Al menos 10 muertos en un tiroteo en una escuela de Texas

La policía detiene al atacante y encuentra artefactos explosivos dentro y fuera de la escuela. Hay 10 heridos

Joan Faus
Antonia Laborde
Washington, El País
La sinrazón de la violencia armada volvió a sacudir este viernes Estados Unidos. Un menor de edad abrió fuego en una escuela de secundaria en Santa Fe, una localidad a las afueras de Houston (Texas). Mató a al menos 10 personas e hirió a otras 10. La policía detuvo al tirador, Dimitrios Pagourtzis, de 17 años. Empuñó un revólver y una escopeta que eran de su padre y habían sido compradas legalmente. Las autoridades encontraron explosivos en los alrededores del colegio y en la casa y vehículo del asaltante. La policía también arrestó a un sospechoso.


Pagourtzis estudiaba en la escuela atacada, no tenía antecedentes penales y no estaba en el radar de la policía. El joven había escrito en diarios, su teléfono móvil y ordenador sobre sus planes de cometer un tiroteo y de suicidarse después, pero no tuvo el coraje para quitarse la vida. La incógnita más escalofriante es qué iba a hacer con los artefactos explosivos, que eran de fabricación doméstica e incluían un cóctel molotov.

El presidente estadounidense, Donald Trump, habló de un “ataque horrible” y lamentó que estas matanzas “han estado ocurriendo por demasiado tiempo” en el país. El republicano, cercano a la industria armamentística y que hasta hace poco rechazaba endurecer los controles, prometió tomar medidas para “proteger a nuestros estudiantes y asegurar nuestras escuelas”. Texas es uno de los Estados con leyes más laxas en la compraventa de armas. Su gobernador, el republicano Gregg Abbot, también abogó por “garantizar que esta tragedia nunca se repita”.

El nuevo baño de sangre es el más grave desde que en febrero un estudiante, equipado con un rifle militar, mató a 17 personas en una escuela secundaria en Parkland (Florida). La masacre desató una ola de indignación en EE UU y el mayor debate nacional sobre las armas de fuego de los últimos años. Impulsados por la repulsa de los estudiantes de Parkland, cientos de miles de personas se manifestaron en marzo en grandes ciudades reclamando endurecer la compraventa de fusiles. Su lema era muy claro: “Nunca más”. Ese objetivo no se ha cumplido.

El de Texas es el tiroteo número 22 en colegios de EE UU en lo que va de año, según el recuento de la organización Gun Violence Archive. Considerando que han transcurrido 20 semanas, equivale a más de uno por semana. La violencia armada convierte a EE UU en una anomalía en el mundo desarrollado. Cada día mueren alrededor de 93 personas por disparos en el país. Hay casi el mismo número de armas privadas que ciudadanos en un país de 325 millones de habitantes y que ampara el derecho a portar armas.

El drama se desató a las 7:45 (hora local) cuando el joven empezó a abrir fuego poco antes de que empezaran las clases en el Santa Fe High School. Dos policías de la escuela respondieron a los disparos. Una alumna explicó a una televisión local que el atacante entró en su clase de arte y empezó a descerrajar tiros. Vio a una compañera de clase con la pierna ensangrentada. “Creíamos al principio que era un simulacro de incendio pero el profesor dijo: ‘Empezad a correr’”, afirmó. Muchos huyeron hasta resguardarse en un comercio enfrente de la escuela. Otros corrieron mucho más lejos.

Las escenas de desolación se repitieron. Adolescentes llorando desconsolados a las puertas de un colegio. Padres desesperados que no saben si sus hijos están vivos. Las escenas se vivieron en Santa Fe, un municipio de 12.000 habitantes en Texas. Pero evocaron demasiadas otras. El de este viernes es el peor tiroteo en Texas desde que en noviembre un hombre mató a 26 personas en una iglesia en Sutherland Springs, una localidad cercana a San Antonio.

El clamor de los alumnos de Parkland propició que el Congreso de Florida, uno de los Estados conservadores más cercanos a la industria armamentística, aumentara de 18 a 21 años la edad mínima para comprar un rifle militar. Florida también dio luz verde a que un grupo de profesores, tras superar un entrenamiento especial, pueda ir armado en las aulas. Asociaciones educativas han censurado esa medida al advertir de que convertirá las escuelas en espacios bunkerizados y las hará mucho más peligrosas.

El armar a los profesores fue la principal propuesta de Trump tras el tiroteo en Parkland. Inicialmente, abogó por elevar también la edad mínima de compra, rompiendo con el consenso conservador, pero luego dio marcha atrás. De momento el Congreso, de mayoría republicana, solo ha adoptado tímidos retoques a la legislación de las armas. Es la misma pasividad que ha ido ocurriendo matanza tras matanza en los últimos años.

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