Al final apareció Benzema

Superó su bloqueo goleador y robó siete balones, su récord desde que llegó hace nueve años. "Se lo merece, sigue trabajando mucho", le aplaudió Zidane. Un doblete para Kiev.

Carlos Forjanes
As
De tanto esperar a Benzema, Zidane terminó cantando bingo. El técnico francés ha tenido que capear con los problemas de su compatriota en los dos últimos años. Y Karim le devolvió tanto capote en las aguas donde mejor parece moverse, las de semifinales de la Champions. El año pasado desahogó a su equipo con la maravilla del Calderón, ahora, dos goles que valen Kiev.


Tantos kilos de zanahorias y al final, quizá, lo que necesitaba Benzema de Zizou era algún palo. Como no jugar la vuelta ante la Juve, o ser suplente en el Allianz. Los hinchas en pantalones de cuero bávaros (los lederhosen), azuzaron el ambiente con el gol de Kimmich. “Ein Schuss, ein Tor, die Bayern!” (“Un disparo, un gol, el Bayern!”), gritó a pleno pulmón la ayer grada roja del Bernabéu. Parecía un reto, aunque lo cantasen en alemán. Benzema es de eso futbolistas a los que no se les hincha la vena, pero algo cambió anoche. Tras el 1-1, en el que completó una acción donde el Madrid dio 28 pases en 81 segundos (la segunda jugada más larga en acabar en gol en esta Champions), Karim reaccionó. Tres golpes al pecho, a la altura del escudo, como King Kong.

El segundo se lo dejó en bandeja Ulreich. Se convirtió en el segundo futbolista francés en hacer un doblete en partido de semifinales de la Copa de Europa. El primero en color. El anterior fue de Roger Pantoni (Stade Reims) al Young Boys… en 1959. Antes de arruinar los sueños del Bayern, Benzema sólo había hechos dos tantos en esta Champions, en Chipre. Ahora suma 55 goles en 103 partidos (0,53 promedio), a uno de un depredador con pasado blanco, Van Nistelrooy. Ayer no fueron sólo goles. Fue el madridista que más balones robó (siete), récord en sus casi nueve años en el Madrid.

Un despliegue que le valió la ovación cerrada cuando Zidane le quitó. “Se lo merece”, aplaudió después Zidane: “Nunca ha dejado de trabajar”. Twitter también estaba en ebullición con él, con 215.000 menciones. Incluso su tuitero más crítico, Gary Lineker, arrió bandera en su primera diana. “Qué tremendo cabezazo, uno de los grandes”, comentó. Dos goles de un delantero que parecía haberse divorciado del área y que incendiaron una noche en la que el Bernabéu se reconcilió, al menos aparentemente, con su ‘9’. Un madridismo que acabó enardecido despidiendo a sus jugadores al grito de “¡Que sí, j…, que nos vamos a Kiev!”.

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