Dos obispos definen cómo se vive bajo la dictadura de Nicolás Maduro: "Venezuela sufre un genocidio, una tragedia inimaginable"
Jaime José Villarroel Rodríguez y Enrique Pérez Lavado trazaron un panorama de la crítica situación que vive su país. "Nuestros altos dirigentes políticos y militares están involucrados en el negocio del narcotráfico internacional", dijeron
Infobae
Los obispos venezolanos Jaime José Villarroel Rodríguez y Enrique Pérez Lavado, de Carúpano y Maturín respectivamente, trazaron un panorama de la crítica situación política, económica y social que vive Venezuela.
En diálogo con La Stampa, los religiosos afirmaron que el país petrolero "sufre un genocidio, una tragedia inimaginable". Se trata de una situación creada por un "gobierno delincuencial", cuyos dirigentes "están involucrados en el narcotráfico", dijeron.
Jaime José Villarroel Rodríguez fue contundente en su diagnóstico: "Tenemos una tragedia de dimensiones inimaginables. En este momento, la situación de la falta de alimentos se ha agravado, más del 80 por ciento de las personas vive en pobreza y más del 20 por ciento padece pobreza extrema, a causa de la cual la gente no tiene ni para comer".
"La falta de medicinas es una calamidad, porque las personas mueren por eso. El año pasado más de 22 mil recién nacidos fallecieron y se registraron más de 700 mil casos de malaria o paludismo. Nosotros, los venezolanos, no imaginamos lo que se nos viene encima después de cinco años de decrecimiento económico en torno al 35 por ciento. La industria está totalmente destruida y la gente quiere irse del país porque no ve esperanza ni solución posible", relató Villarroel Rodríguez.
Por su parte, Enrique Pérez Lavado señaló: "Nuestros altos dirigentes políticos y militares están involucrados en el negocio del narcotráfico internacional. Esto ha llevado a que no se preocupen del pueblo sino de incrementar sus capitales, todos en el exterior. Eso les conviene, no hay otra manera de explicarse que estemos llegando a una especie de genocidio. Es una palabra muy grave, pero ya la situación ha alcanzado niveles de aniquilación hacia el pueblo venezolano. La gente está huyendo del país, es un asunto de supervivencia".
Ante la pregunta sobre cómo sobrevivir en esta situación, Villarroel Rodríguez sostuvo que "la Iglesia tiene la misión de acompañar al pueblo". Y agregó: "Es la única institución que tiene credibilidad porque está cercana a la gente y habla con claridad. Su trabajo, a través de instituciones como Cáritas, es extraordinario, en condiciones dificilísimas porque el gobierno no permite que entre ningún tipo de ayuda humanitaria".
Sobre la propuesta del papa Francisco, que siempre ha dicho que el diálogo es el único camino de salida a la crisis, Pérez Lavado dijo: "Al diálogo no lo descartamos nunca porque es el camino fundamental para nosotros, por convicción no podemos recomendar caminos distintos a ese. Sin embargo, en este momento está cerrado. Se mantienen algunas instancias de diálogo a otros niveles, por ejemplo algunos contactos entre delegados el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y personeros del gobierno, pero son -más bien- de tipo académico, no político. Siempre hablamos con el Papa del diálogo pero pensamos que, en este momento, no es factible".
Respecto a sobre dónde va el gobierno, Villarroel Rodríguez adelantó: "A una radicalización de este sistema, a terminar de controlar la otras instancias que quedan como la banca privada y tomar las pocas empresas que restan, terminando de apoderarse de todas las instituciones. Busca un pueblo sometido, no admite ningún tipo de crítica ni disidencia, menos de la Iglesia Católica".
Por último, Pérez Lavado habló del rol del Vaticano: "La Santa Sede sigue muy de cerca toda la situación. Anualmente la presidencia de la Conferencia Episcopal viene a Roma, se reúne con el secretario de Estado y con el Papa. Hay una información directa de los hechos y de la postura que hemos tomado los obispos. La mediación que se intentó para el diálogo no dio resultados, la misma Santa Sede lo reconoció. El pontífice ha manifestado su apoyo a los obispos venezolanos y, por supuesto, al pueblo. No obstante, la situación venezolana es tan compleja y evoluciona tan rápidamente que no es fácil mantener una posición fija, predecible".
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Los obispos venezolanos Jaime José Villarroel Rodríguez y Enrique Pérez Lavado, de Carúpano y Maturín respectivamente, trazaron un panorama de la crítica situación política, económica y social que vive Venezuela.
En diálogo con La Stampa, los religiosos afirmaron que el país petrolero "sufre un genocidio, una tragedia inimaginable". Se trata de una situación creada por un "gobierno delincuencial", cuyos dirigentes "están involucrados en el narcotráfico", dijeron.
Jaime José Villarroel Rodríguez fue contundente en su diagnóstico: "Tenemos una tragedia de dimensiones inimaginables. En este momento, la situación de la falta de alimentos se ha agravado, más del 80 por ciento de las personas vive en pobreza y más del 20 por ciento padece pobreza extrema, a causa de la cual la gente no tiene ni para comer".
"La falta de medicinas es una calamidad, porque las personas mueren por eso. El año pasado más de 22 mil recién nacidos fallecieron y se registraron más de 700 mil casos de malaria o paludismo. Nosotros, los venezolanos, no imaginamos lo que se nos viene encima después de cinco años de decrecimiento económico en torno al 35 por ciento. La industria está totalmente destruida y la gente quiere irse del país porque no ve esperanza ni solución posible", relató Villarroel Rodríguez.
Por su parte, Enrique Pérez Lavado señaló: "Nuestros altos dirigentes políticos y militares están involucrados en el negocio del narcotráfico internacional. Esto ha llevado a que no se preocupen del pueblo sino de incrementar sus capitales, todos en el exterior. Eso les conviene, no hay otra manera de explicarse que estemos llegando a una especie de genocidio. Es una palabra muy grave, pero ya la situación ha alcanzado niveles de aniquilación hacia el pueblo venezolano. La gente está huyendo del país, es un asunto de supervivencia".
Ante la pregunta sobre cómo sobrevivir en esta situación, Villarroel Rodríguez sostuvo que "la Iglesia tiene la misión de acompañar al pueblo". Y agregó: "Es la única institución que tiene credibilidad porque está cercana a la gente y habla con claridad. Su trabajo, a través de instituciones como Cáritas, es extraordinario, en condiciones dificilísimas porque el gobierno no permite que entre ningún tipo de ayuda humanitaria".
Sobre la propuesta del papa Francisco, que siempre ha dicho que el diálogo es el único camino de salida a la crisis, Pérez Lavado dijo: "Al diálogo no lo descartamos nunca porque es el camino fundamental para nosotros, por convicción no podemos recomendar caminos distintos a ese. Sin embargo, en este momento está cerrado. Se mantienen algunas instancias de diálogo a otros niveles, por ejemplo algunos contactos entre delegados el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y personeros del gobierno, pero son -más bien- de tipo académico, no político. Siempre hablamos con el Papa del diálogo pero pensamos que, en este momento, no es factible".
Respecto a sobre dónde va el gobierno, Villarroel Rodríguez adelantó: "A una radicalización de este sistema, a terminar de controlar la otras instancias que quedan como la banca privada y tomar las pocas empresas que restan, terminando de apoderarse de todas las instituciones. Busca un pueblo sometido, no admite ningún tipo de crítica ni disidencia, menos de la Iglesia Católica".
Por último, Pérez Lavado habló del rol del Vaticano: "La Santa Sede sigue muy de cerca toda la situación. Anualmente la presidencia de la Conferencia Episcopal viene a Roma, se reúne con el secretario de Estado y con el Papa. Hay una información directa de los hechos y de la postura que hemos tomado los obispos. La mediación que se intentó para el diálogo no dio resultados, la misma Santa Sede lo reconoció. El pontífice ha manifestado su apoyo a los obispos venezolanos y, por supuesto, al pueblo. No obstante, la situación venezolana es tan compleja y evoluciona tan rápidamente que no es fácil mantener una posición fija, predecible".