Napoli conquista Turín y ya está a un punto del liderato

Un golazo de cabeza de Koulibaly permite a los de Sarri meter presión al líder, del que ya solo le separa un punto a falta de cuatro jornadas para el final.

Mirko Calemme
As
Todavía no ha entrado en el Palacio, todavía no ha tomado el poder. Pero Sarri, esta noche, ha dado un martillazo que está haciendo temblar su puerta y lo hará durante todo el próximo mes. Su Nápoles, por primera vez desde 2009, logró conquistar Turín y ahora está a solo un punto de la cima de la tabla de la Serie A, con la Juventus que, en las últimas cuatro jornadas, tendrá que visitar a Inter y Roma. La Serie A se ha regalado un final de infarto.


Los de Sarri, que calentó todavía más los minutos previos al partido haciéndole una peineta a los tifosi locales que le insultaban al llegar al estadio, mostraron por primera vez autoridad y coraje en el Allianz Stadium, donde siempre perdieron desde su inauguración. Insigne tras apenas dos minutos desperdició un balón a un paso del área chica que le cedió Hamsik, y los sureños siguieron apretando con una intensidad que los bianconeri intentaron apagar con las malas. En el minuto nueve Asamoah y Benatia vieron amarilla por dos duras entradas a Callejón y Mertens, y las cosas se complicaron aún más para la zaga de la Juve cuando, poco después, Chiellini tuvo que abandonar el partido por un problema en la rodilla.

En su peor momento, como a menudo le ocurre, la Juve renació. Los de Allegri marearon durante un cuarto de hora a sus rivales con una agresiva presión y justo en esta fase lograron su mejor oportunidad con un lanzamiento de falta de Pjanic que acabó golpeando el palo. Tras el susto, el Nápoles volvió al mando de las operaciones, rozando otra vez la ventaja con un zurdazo cruzado de Hamsik y con Insigne, al que le anularon un gol por fuera de juego. El italiano, además, protagonizó un rifirrafe con Khedira: el alemán le devolvió un balón que el azzurro había apoyado fuera, debido a un golpe recibido por Douglas Costa, lanzándolo otra vez fuera del campo. El colegiado Rocchi, en un momento de gran tensión, supo hacer volver la calma sin sacar cartulinas.

La reanudación se abrió con unos cambios que muchos se esperaban desde el primer minuto: Allegri quitó a un apagado Dybala, sustituyéndolo con Cuadrado, mientras que Sarri renunció a los cansados Mertens y Hamsik (que este año lo jugaron todo), con los hambrientos Milik y Zielinski.

Los napolitanos no cambiaron su rumbo, instalándose en la mitad de campo bianconera durante el primer tramo de la reanudación, pero la Vecchia Signora aguantó sin demasiados apuros las llegadas de Callejón, el más peligroso de los suyos. Cuando Allegri sacó también a Douglas Costa, apostando por la fuerza física de Mandžukic, pareció dar el mensaje que, en el fondo, un empate no le habría disgustado para nada.

Fue su peor error: el Nápoles sintió que su rival estaba contra las cuerdas y pisó sobre el acelerador. El merecido premio llegó sobre la bocina: un imperioso testarazo de Koulibaly, tras un córner de Callejón, tumbó a la zaga bianconera en el 89' y enloqueció a los partenopei, que rompieron la maldición del Allianz Stadium y pueden seguir soñando. Nunca, bajo el Vesubio, habían visto un scudetto tan de cerca en los últimos 28 años.

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