de convocar reuniones en espacios públicos para evitar incidentes.
Santiago Torrado
Bogotá, El País
Tras una larga e intensa campaña, los colombianos eligen el 27 de mayo al sucesor de Juan Manuel Santos. Al ruido incesante de las encuestas, que por ley está prohibido divulgar durante la última semana antes de los comicios, lo ha relevado la polémica por las denuncias de un potencial fraude electoral, que el Gobierno intenta atajar.
Tras el acuerdo alcanzado en 2016 con las FARC, la “construcción de paz pasa por unas elecciones transparentes, donde todo el mundo sienta garantías”, manifestó Santos este miércoles tras presidir una reunión extraordinaria de la Comisión Nacional de Garantías Electorales, que incluye a delegados de todos los candidatos y partidos políticos, al Consejo Nacional Electoral, al registrador, al fiscal y los observadores Internacionales, entre otros.
Se han brindado “todas las garantías a todos los actores políticos”, enfatizó el mandatario, que reiteró la independencia de las autoridades electorales frente al gobierno, luego de un encuentro en que se abordaron temas como el software para el recuento, los testigos electorales y la veeduría internacional. Habrá 32 delegados presidenciales, uno por cada departamento del país, y varios puestos de mando, con un acompañamiento de la fuerza pública que consistirá en 135.000 uniformados.
La discusión se ha enrarecido desde que el candidato antiestablishment Gustavo Petro, que marcha segundo en las últimas encuestas publicadas, denunció el fin de semana que se está “cocinando” un “fraude masivo” por medio del software que se utilizará en los comicios. Según el exalcalde de Bogotá, tanto Santos como las autoridades electorales buscan favorecer a Germán Vargas Lleras, vicepresidente hasta el año pasado.
"El software presenta alteraciones de algoritmos que no dan garantía y que pueden generar un fraude masivo", ha afirmado Petro, que sustenta sus sospechas en las irregularidades que detectó la justicia colombiana en las elecciones legislativas de 2014. En los comicios del pasado marzo, la mala distribución de las papeletas para votar en las consultas tanto de la izquierda –que ganó Petro- como de la derecha provocó protestas que se sortearon con el uso de fotocopias en aquellos lugares donde se habían agotado los originales. En su momento, Petro sostuvo que en algunos lugares “ocultaron” sus tarjetones, como se conoce en Colombia a las papeletas.
El propio Santos se apresuró a responderle sin mencionar su nombre. “La extrema izquierda está como la extrema derecha: inventan fraudes donde no existen. Estas serán las elecciones presidenciales más seguras, transparentes y con mayores garantías de la historia de Colombia”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter. Un tono menos sosegado que el que empleó este miércoles.
El registrador Juan Carlos Galindo también ha salido al paso, y explicó en sendas entrevistas que todas las garantías están dadas y la misión electoral de la Unión Europea que se encuentra en Colombia ha revisado el software de recuento de votos. "Venir a decir ahora que el software tiene anomalías o algoritmos equivocados es absolutamente falso", enfatizó.
Sin embargo, Petro ha sostenido que la misión no tiene la capacidad para hacerlo. También ha anticipado que sus seguidores saldrán a la plaza pública el domingo para supervisar el recuento de votos de los jurados en los puestos de votación, y denunciarán un fraude si lo detectan. La compra de votos es una vieja enfermedad que la democracia colombiana nunca ha podido terminar de erradicar.
El senador uribista Iván Duque llega a los comicios como líder destacado de los sondeos de opinión, y favorito para disputar la segunda vuelta del 17 de junio. Si bien Petro ha aparecido consistentemente en el segundo lugar, el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, su más inmediato perseguidor, repuntó en las últimas mediciones. Adicionalmente, muchos observadores coinciden en que Vargas Lleras podría terminar catapultado al codiciado segundo puesto gracias a la robusta maquinaría política que lo acompaña, y que no suelen registrar las encuestas.
La polémica llevó a los demás candidatos a posicionarse. Vargas Lleras, el directo señalado, le pidió a Petro “que no se anticipe a su derrota” y que respete a las instituciones electorales colombianas, mientras Duque hizo un llamado “a que las autoridades le hablen al país con claridad frente a cualquier cuestionamiento que se les haga”, aunque expresó confianza en la organización electoral. “No creo que haya un fraude, pero se pueden hacer observaciones acerca del proceso y ser exigentes”, matizó Fajardo, quizás el competidor más directo de Petro, al tiempo que pidió confianza y transparencia ya que las elecciones serán "muy reñidas en muchos aspectos".
La Misión de Observación Electoral (MOE) consideró positivas las medidas para fortalecer la capacidad de vigilancia y control de las campañas sobre el proceso electoral, pero también invitó a los candidatos a abstenerse de convocar reuniones en espacios públicos para evitar incidentes.