Las imperfecciones de Casemiro como central
Javier Sillés, As
Se le vio descolocado en las coberturas al lateral y como cierre.
Ensayo dudoso. Si se entiende como una prueba de cara al Bayern la titularidad de Casemiro en el centro de la zaga, Zidane no tendrá todas las certezas. El brasileño cumplió en la anticipación y en la agresividad, pero se le vio fuera de sitio en contextos que debe manejar un central.
Espacio con el lateral. A Casemiro le costó cerrar los huecos que dejaba Theo, otra vez señalado por su pobre partido. Existía demasiada distancia entre ambos y cualquier desmarque en diagonal de un jugador del Leganés les inhabilitaban por ese mal emplazamiento.
Balones al hueco. La lectura del brasileño en las jugadas de pases en profundidad del conjunto de Garitano no siempre fue la correcta. Acostumbrado a jugar de medio centro, tiende a intentar cortar el envío en lugar de fijar la marca y correr con el delantero rival. Un defecto que se apreció en Múnich en el gol de Kimmich.
Al quite. Casemiro sí brilló en acciones de robo y en espacios cortos, situaciones que domina a la perfección. En esos escenarios está capacitado para ofrecer un rendimiento solvente como central, pero otras fases del juego le superan en esa demarcación.
Recuperación. Como defensa se adelanta a la entrega vertical del Leganés y aborta su salida demostrando su jerarquía en este tipo de jugadas. Robo por anticipación.
Línea de centro abierta. Casemiro no tapó el envío de Amrabat a Brasanac en el gol del Lega. Se preocupó por un posible balón atrás. Automatismo de mediocentro y no de central.
Se le vio descolocado en las coberturas al lateral y como cierre.
Ensayo dudoso. Si se entiende como una prueba de cara al Bayern la titularidad de Casemiro en el centro de la zaga, Zidane no tendrá todas las certezas. El brasileño cumplió en la anticipación y en la agresividad, pero se le vio fuera de sitio en contextos que debe manejar un central.
Espacio con el lateral. A Casemiro le costó cerrar los huecos que dejaba Theo, otra vez señalado por su pobre partido. Existía demasiada distancia entre ambos y cualquier desmarque en diagonal de un jugador del Leganés les inhabilitaban por ese mal emplazamiento.
Balones al hueco. La lectura del brasileño en las jugadas de pases en profundidad del conjunto de Garitano no siempre fue la correcta. Acostumbrado a jugar de medio centro, tiende a intentar cortar el envío en lugar de fijar la marca y correr con el delantero rival. Un defecto que se apreció en Múnich en el gol de Kimmich.
Al quite. Casemiro sí brilló en acciones de robo y en espacios cortos, situaciones que domina a la perfección. En esos escenarios está capacitado para ofrecer un rendimiento solvente como central, pero otras fases del juego le superan en esa demarcación.
Recuperación. Como defensa se adelanta a la entrega vertical del Leganés y aborta su salida demostrando su jerarquía en este tipo de jugadas. Robo por anticipación.
Línea de centro abierta. Casemiro no tapó el envío de Amrabat a Brasanac en el gol del Lega. Se preocupó por un posible balón atrás. Automatismo de mediocentro y no de central.