Neymar desafía al PSG
En el seno del club creen que el jugador, que se negó a regresar a París, prepara el terreno para negociar su salida. La cláusula liberatoria entra en vigor a partir del 1 de septiembre
Diego Torres
El País
El principal objetivo de la visita que la cúpula del Paris Saint-Germain hizo a Neymar Júnior el pasado 13 de marzo nunca se cumplió. El presidente Nasser Al-Khelaifi, acompañado del director deportivo Antero Henrique y del director de comunicación Jean-Martial Ribes, acudieron a entrevistarse con el futbolista en su mansión de Mangaratiba para persuadirlo de que cortara de raíz los rumores que lo situaban fuera del club la temporada que viene, razón por la cual convenía, le dijeron, que regresara a París para completar la recuperación de la fractura del quinto metatarso del pie derecho. El “no” de Neymar fue rotundo. Como si procurase evitar falsas expectativas en sus interlocutores, según un empleado de alto rango y un asesor del club francés. El efecto sobre sus huéspedes fue devastador.
Al-Khelaifi regresó de la gira con una marcada sensación de derrota. Desde entonces Neymar, de 26 años, no solo no ha pisado París. Tampoco ha dejado de publicar en las redes sociales fotos y mensajes desafiantes, jactándose de su autonomía festiva y de su general indiferencia hacia la empresa que le paga más de 40 millones de euros netos por curso.
La celebración del título de Ligue 1, el pasado domingo, apenas disipó la atmósfera de preocupación que pesa sobre las oficinas del club, en Boulogne. “Lo único que resta por hacer a Neymar es comunicar que se quiere ir”, dice una persona vinculada al PSG desde hace décadas, experto en la industria del fútbol y seguro de interpretar claramente el código de señales que envía la estrella. Esta misma fuente indica que si Neymar quiere jugar en otro equipo la temporada que viene debería abandonar el PSG antes del 1 de septiembre, fecha de cierre del mercado de verano. Para hacerlo, no le quedará más remedio que negociar con la familia Al-Thani, gobernantes de Catar, propietarios del PSG y, por extensión, de los derechos federativos de toda la plantilla.
Hasta el 1 de septiembre, Neymar solo puede romper su contrato con el consentimiento del PSG; a partir de esa fecha existe una cláusula liberatoria. Según las fuentes del club, esta cláusula abarata la rescisión del contrato en la medida en que el futbolista no obtenga los resultados deportivos perseguidos. Tanto los colectivos como los individuales.
Ganar la Champions, ganar el Balón de Oro, conquistar el título de mejor jugador anual de la FIFA, o quedar en las primeras posiciones de estos concursos, son la clase de objetivos que encarecerían la salida de Neymar del PSG a partir del 1 de septiembre. El montante de la cláusula, en cualquier caso, nunca bajaría de 300 millones de euros. Así se estipuló por deseo expreso del padre y los abogados del futbolista, que solo accedieron a firmar el acuerdo de traspaso del Barça al PSG, en agosto pasado, si se les garantizaba un proyecto deportivo ganador. La Ligue 1 no era la clase de trofeo que consideraban precisamente estimulante.
Al Khelaifi, que en el verano de 2017 descartó el fichaje de Cristiano Ronaldo para entregarle el equipo a Neymar, acudió a Brasil como quien se juega el puesto. Cuando transmitió al futbolista su deseo de ir a verle, la respuesta, lejos de reflejarle el entusiasmo hospitalario esperado, fue seca. Abnegado, el dirigente no se arredró. Viajó y, una vez allí, hizo todo lo que estaba en su mano para convencer a Neymar de la conveniencia de regresar. Desde el club señalan que el fondo soberano de Catar ha inyectado “una verdadera fortuna” en el Instituto Proyecto Neymar Junior, la fundación social con sede en Praia Grande que acoge a 2.500 niños sin escolarizar y sin recursos .
La publicación del vídeo que le exhibe bailando a la pata coja sobre su pie sano, durante el famoso cumpleaños de su hermana, fue la más gráfica de una sucesión de señales que no dejan de alarmar a los funcionarios de la institución parisina. El domingo pasado, el día que el PSG celebró el título tras imponerse el Mónaco (7-1), publicó imágenes que le registran jugando al póker online. Acabada la partida, el lunes, colgó una felicitación para sus compañeros: “Parabéns rapaziada!!!! ALLEZ PARIS”. La tibia enmienda no frenó la ola de críticas. El campeón del mundo Christophe Dugarry, director de Team Duga, uno de los programas más populares del fútbol francés, en Radio Montecarlo, se puso al frente: “Neymar escupe al club; habría que devolverle al Barça”.
Este miércoles, cuando el PSG disputaba la semifinal de Copa, el brasileño replicó con otro vídeo en Instagram. La grabación le retrata durante una peculiar sesión de póker y fisioterapia, mientras, en una lejana pantalla de televisión, se ve jugar al PSG contra el Caen.
El futbolista más destacado de Brasil ha declarado que espera que le den el alta el 17 de mayo, a cuatro días del inicio de la concentración de su selección para preparar el Mundial de Rusia. No le quedará apenas tiempo para participar del último encuentro de la temporada del PSG, la última fecha de la Ligue 1, fijada para el 19 de mayo en Caen.
Neymar se quejó del clima sombrío y húmedo de la capital de Francia. “Le dijeron que en primavera el tiempo cambia, sube la temperatura y París se convierte en la mejor ciudad del mundo”, cuentan desde el club, para referir los extremos a los que llegó la delegación presidida por Al-Khelaifi en Mangaratiba en su esfuerzo por incitar al muchacho.
“Regresará en dos o tres semanas”, dijo Unai Emery, su entrenador, el 30 de marzo.
Como no aparezca este lunes, estará fuera de plazo.
Diego Torres
El País
El principal objetivo de la visita que la cúpula del Paris Saint-Germain hizo a Neymar Júnior el pasado 13 de marzo nunca se cumplió. El presidente Nasser Al-Khelaifi, acompañado del director deportivo Antero Henrique y del director de comunicación Jean-Martial Ribes, acudieron a entrevistarse con el futbolista en su mansión de Mangaratiba para persuadirlo de que cortara de raíz los rumores que lo situaban fuera del club la temporada que viene, razón por la cual convenía, le dijeron, que regresara a París para completar la recuperación de la fractura del quinto metatarso del pie derecho. El “no” de Neymar fue rotundo. Como si procurase evitar falsas expectativas en sus interlocutores, según un empleado de alto rango y un asesor del club francés. El efecto sobre sus huéspedes fue devastador.
Al-Khelaifi regresó de la gira con una marcada sensación de derrota. Desde entonces Neymar, de 26 años, no solo no ha pisado París. Tampoco ha dejado de publicar en las redes sociales fotos y mensajes desafiantes, jactándose de su autonomía festiva y de su general indiferencia hacia la empresa que le paga más de 40 millones de euros netos por curso.
La celebración del título de Ligue 1, el pasado domingo, apenas disipó la atmósfera de preocupación que pesa sobre las oficinas del club, en Boulogne. “Lo único que resta por hacer a Neymar es comunicar que se quiere ir”, dice una persona vinculada al PSG desde hace décadas, experto en la industria del fútbol y seguro de interpretar claramente el código de señales que envía la estrella. Esta misma fuente indica que si Neymar quiere jugar en otro equipo la temporada que viene debería abandonar el PSG antes del 1 de septiembre, fecha de cierre del mercado de verano. Para hacerlo, no le quedará más remedio que negociar con la familia Al-Thani, gobernantes de Catar, propietarios del PSG y, por extensión, de los derechos federativos de toda la plantilla.
Hasta el 1 de septiembre, Neymar solo puede romper su contrato con el consentimiento del PSG; a partir de esa fecha existe una cláusula liberatoria. Según las fuentes del club, esta cláusula abarata la rescisión del contrato en la medida en que el futbolista no obtenga los resultados deportivos perseguidos. Tanto los colectivos como los individuales.
Ganar la Champions, ganar el Balón de Oro, conquistar el título de mejor jugador anual de la FIFA, o quedar en las primeras posiciones de estos concursos, son la clase de objetivos que encarecerían la salida de Neymar del PSG a partir del 1 de septiembre. El montante de la cláusula, en cualquier caso, nunca bajaría de 300 millones de euros. Así se estipuló por deseo expreso del padre y los abogados del futbolista, que solo accedieron a firmar el acuerdo de traspaso del Barça al PSG, en agosto pasado, si se les garantizaba un proyecto deportivo ganador. La Ligue 1 no era la clase de trofeo que consideraban precisamente estimulante.
Al Khelaifi, que en el verano de 2017 descartó el fichaje de Cristiano Ronaldo para entregarle el equipo a Neymar, acudió a Brasil como quien se juega el puesto. Cuando transmitió al futbolista su deseo de ir a verle, la respuesta, lejos de reflejarle el entusiasmo hospitalario esperado, fue seca. Abnegado, el dirigente no se arredró. Viajó y, una vez allí, hizo todo lo que estaba en su mano para convencer a Neymar de la conveniencia de regresar. Desde el club señalan que el fondo soberano de Catar ha inyectado “una verdadera fortuna” en el Instituto Proyecto Neymar Junior, la fundación social con sede en Praia Grande que acoge a 2.500 niños sin escolarizar y sin recursos .
La publicación del vídeo que le exhibe bailando a la pata coja sobre su pie sano, durante el famoso cumpleaños de su hermana, fue la más gráfica de una sucesión de señales que no dejan de alarmar a los funcionarios de la institución parisina. El domingo pasado, el día que el PSG celebró el título tras imponerse el Mónaco (7-1), publicó imágenes que le registran jugando al póker online. Acabada la partida, el lunes, colgó una felicitación para sus compañeros: “Parabéns rapaziada!!!! ALLEZ PARIS”. La tibia enmienda no frenó la ola de críticas. El campeón del mundo Christophe Dugarry, director de Team Duga, uno de los programas más populares del fútbol francés, en Radio Montecarlo, se puso al frente: “Neymar escupe al club; habría que devolverle al Barça”.
Este miércoles, cuando el PSG disputaba la semifinal de Copa, el brasileño replicó con otro vídeo en Instagram. La grabación le retrata durante una peculiar sesión de póker y fisioterapia, mientras, en una lejana pantalla de televisión, se ve jugar al PSG contra el Caen.
El futbolista más destacado de Brasil ha declarado que espera que le den el alta el 17 de mayo, a cuatro días del inicio de la concentración de su selección para preparar el Mundial de Rusia. No le quedará apenas tiempo para participar del último encuentro de la temporada del PSG, la última fecha de la Ligue 1, fijada para el 19 de mayo en Caen.
Neymar se quejó del clima sombrío y húmedo de la capital de Francia. “Le dijeron que en primavera el tiempo cambia, sube la temperatura y París se convierte en la mejor ciudad del mundo”, cuentan desde el club, para referir los extremos a los que llegó la delegación presidida por Al-Khelaifi en Mangaratiba en su esfuerzo por incitar al muchacho.
“Regresará en dos o tres semanas”, dijo Unai Emery, su entrenador, el 30 de marzo.
Como no aparezca este lunes, estará fuera de plazo.