Berlusconi allana el camino a un Gobierno entre Movimiento 5 Estrellas y Liga
El ex Cavaliere da luz verde en el último minuto al pacto entre los dos partidos 'antiestablishment', que suman mayoría para formar un Ejecutivo
Daniel Verdú
Roma, El País
Silvio Berlusconi, 81 años e inhabilitado políticamente por fraude fiscal, vuelve a ser protagonista. A última hora, cuando la repetición electoral se daba por descontada, aceptó dar un paso al lado y permitir que La Liga, su socio de coalición, forme un Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas. La negativa del ex Cavaliere era el único escollo. Superado el veto, se espera que hoy los dos partidos antiestablishment y euroescépticos den cuenta de sus planes.
El presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, tenía listo su Ejecutivo “neutral”. Un primer ministro de corte técnico y una lista de nombres que le acompañarían para ocupar las carteras más importantes del Gobierno hasta diciembre, cuando volverían a celebrarse elecciones. Iba a presentarlo el miércoles o el jueves, y si no se aprobaba en el Parlamento, Italia quedaba abocada a celebrar nuevos comicios en julio. Pero el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y La Liga, que suman mayoría absoluta, le pidieron 24 horas más de tiempo para tratar de ponerse de acuerdo. Y todo apunta ahora a que el acuerdo podría lograrse ahora sobre la campana.
El principal obstáculo para que ambas formaciones —una soberanista y xenófoba y la otra de un marcado carácter populista— consumasen un cortejo que dura ya dos meses se llamaba Silvio Berlusconi. El ex Cavaliere, líder de Forza Italia y socio principal de La Liga, se negaba a dar un paso a un lado y permitir que su aliado rompiese la coalición de centroderecha, como le pedía el M5S, y formase un Gobierno por su cuenta. Es más, explicitó su desprecio por los grillinos llegando a decir que no servían ni para limpiar los retretes de Mediaset.
La realidad es que Berlusconi veía la jugada como una humillación política que pondría de relieve su debilidad. Y, sobre todo, dejaría al descubierto sus intereses empresariales. Pero hay males peores y a última hora de ayer anunció que levantaba el veto. “Si otra fuerza política en la coalición de centroderecha asume la responsabilidad de formar un Gobierno con el M5S, tomamos nota con respecto a la elección. Ciertamente no nos corresponde a nosotros imponer vetos o prejuicios”, señaló Forza Italia en un comunicado. Pero matizó que la formación no votará a favor de ese posible Ejecutivo en el Parlamento y subrayó que si finalmente no nace, nadie podrá usar a Forza Italia como “pretexto frente a la incapacidad de encontrar acuerdos entre fuerzas políticas diversas”. Un pequeño apunte a pie de página que invita a pensar todavía en algún truco final de Berlusconi, sabedor de que el acuerdo entre ambos partidos todavía no está firmado y aún podría fracasar.
La enorme presión recibida, especialmente con la amenaza de un adelanto electoral al mes de julio que podría derribar por completo a Forza Italia en las urnas (los sondeos le daban un 40% menos de parlamentarios), hizo que este miércoles se abriese en el último minuto una grieta. Nombres tan significativos como el de Giovanni Toti se mostraron receptivos al acuerdo y alimentaron una corriente terminó arrastrando al líder supremo.
Pero toda la presión es ahora para M5S y Liga, que durante todo el día estuvieron limando asperezas y diseñando un posible Ejecutivo en el que habría que buscar una tercera persona que ocupase el cargo de primer ministro. Un nombre que, dentro del último salto mortal de esta ronda de negociaciones, también debería gustarle a Berlusconi y, sobre todo, tranquilizarle respecto al futuro de sus empresas. Las amenazas llegadas desde los grillinos en los últimos días acerca de un posible conflicto de intereses habían generado cierta inquietud en su entorno. Si el acuerdo cuaja, y de eso no hay ninguna duda, el dueño de Mediaset se asegurará la posibilidad de influir en la elección del primer ministro.
Esa será una de las principales condiciones para echarse a un lado y abstenerse en una votación que permitiría dar a luz al primer Gobierno antiestablishment de Italia. Una perspectiva que, sumada a la incertidumbre, que dura ya más de dos meses y que aumentó el día anterior con el anuncio de un previsible adelanto electoral, hizo subir este miércoles 15 puntos la prima de riesgo de Italia.
Daniel Verdú
Roma, El País
Silvio Berlusconi, 81 años e inhabilitado políticamente por fraude fiscal, vuelve a ser protagonista. A última hora, cuando la repetición electoral se daba por descontada, aceptó dar un paso al lado y permitir que La Liga, su socio de coalición, forme un Gobierno con el Movimiento 5 Estrellas. La negativa del ex Cavaliere era el único escollo. Superado el veto, se espera que hoy los dos partidos antiestablishment y euroescépticos den cuenta de sus planes.
El presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, tenía listo su Ejecutivo “neutral”. Un primer ministro de corte técnico y una lista de nombres que le acompañarían para ocupar las carteras más importantes del Gobierno hasta diciembre, cuando volverían a celebrarse elecciones. Iba a presentarlo el miércoles o el jueves, y si no se aprobaba en el Parlamento, Italia quedaba abocada a celebrar nuevos comicios en julio. Pero el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y La Liga, que suman mayoría absoluta, le pidieron 24 horas más de tiempo para tratar de ponerse de acuerdo. Y todo apunta ahora a que el acuerdo podría lograrse ahora sobre la campana.
El principal obstáculo para que ambas formaciones —una soberanista y xenófoba y la otra de un marcado carácter populista— consumasen un cortejo que dura ya dos meses se llamaba Silvio Berlusconi. El ex Cavaliere, líder de Forza Italia y socio principal de La Liga, se negaba a dar un paso a un lado y permitir que su aliado rompiese la coalición de centroderecha, como le pedía el M5S, y formase un Gobierno por su cuenta. Es más, explicitó su desprecio por los grillinos llegando a decir que no servían ni para limpiar los retretes de Mediaset.
La realidad es que Berlusconi veía la jugada como una humillación política que pondría de relieve su debilidad. Y, sobre todo, dejaría al descubierto sus intereses empresariales. Pero hay males peores y a última hora de ayer anunció que levantaba el veto. “Si otra fuerza política en la coalición de centroderecha asume la responsabilidad de formar un Gobierno con el M5S, tomamos nota con respecto a la elección. Ciertamente no nos corresponde a nosotros imponer vetos o prejuicios”, señaló Forza Italia en un comunicado. Pero matizó que la formación no votará a favor de ese posible Ejecutivo en el Parlamento y subrayó que si finalmente no nace, nadie podrá usar a Forza Italia como “pretexto frente a la incapacidad de encontrar acuerdos entre fuerzas políticas diversas”. Un pequeño apunte a pie de página que invita a pensar todavía en algún truco final de Berlusconi, sabedor de que el acuerdo entre ambos partidos todavía no está firmado y aún podría fracasar.
La enorme presión recibida, especialmente con la amenaza de un adelanto electoral al mes de julio que podría derribar por completo a Forza Italia en las urnas (los sondeos le daban un 40% menos de parlamentarios), hizo que este miércoles se abriese en el último minuto una grieta. Nombres tan significativos como el de Giovanni Toti se mostraron receptivos al acuerdo y alimentaron una corriente terminó arrastrando al líder supremo.
Pero toda la presión es ahora para M5S y Liga, que durante todo el día estuvieron limando asperezas y diseñando un posible Ejecutivo en el que habría que buscar una tercera persona que ocupase el cargo de primer ministro. Un nombre que, dentro del último salto mortal de esta ronda de negociaciones, también debería gustarle a Berlusconi y, sobre todo, tranquilizarle respecto al futuro de sus empresas. Las amenazas llegadas desde los grillinos en los últimos días acerca de un posible conflicto de intereses habían generado cierta inquietud en su entorno. Si el acuerdo cuaja, y de eso no hay ninguna duda, el dueño de Mediaset se asegurará la posibilidad de influir en la elección del primer ministro.
Esa será una de las principales condiciones para echarse a un lado y abstenerse en una votación que permitiría dar a luz al primer Gobierno antiestablishment de Italia. Una perspectiva que, sumada a la incertidumbre, que dura ya más de dos meses y que aumentó el día anterior con el anuncio de un previsible adelanto electoral, hizo subir este miércoles 15 puntos la prima de riesgo de Italia.