Lazio y Roma empatan a cero en un intenso derbi
Lazio y Roma, tras una semana con emociones europeas muy distintas, firmaron las tablas en un partido crucial para la clasificación de la Champions.
Mirko Calemme
As
Lazio y Roma, tras haber vivido una semana con emociones europeas muy distintas, se anularon en un derbi della Capitale fundamental por los puestos de Champions en la Serie A. El 0-0 deja a ambos conjuntos en el tercer puesto y al Inter en el quinto, aunque con apenas un punto de desventaja y muy viva en la pelea.
Di Francesco volvió a apostar por el sorprendente 3-4-1-2 con el que tumbó al Barcelona, con un único cambio, Bruno Peres en el lugar de Florenzi. Inzaghi, en su 3-5-2, prefirió a Felipe Anderson en lugar del español Luis Alberto.
La primera mitad, como siempre (el derbi es el partido con más expulsiones en la Serie A desde 1994, 32) fue intensa, y no faltaron entradas duras y tarjetas (cuatro amarillas en 45’, y alguna pudo ser roja). Sin embargo, a intensidad no se tradujo en muchas ocasiones. Hubo dos, una por equipo: la primera, en el arranque, la desperdició Parolo, chutando alto después de que Immobile chocara con la defensa rival. En el 37’, Bruno Peres recibió una genial asistencia de Nainggolan, pero su derechazo cruzado golpeó el palo.
Los biancocelesti crecieron en la segunda mitad. Inzaghi sacó a Luis Alberto y el español, combinando con la inmensa calidad de Milinkovic-Savic y la fuerza de Immobile, construyó varias jugadas que pudieron valer el 1-0. Faltaron puntería y lucidez, quizás también por las energías gastadas en el desastroso viaje de Europa League, con la surrealista derrota ante el Salzburgo.
El Roma venía de la legendaria remontada con el Barcelona, pero solo se encendió en los últimos 10 minutos, cuando el Lazio se quedó con diez por la doble amarilla que vio Radu y tiró otra gran ocasión con Marusic, cuyo disparo fue desviado fuera por El Shaarawy.
Dzeko, en el 91’, empezó una batalla con la portería rival, pero sus dos cabezazos y su disparo solo consiguieron golpear a un reactivo Strakosha y al larguero. Se acabó ahí, con las dos hinchadas, en el fondo, satisfechas. En algunos casos, se dice que es mejor tener a dos heridos que a un muerto.
Mirko Calemme
As
Lazio y Roma, tras haber vivido una semana con emociones europeas muy distintas, se anularon en un derbi della Capitale fundamental por los puestos de Champions en la Serie A. El 0-0 deja a ambos conjuntos en el tercer puesto y al Inter en el quinto, aunque con apenas un punto de desventaja y muy viva en la pelea.
Di Francesco volvió a apostar por el sorprendente 3-4-1-2 con el que tumbó al Barcelona, con un único cambio, Bruno Peres en el lugar de Florenzi. Inzaghi, en su 3-5-2, prefirió a Felipe Anderson en lugar del español Luis Alberto.
La primera mitad, como siempre (el derbi es el partido con más expulsiones en la Serie A desde 1994, 32) fue intensa, y no faltaron entradas duras y tarjetas (cuatro amarillas en 45’, y alguna pudo ser roja). Sin embargo, a intensidad no se tradujo en muchas ocasiones. Hubo dos, una por equipo: la primera, en el arranque, la desperdició Parolo, chutando alto después de que Immobile chocara con la defensa rival. En el 37’, Bruno Peres recibió una genial asistencia de Nainggolan, pero su derechazo cruzado golpeó el palo.
Los biancocelesti crecieron en la segunda mitad. Inzaghi sacó a Luis Alberto y el español, combinando con la inmensa calidad de Milinkovic-Savic y la fuerza de Immobile, construyó varias jugadas que pudieron valer el 1-0. Faltaron puntería y lucidez, quizás también por las energías gastadas en el desastroso viaje de Europa League, con la surrealista derrota ante el Salzburgo.
El Roma venía de la legendaria remontada con el Barcelona, pero solo se encendió en los últimos 10 minutos, cuando el Lazio se quedó con diez por la doble amarilla que vio Radu y tiró otra gran ocasión con Marusic, cuyo disparo fue desviado fuera por El Shaarawy.
Dzeko, en el 91’, empezó una batalla con la portería rival, pero sus dos cabezazos y su disparo solo consiguieron golpear a un reactivo Strakosha y al larguero. Se acabó ahí, con las dos hinchadas, en el fondo, satisfechas. En algunos casos, se dice que es mejor tener a dos heridos que a un muerto.