Radiografía de los votantes mexicanos
Lopez Obrador domina entre los jóvenes y en el sur, pero pierde fuerza entre las mujeres. EL PAÍS analiza el voto por edad, sexo, nivel de estudios, territorio, religión e ideología
Kiko Llaneras
Luis Pablo Beauregard
Madrid / México, El País
Los mexicanos más religiosos prefieren a José Antonio Meade, el candidato del PRI. Los de centro ideológico se decantan por Ricardo Anaya, quien logró reunir a partidos de derecha e izquierda en la coalición Por México al Frente. El sur del país es el terreno donde el aspirante de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, es más fuerte. Esos son algunos de los resultados del análisis de cinco encuestas que permiten hacer una radiografía de las fuerzas de los candidatos presidenciales entre distintos electorados rumbo a las presidenciales del 1 de julio.
López Obrador, el líder de Morena, es el preferido en general. Su dominio destaca en el sur del país, uno de los bastiones históricos del político nacido en el Estado de Tabasco, enclavado precisamente en esa región de México. El tres veces candidato presidencial también sobresale entre quienes no acuden a oficios religiosos y entre quienes se identifican con la izquierda. Estos datos son reveladores en esta campaña, donde López Obrador decidió aliarse con Encuentro Social, un pequeño partido de derecha conservadora conformado por núcleos evangélicos. El puntero en las encuestas también tiene debilidades. Cuenta con menos apoyo entre las mujeres y los mexicanos con pocos estudios.
Ricardo Anaya, el expresidente del Partido Acción Nacional (PAN), es más competitivo en los estados del norte y centro-occidente, que son los feudos tradicionales de la organización de derechas. Su candidatura es más atractiva para los mexicanos de alto nivel socioeconómico, menores de 50 años. Anaya busca recortar distancias con López Obrador en el primer debate presidencial de este domingo.
Meade, en el tercer lugar en las encuestas, tiene un núcleo duro más definido: logra sus mejores números entre personas mayores de 50 años, con menos estudios, más religiosas, más conservadoras o de derechas.
Voto por sexo y edad
Una constante en las encuestas analizadas es la debilidad relativa de López Obrador entre las mujeres: le votarían el 36% de los hombres, pero sólo el 28% de las mujeres. Sigue siendo el favorito para ellas también, pero con menos ventaja sobre Anaya y Meade. El candidato del PRI es el que más simpatizantes mujeres tiene, según el promedio de tres encuestas de Consulta Mitofsky, Buendía & Laredo y GEA-ISA.
Radiografía de los votantes mexicanos
López Obrador es el candidato preferido en todos los grupos de edad, aunque sobre todo entre los jóvenes. Sus apoyos son de nuevo el espejo de Meade, que retiene un 22% de votantes entre los mayores de 50 años, pero solo el 16% de jóvenes entre 18 y 29 años.
Estudios y nivel socioeconómico
López Obrador también ve reducida su ventaja entre las personas con menos estudios. Sus números están casi empatados con los de Meade, quien representa a un partido que históricamente ha ido tras el voto rural. La campaña del PRI tiene apoyos mucho menores entre quienes tienen estudios medios o universitarios en una campaña que tiene como su narrativa central el rechazo al Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Entre los votantes que están estudiando actualmente la imagen es distinta. López Obrador y Ricardo Anaya están casi empatados con un 26% cada uno, de acuerdo a GEA-ISA. El más perjudicado es Meade, quien solo conseguiría el 4% de los sufragios de los estudiantes. Otro tercio se muestra indeciso o prefiere guardarse su respuesta.
Radiografía de los votantes mexicanos
Las diferencias por nivel socioeconómico son menos marcadas. Los tres candidatos parecen tener apoyos bastante transversales. La tendencia más clara es la de Ricardo Anaya, que consigue el 20% de los votos de clases bajas y hasta el 26% de las altas.
A veces son preguntas triviales las que resultan más informativas: por ejemplo, tener o no un teléfono inteligente. EL 28% de quienes tienen un aparato así votaría a López Obrador y el 26% lo haría por Anaya. Quienes no tienen un móvil inteligente prefieren a Meade (29%), después López Obrador (25%) y en tercer lugar a Anaya (17%), según datos de GEA-ISA.
La batalla por el norte
López Obrador arrancó su campaña en Ciudad Juárez, al norte de México. La intención de su equipo es ampliar su base de votos en una región que históricamente le ha sido adversa. Esta es quizás la variable más decisiva en esta elección. En el norte-Bajío y centro-occidente, sus apoyos y los de Ricardo Anaya estarían casi empatados, según un promedio de dos sondeos del periódico Reforma. El candidato de Morena no alcanza allí el 30% de los votos, a pesar de que ha dedicado las primeras dos semanas a visitar ciudades de estas regiones del país. Su influencia crece en el centro del país, donde fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México de 2000 a 2005 y, sobre todo, en el sur, donde López Obrador roza el 50% de la intención de voto y aventaja a Anaya por 30 puntos.
Religión e ideología
José Antonio Meade tiene amplios apoyos entre las personas más religiosas. Estos datos de religión e ideología deben leerse con cautela porque provienen de una única encuestas —y por tanto están sujetos a mayores errores de muestreo—, pero son informativos. El candidato del PRI sería el más votado entre quienes van a oficios religiosos dos o más veces por semana. En ese grupo sus apoyos triplican a los que logra entre las personas sin religión o poco practicantes. Ese patrón concuerda con los datos por ideología: Meade es el favorito de las personas “muy conservadoras” o “de derecha”.
Ricardo Anaya logra sus mejores datos entre personas ni muy conservadoras ni muy liberales y es probablemente el candidato favorito de quienes se declaran “de centro”.
López Obrador tiene más o menos el mismo éxito entre personas liberales o algo conservadoras, de derechas o de centro. Destaca su dominio entre quienes se declaran de izquierdas. Son solo uno de cada diez mexicanos, pero de esos más de la mitad votará probablemente por el candidato de Morena en unas elecciones donde la ideología de los partidos tradicionales se ha difuminado para dar paso al pragmatismo político.
Kiko Llaneras
Luis Pablo Beauregard
Madrid / México, El País
Los mexicanos más religiosos prefieren a José Antonio Meade, el candidato del PRI. Los de centro ideológico se decantan por Ricardo Anaya, quien logró reunir a partidos de derecha e izquierda en la coalición Por México al Frente. El sur del país es el terreno donde el aspirante de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, es más fuerte. Esos son algunos de los resultados del análisis de cinco encuestas que permiten hacer una radiografía de las fuerzas de los candidatos presidenciales entre distintos electorados rumbo a las presidenciales del 1 de julio.
López Obrador, el líder de Morena, es el preferido en general. Su dominio destaca en el sur del país, uno de los bastiones históricos del político nacido en el Estado de Tabasco, enclavado precisamente en esa región de México. El tres veces candidato presidencial también sobresale entre quienes no acuden a oficios religiosos y entre quienes se identifican con la izquierda. Estos datos son reveladores en esta campaña, donde López Obrador decidió aliarse con Encuentro Social, un pequeño partido de derecha conservadora conformado por núcleos evangélicos. El puntero en las encuestas también tiene debilidades. Cuenta con menos apoyo entre las mujeres y los mexicanos con pocos estudios.
Ricardo Anaya, el expresidente del Partido Acción Nacional (PAN), es más competitivo en los estados del norte y centro-occidente, que son los feudos tradicionales de la organización de derechas. Su candidatura es más atractiva para los mexicanos de alto nivel socioeconómico, menores de 50 años. Anaya busca recortar distancias con López Obrador en el primer debate presidencial de este domingo.
Meade, en el tercer lugar en las encuestas, tiene un núcleo duro más definido: logra sus mejores números entre personas mayores de 50 años, con menos estudios, más religiosas, más conservadoras o de derechas.
Voto por sexo y edad
Una constante en las encuestas analizadas es la debilidad relativa de López Obrador entre las mujeres: le votarían el 36% de los hombres, pero sólo el 28% de las mujeres. Sigue siendo el favorito para ellas también, pero con menos ventaja sobre Anaya y Meade. El candidato del PRI es el que más simpatizantes mujeres tiene, según el promedio de tres encuestas de Consulta Mitofsky, Buendía & Laredo y GEA-ISA.
Radiografía de los votantes mexicanos
López Obrador es el candidato preferido en todos los grupos de edad, aunque sobre todo entre los jóvenes. Sus apoyos son de nuevo el espejo de Meade, que retiene un 22% de votantes entre los mayores de 50 años, pero solo el 16% de jóvenes entre 18 y 29 años.
Estudios y nivel socioeconómico
López Obrador también ve reducida su ventaja entre las personas con menos estudios. Sus números están casi empatados con los de Meade, quien representa a un partido que históricamente ha ido tras el voto rural. La campaña del PRI tiene apoyos mucho menores entre quienes tienen estudios medios o universitarios en una campaña que tiene como su narrativa central el rechazo al Gobierno de Enrique Peña Nieto.
Entre los votantes que están estudiando actualmente la imagen es distinta. López Obrador y Ricardo Anaya están casi empatados con un 26% cada uno, de acuerdo a GEA-ISA. El más perjudicado es Meade, quien solo conseguiría el 4% de los sufragios de los estudiantes. Otro tercio se muestra indeciso o prefiere guardarse su respuesta.
Radiografía de los votantes mexicanos
Las diferencias por nivel socioeconómico son menos marcadas. Los tres candidatos parecen tener apoyos bastante transversales. La tendencia más clara es la de Ricardo Anaya, que consigue el 20% de los votos de clases bajas y hasta el 26% de las altas.
A veces son preguntas triviales las que resultan más informativas: por ejemplo, tener o no un teléfono inteligente. EL 28% de quienes tienen un aparato así votaría a López Obrador y el 26% lo haría por Anaya. Quienes no tienen un móvil inteligente prefieren a Meade (29%), después López Obrador (25%) y en tercer lugar a Anaya (17%), según datos de GEA-ISA.
La batalla por el norte
López Obrador arrancó su campaña en Ciudad Juárez, al norte de México. La intención de su equipo es ampliar su base de votos en una región que históricamente le ha sido adversa. Esta es quizás la variable más decisiva en esta elección. En el norte-Bajío y centro-occidente, sus apoyos y los de Ricardo Anaya estarían casi empatados, según un promedio de dos sondeos del periódico Reforma. El candidato de Morena no alcanza allí el 30% de los votos, a pesar de que ha dedicado las primeras dos semanas a visitar ciudades de estas regiones del país. Su influencia crece en el centro del país, donde fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México de 2000 a 2005 y, sobre todo, en el sur, donde López Obrador roza el 50% de la intención de voto y aventaja a Anaya por 30 puntos.
Religión e ideología
José Antonio Meade tiene amplios apoyos entre las personas más religiosas. Estos datos de religión e ideología deben leerse con cautela porque provienen de una única encuestas —y por tanto están sujetos a mayores errores de muestreo—, pero son informativos. El candidato del PRI sería el más votado entre quienes van a oficios religiosos dos o más veces por semana. En ese grupo sus apoyos triplican a los que logra entre las personas sin religión o poco practicantes. Ese patrón concuerda con los datos por ideología: Meade es el favorito de las personas “muy conservadoras” o “de derecha”.
Ricardo Anaya logra sus mejores datos entre personas ni muy conservadoras ni muy liberales y es probablemente el candidato favorito de quienes se declaran “de centro”.
López Obrador tiene más o menos el mismo éxito entre personas liberales o algo conservadoras, de derechas o de centro. Destaca su dominio entre quienes se declaran de izquierdas. Son solo uno de cada diez mexicanos, pero de esos más de la mitad votará probablemente por el candidato de Morena en unas elecciones donde la ideología de los partidos tradicionales se ha difuminado para dar paso al pragmatismo político.