Pablo Pérez explicó su furia hacia la tribuna de Boca después de su gol inolvidable

El volante clavó el 2-1 para Boca en un partido clave ante Talleres. Le puso así final feliz un partido muy especial.

Clarín
Desatado. Todos los nudos se cayeron de golpe para Pablo Pérez. El rosarino había tenido un partido por debajo del gran nivel que suele darle a Boca. Algo errático, unas cuantas veces superado por los mediocampistas de Talleres. Venía, además, de ser parte del papelón histórico de la Selección en Madrid el martes pasado contra España. Pero la noche del domingo le tenía reservada una revancha.


Pérez sufría el partido. Había cometido en el primer tiempo un foul innecesario que derivó en el empate parcial de Talleres. Y en el complemento no pudo desequilibrar en la medida de lo necesario.

Iban 46 minutos del segundo tiempo cuando Pérez fue a buscar al área la pelota que era una de las últimas esperanzas de conseguir un triunfo que prácticamente aseguraba el campeonato para Boca. Estuvo en el lugar indicado y desde ahí empujó a la red el pase perfecto que le dio Wanchope Ábila para marcar el 2-1.

Después, todo fue desahogo. Se abrazó con sus compañeros y, de cara a la platea, pareció recriminar la actitud del público o de alguien particular. Tampoco se puede obviar el hecho de que el plantel recibió este sábado la visita incómoda y siempre amenazante de la barra brava. Y que luego de la derrota ante River se había llevado una fuerte reprimenda del presidente del club, Daniel Angelici.

"Fue uno de mis peores partidos y estaba muy cansado. La bronca en el festejo del gol es conmigo", afirmó apenas terminado el encuentro Pérez, quien hasta último momento estuvo en duda por un problema físico. De todas maneras, sus gestos se parecieron mucho más a una descarga contra el resto que a un autoinsulto.

Ya más tranquilo, a la salida del vestuario contó algo más de las causas de su desahogo. "Cuando salimos en el entretiempo había uno que me insultaba, y la verdad es que en el momento del gol me acordé de él. Pero me arrepiento, porque lo ve todo el mundo, y yo la verdad tendría que haber gritado el gol con mis compañeros. Está muy mal y pido disculpas", precisó.

"A nosotros después de la caída con River se nos hizo todo muy difícil. Esta victoria es para toda la gente, que nos apoya, viene de perder una final y nos transmitió muchas cosas. Les debemos mucho, pero espero que disfruten lo de este partido", afirmó.

Quedó claro: el capitán necesitaba desatar toda su bronca contenida. Su gol, clave para que Boca quede a las puertas de una nueva estrella, le había dado la llave para hacerlo.

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