Umtiti reaccionó ante la bronca de Piqué y Busquets en Roma
Piqué y Busquets fueron a buscar a Umtiti. Se sentaron con el central francés y le dieron a entender el desencanto que había con él, que su actitud no había sido la mejor.
Moisés Llorens
As
Samuel Umtiti recobró las buenas sensaciones la tarde del sábado en el Camp Nou. Más allá del gol anotado (a la salida de un córner) o del resbalón que le permitió al Valencia, con 1-0 en contra, poder empatar el choque, el partido del central francés fue más que correcto. Estuvo más rápido que otras ocasiones, no se escondió al sacar la pelota desde atrás y ganó a mayoría de duelos que se le plantearon.
Umtiti era consciente que el partido no era sencillo para él. Es más, Ernesto Valverde valoró hasta última hora dejarlo en el banquillo para darle entrada a Thomas Vermaelen. Finalmente el entrenador decidió darle una nueva oportunidad y acabó con la sensación de haberla aprovechado. Pese a todo, las últimos días (semanas) de Umtiti en el vestuario no están siendo nada cómodas. Después del varapalo de Roma, y aún en caliente, llegó la primera charla en el vestuario. Fue colectiva. Con la mayoría de jugadores por duchar y si ganas de mucho, Sergio Busquets y Gerard Piqué tomaron la palabra. En una lectura de autocrítica el grupo reconoció haber caído ante un equipo “ganable”, pero que por unas cosas u otras el haberse confiado les había echado de Europa mucho antes de lo esperado.
Pero esa noche aún quedaban capítulos por vivir. Ya en el avión de vuelta a casa, antes de que despegara la nave y a la espera de que llegasen algunos de los directivos que viajaron con la expedición, Piqué y Busquets fueron a buscar a Umtiti. Se sentaron con el central francés y le dieron a entender el desencanto que había con él, que su actitud no había sido la mejor en las últimas semanas y que se pusiera las pilas para afrontar con garantías el final de LaLiga y la final de la Copa del próximo sábado ante el Sevilla en el Wanda Metropolitano.
Umtiti trató de explicarse a sus compañeros, aunque con la cabeza algo gacha. En el vestuario no acaban de comprender lo que ha generado con sus declaraciones, más allá de no meterse para nada en sus decisiones de futuro. Su cláusula son 60 millones de euros y el club “pretende renovarlo”, pero no a cualquier precio. Al Barça “le interesa el Umtiti comprometido”, según dicen en los despachos del Camp Nou, “no el futbolista ausente que parece mirar por si mismo y que parece que haya cambiado su actitud en los últimas semanas”, prosiguen.
Mostrando una actitud “altiva” con algunos de sus compañeros y empleados del club, a Umtiti sólo le vale una cosa a día de hoy: activarse como futbolista y decidir qué pretende ser. Lo tiene todo para convertirse en uno de los futbolistas más queridos de la grada, aunque la línea para caer en desgracia es muy finita. Tuvo encontronazos serios con compañeros y eso también cuenta. Ahora, la charla (muy seria) de Piqué y Busquets con él parece que le hizo reaccionar ante el Valencia ayer en el Camp Nou.
Moisés Llorens
As
Samuel Umtiti recobró las buenas sensaciones la tarde del sábado en el Camp Nou. Más allá del gol anotado (a la salida de un córner) o del resbalón que le permitió al Valencia, con 1-0 en contra, poder empatar el choque, el partido del central francés fue más que correcto. Estuvo más rápido que otras ocasiones, no se escondió al sacar la pelota desde atrás y ganó a mayoría de duelos que se le plantearon.
Umtiti era consciente que el partido no era sencillo para él. Es más, Ernesto Valverde valoró hasta última hora dejarlo en el banquillo para darle entrada a Thomas Vermaelen. Finalmente el entrenador decidió darle una nueva oportunidad y acabó con la sensación de haberla aprovechado. Pese a todo, las últimos días (semanas) de Umtiti en el vestuario no están siendo nada cómodas. Después del varapalo de Roma, y aún en caliente, llegó la primera charla en el vestuario. Fue colectiva. Con la mayoría de jugadores por duchar y si ganas de mucho, Sergio Busquets y Gerard Piqué tomaron la palabra. En una lectura de autocrítica el grupo reconoció haber caído ante un equipo “ganable”, pero que por unas cosas u otras el haberse confiado les había echado de Europa mucho antes de lo esperado.
Pero esa noche aún quedaban capítulos por vivir. Ya en el avión de vuelta a casa, antes de que despegara la nave y a la espera de que llegasen algunos de los directivos que viajaron con la expedición, Piqué y Busquets fueron a buscar a Umtiti. Se sentaron con el central francés y le dieron a entender el desencanto que había con él, que su actitud no había sido la mejor en las últimas semanas y que se pusiera las pilas para afrontar con garantías el final de LaLiga y la final de la Copa del próximo sábado ante el Sevilla en el Wanda Metropolitano.
Umtiti trató de explicarse a sus compañeros, aunque con la cabeza algo gacha. En el vestuario no acaban de comprender lo que ha generado con sus declaraciones, más allá de no meterse para nada en sus decisiones de futuro. Su cláusula son 60 millones de euros y el club “pretende renovarlo”, pero no a cualquier precio. Al Barça “le interesa el Umtiti comprometido”, según dicen en los despachos del Camp Nou, “no el futbolista ausente que parece mirar por si mismo y que parece que haya cambiado su actitud en los últimas semanas”, prosiguen.
Mostrando una actitud “altiva” con algunos de sus compañeros y empleados del club, a Umtiti sólo le vale una cosa a día de hoy: activarse como futbolista y decidir qué pretende ser. Lo tiene todo para convertirse en uno de los futbolistas más queridos de la grada, aunque la línea para caer en desgracia es muy finita. Tuvo encontronazos serios con compañeros y eso también cuenta. Ahora, la charla (muy seria) de Piqué y Busquets con él parece que le hizo reaccionar ante el Valencia ayer en el Camp Nou.