Sólo a Ceballos le divierte esto

Los suplentes del Madrid ganaron de milagro al Leganés. Únicamente el sevillano puso interés. Marcaron Bale, Mayoral y Brasanac.


Luis Nieto
As
La Liga ha acabado por ser para el Madrid un larguísimo y aburrido entreacto. Lo juegue quien lo juegue. Al Leganés lo ganó de milagro, entre reproches de una afición quejosa por el abandono general. Hasta los suplentes, excepción hecha de Ceballos, parecieron tener su cabeza en el Bayern. Bale y Benzema, que volvió a marcharse sin marcar, parecieron resignados a su suerte. Ya han agotado todos sus moscosos en el Madrid. Y el Leganés mereció de sobra el punto que le hubiese salvado matemáticamente.


La alineación del Madrid ya fue un manifiesto: Casemiro de central, Bale, Benzema y ocho suplentes profundos. Un once para que se den por aludidos el galés y el francés. Los restos de la bbC y una camada que pudo ser y todavía no ha sido, el desfile de la colección de verano 2017 que no se ha llevado en el Madrid. Con ellos y con un Leganés virtualmente salvado y que ya está a otra cosa quedó un partido desnaturalizado, más bien sosote, uno de tantos en los que el Madrid ha hecho la estatua en esta Liga, aunque acabara ganándolo sin merecerlo.

Y eso que el equipo de Zidane salió como si aquello le importara. Especialmente a Ceballos, definitivamente el peor tratado del grupo. No se apreció ni un punto de desánimo en su actuación: quiso la pelota, fue de un lado al otro en todo el frente de ataque y dio las primeras puntadas del primer gol, firmado por Bale tras tiro de Benzema y rechace de Zaldua. Aquel primer Madrid tuvo intensidad, velocidad de circulación, ganas de agradar. El gol lo congeló todo.
Un Madrid dormido

Benzema y Bale, poco acostumbrados a actuar de teloneros, perdieron el interés en la cuestión y el resto no dio cuenta de sus progresos. Volvió a ser invisible Theo, pasó algún apuro Vallejo, anduvo demasiado plano Llorente y, eso sí, marcó Mayoral, un futbolista que sólo aparece para el gol. Fuera del área no dio muestras de su existencia. Achraf sí dejó alguna buena arrancada. Merecerá la pena pagarle un erasmus en otro lado, como se hizo con Carvajal.

Entre un tanto y otro quedó un Leganés mejor, impulsado por sus dos internacionales marroquíes, El Zhar y Amrabat (este estrelló un balón en el larguero), y sin suerte: Guerrero rozó tres veces el gol. La pegada estaba al otro lado. Especialmente en el caso de Bale, que lleva 12 goles en esta Liga sin que ello haya acabado de justificarle.

La segunda mitad sólo tuvo la utilidad dejar pistas para el martes: a la hora quitó Zidane a Kovacic, presunto titular ante el Bayern, y a Benzema, al que quizá también necesite en algún momento. El baile dejó otras rarezas: Casemiro lanzó un libre directo, sin éxito, y Bale acabó como capitán. Un brazalete casi de despedida. También llegó un gol del Leganés, tolerado por Theo ante Amrabat y anotado a puerta vacía por Brasanac, y un milagro de Casilla para evitar el empate. Todo mientras el Madrid daba cabezadas. Esta Liga le parece un muermo.

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