Devaluación del peso argentino paraliza comercio en sur del país

La crisis cambiaria derivó en que cada vez menos argentinos lleguen a las ciudades fronterizas a hacer transacciones. Autoridades locales están preocupadas.

Fernando García / La Paz
La devaluación del peso argentino paralizó la actividad comercial de Yacuiba, Bermejo y Villazón, ciudades bolivianas limítrofes con el país vecino, donde los habitantes empezaron a sufrir la escasa visita de argentinos por comercio o turismo.


“Desde hace unas dos semanas que comenzamos a sentir con más fuerza el perjuicio que están sufriendo los argentinos por la devaluación de su peso. Antes venía mucha gente a hacer compras o pasar unos días, pero ahora casi nadie”, explicó Ramiro Vallejos, alcalde de Yacuiba, ciudad distante a sólo tres kilómetros de San José de Pocitos, y a cinco de Salvador Mazza, ambas de la provincia de Salta.

Apuntó que hasta antes de la devaluación del peso, el 90% de los visitantes que llegaban a Yacuiba procedentes del norte argentino lo hacía para realizar diversas compras. “Llegaba mucha gente de Salta y de Jujuy, para comprar ropa, electrodomésticos, herramientas y otros utensilios. Ahora no tienen plata, y para nosotros, ir al otro lado (Argentina) para hacer compras tampoco es atractivo, porque todo está caro”, indicó.

El burgomaestre señaló que hasta hace unas semanas, los yacuibeños pasaban a territorio argentino para comprar artículos de primera necesidad, por ejemplo carne que tenía un costo de 80 pesos argentinos, pero ahora cuesta 260.

En el caso de Bermejo, ciudad distante a 12 kilómetros de la localidad argentina de Aguas Blancas, ubicada al noreste de la provincia de Salta, la devaluación del peso ocasionó que los mercados y principales centros comerciales de esa región del país se queden vacíos, según el alcalde Belfor Burgos.



“Ya nadie quiere agarrar pesos y eso está afectando gravemente la economía de los bermejeños, gente dedicada principalmente al comercio. Los mercados y centros comerciales están vacíos”, declaró a Página Siete.

El Alcalde de Bermejo anotó que, además del comercio, la industria hotelera y el transporte internacional son los sectores más perjudicados por la devaluación del peso.

“Antes llegaban buses llenos de argentinos, ahora muy poco, casi nada. Lo mismo en la hotelería y la gastronomía, ya no tienen a quién atender”, dijo Burgos.

Wilman Cardozo, asambleísta departamental por la región del Chaco, añadió que la mayor parte de la gente que habita en las ciudades fronterizas se dedica al comercio informal y que la caída del peso afecta su actividad.

“En las ciudades fronterizas, hasta el 80% de los habitantes vive del comercio, es población gremial. Con la devaluación ya no les conviene ir a Argentina a hacer negocio, porque allá todo subió de precio. Antes, caía el peso y caían los precios; ahora no, se devalúa el peso y se disparan los precios”, subrayó Cardozo.

El asambleísta acotó que la situación que se vive en Yacuiba y Bermejo también se replica en Villazón, poblado distante a menos de dos kilómetros de La Quiaca, norte de Jujuy, donde los comerciantes también sienten la falta de visitantes argentinos.

Desde el 25 de abril, la economía argentina sufre una crisis cambiaria que le obligó a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI).



El ministro de Economía , Mario Guillén, aseguró que la crisis argentina no afectará a Bolivia porque se acabó el paradigma del “exportar o morir” de las épocas neoliberales y ahora “el modelo boliviano apuesta al mercado interno e inversión pública. El vicepresidente, Álvaro García Linera, descartó efectos porque la economía es sólida.


Depreciación acumulada en 45 días llega a 19%

La corrida cambiaria se acentuó ayer en Argentina, al caer el peso en 6,16%, a 25,50 por dólar en la apertura de las operaciones, según las pizarras de los bancos. La huida hacia la moneda estadounidense se registró en la víspera del Supermartes, día en que vencen unos 650 mil millones de pesos en Letras del Banco Central (LEBACS), unos 25.000 millones de dólares.

La devaluación acumulada en 45 días es de 19%, una de las mayores de la última década y no pudo ser contenida pese a que se vendieron reservas y se elevaron las tasas hasta 40%.

La crisis se inició cuando los inversionistas de corto plazo comenzaron a liquidar sus LEBACS y escaparse hacia el dólar, en el marco de una crisis de confianza luego de que el gobierno del presidente Mauricio Macri tuvo que suspender sus emisiones de deuda a nivel internacional.

El Gobierno confía en que el martes la autoridad monetaria pueda controlar en parte la huida si bancos y entidades oficiales renuevan sus LEBACS. Analistas estiman que se ofrecerá una tasa de 50% para que los inversores permanezcan en moneda nacional y no se vuelquen al dólar.



El BCRA y consultoras privadas calculan que la fuga de capitales se ubicó en cerca de 35.000 millones de dólares en 2017, por ahorro de divisas fuera del sistema bancario, gastos de turismo, salida de fondos de inversión, pagos de intereses de la deuda y déficit comercial. (AFP)

Si se excluye el gas, la balanza comercial es deficitaria

Excluyendo las ventas de gas natural, el saldo comercial con Argentina se tornaría totalmente deficitario ya que en el último decenio las exportaciones sólo llegaron a 1.422 millones de dólares, según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).

Durante los últimos 10 años las exportaciones bolivianas al país vecino acumularon 13.216 millones de dólares (incluye gas natural), en tanto que las compras externas sumaron 9.498 millones de dólares.

Al primer trimestre del 2018, el saldo comercial alcanzó los 116 millones a favor de Bolivia, pero sin el gas las importaciones serían casi 14 veces más que las exportaciones.

El país compra de ese mercado diésel, gasolinas, harina de trigo, vehículos para el transporte de mercancías.

Se exporta gas natural, bananas, palmitos preparados o en conserva, sulfato de bario, alcohol etílico, entre otros.

En el primer trimestre las ventas del energético llegaron a 346,1 millones de dólares, un 29,7% más que en similar período de 2017.



A pesar del contexto adverso que se vive en Argentina, el embajador Normando Álvarez afirmó, según ANF, que el gobierno de Mauricio Macri no tiene deudas pendientes con Bolivia y que el 23 de mayo ratificará el requerimiento de más gas para el periodo de invierno.

Anunció que el 23 de mayo, en Buenos Aires, el ministro de Energía de Argentina, Juan José Aranguren le pedirá a su homólogo boliviano, Luis Sánchez, más gas para el periodo de invierno y menor volumen para el verano. El mínimo para invierno es de 20,3 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd) de gas y un máximo de 23,9 Mmmcd.

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