Argentina pagará con menos crecimiento por crisis en política monetaria
Análisis. Prevén que el Producto Interior Bruto crecerá este año menos de lo previsto e incluso su expansión podría ser nula
Natalia Kidd
Argentina pagará con un menor crecimiento de su economía la decisión del Banco Central de subir fuertemente la tasa de interés de política monetaria como medida para contener la inflación ante la brusca depreciación del peso.
Tras la inestabilidad financiera de las últimas semanas y la resolución del Banco Central argentino de elevar tres veces la tasa de referencia en los últimos 30 días, hasta el 40%, economistas consultados por EFE señalaron que el Producto Interior Bruto (PBI) crecerá este año menos de lo previsto inicialmente e incluso su expansión podría ser nula.
“La consecuencia que trae una tasa elevada es una caída en la actividad económica”, dijo Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora Orlando Ferreres, que ha recortado ya en medio punto porcentual su pronóstico de crecimiento del PIB, del 2,5 % al 2 % para este año.
Según el experto, “en el corto plazo, si el Banco Central bajara la tasa de interés, el efecto sobre la actividad económica sería menor, pero el problema inflacionario sería mayor”. “A la inversa, subir la tasa no creo que baje la inflación, pero por lo menos la contiene”, sostuvo.
El Banco Central, que aplica una política monetaria con base en metas de inflación, había ya subido la tasa de referencia a finales de abril, pero en los primeros días de mayo volvió a elevarla dos veces ante una súbita depreciación de la moneda local, con una devaluación que ya superó el 20% este mes.
Con una fuerte fuga de los inversores hacia el dólar estadounidense, la autoridad monetaria ajustó la tasa de referencia para contener los efectos de la devaluación sobre los precios, con una inflación que en abril ya se había ubicado en 25,5 % interanual, poniendo aún más en duda el cumplimiento de la meta del 15% para este año.
“Subir las tasas de corto plazo es justamente la mejor manera de asegurar la recuperación del crédito en pesos de largo plazo (el relevante para las decisiones de inversión), al anclar las expectativas e impulsar una mayor estabilidad en los precios”, aseguró el miércoles pasado el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger.
Al disertar ante ejecutivos de empresas, Sturzenegger dijo que las tasas no volverán “rápidamente al nivel que tenían antes”, ya que el Banco
Central "debe determinar un nivel de dureza monetaria más pronunciado” para "reencauzar" el proceso hacia una desaceleración de los precios.
La última vez que Argentina tuvo una tasa tan elevada fue en marzo y abril de 2016 (38%), luego de registrar una fuerte devaluación del peso a partir del fin de un ciclo de restricciones cambiarias.
Ese nivel de tasa se sostuvo por dos meses, pero ahora podría ser por menos tiempo porque, según apuntó Spotorno, “en este momento no es tan grave la situación como entonces”.
Un diagnóstico que no comparte el economista Pablo Tigani, quien sostiene que Argentina va hacia una recesión con inflación.
A su juicio, la recesión impactará negativamente en la recaudación de impuestos, afectando el frente fiscal, un renglón en el que el Gobierno de Mauricio Macri ha prometido que apretará las tuercas. “Está demostrado en Argentina que cuando suben las tasas de interés y baja el gasto público, no hay ningún ajuste fiscal que equipare la caída de la recaudación, con lo cual la brecha del déficit fiscal se amplía”, advirtió. El experto apuntó que mantener una tasa tan elevada encarecerá la financiación para las empresas y los consumidores.
Natalia Kidd
Argentina pagará con un menor crecimiento de su economía la decisión del Banco Central de subir fuertemente la tasa de interés de política monetaria como medida para contener la inflación ante la brusca depreciación del peso.
Tras la inestabilidad financiera de las últimas semanas y la resolución del Banco Central argentino de elevar tres veces la tasa de referencia en los últimos 30 días, hasta el 40%, economistas consultados por EFE señalaron que el Producto Interior Bruto (PBI) crecerá este año menos de lo previsto inicialmente e incluso su expansión podría ser nula.
“La consecuencia que trae una tasa elevada es una caída en la actividad económica”, dijo Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora Orlando Ferreres, que ha recortado ya en medio punto porcentual su pronóstico de crecimiento del PIB, del 2,5 % al 2 % para este año.
Según el experto, “en el corto plazo, si el Banco Central bajara la tasa de interés, el efecto sobre la actividad económica sería menor, pero el problema inflacionario sería mayor”. “A la inversa, subir la tasa no creo que baje la inflación, pero por lo menos la contiene”, sostuvo.
El Banco Central, que aplica una política monetaria con base en metas de inflación, había ya subido la tasa de referencia a finales de abril, pero en los primeros días de mayo volvió a elevarla dos veces ante una súbita depreciación de la moneda local, con una devaluación que ya superó el 20% este mes.
Con una fuerte fuga de los inversores hacia el dólar estadounidense, la autoridad monetaria ajustó la tasa de referencia para contener los efectos de la devaluación sobre los precios, con una inflación que en abril ya se había ubicado en 25,5 % interanual, poniendo aún más en duda el cumplimiento de la meta del 15% para este año.
“Subir las tasas de corto plazo es justamente la mejor manera de asegurar la recuperación del crédito en pesos de largo plazo (el relevante para las decisiones de inversión), al anclar las expectativas e impulsar una mayor estabilidad en los precios”, aseguró el miércoles pasado el titular del Banco Central, Federico Sturzenegger.
Al disertar ante ejecutivos de empresas, Sturzenegger dijo que las tasas no volverán “rápidamente al nivel que tenían antes”, ya que el Banco
Central "debe determinar un nivel de dureza monetaria más pronunciado” para "reencauzar" el proceso hacia una desaceleración de los precios.
La última vez que Argentina tuvo una tasa tan elevada fue en marzo y abril de 2016 (38%), luego de registrar una fuerte devaluación del peso a partir del fin de un ciclo de restricciones cambiarias.
Ese nivel de tasa se sostuvo por dos meses, pero ahora podría ser por menos tiempo porque, según apuntó Spotorno, “en este momento no es tan grave la situación como entonces”.
Un diagnóstico que no comparte el economista Pablo Tigani, quien sostiene que Argentina va hacia una recesión con inflación.
A su juicio, la recesión impactará negativamente en la recaudación de impuestos, afectando el frente fiscal, un renglón en el que el Gobierno de Mauricio Macri ha prometido que apretará las tuercas. “Está demostrado en Argentina que cuando suben las tasas de interés y baja el gasto público, no hay ningún ajuste fiscal que equipare la caída de la recaudación, con lo cual la brecha del déficit fiscal se amplía”, advirtió. El experto apuntó que mantener una tasa tan elevada encarecerá la financiación para las empresas y los consumidores.