‘Jukus’ van armados a Huanuni desde el norte de Potosí
Los ladrones de mineral ingresan por seis puntos a la mina estatal de Huanuni. Llegan en grupos de entre 60 y 80 personas. Mineros piden militarizar el yacimiento
Iván Paredes Tamayo
El Deber
‘Juku’ es una palabra aimara. Significa búho y es aplicada a los ladrones de minerales. Los delincuentes operan en el centro minero de Huanuni por las noches y lo hacen generalmente las madrugadas del domingo. Llegan desde Llallagua, en el norte de Potosí, en grupos de hasta 80 personas con armamento para ingresar a la mina por las seis entradas que están detrás del cerro. No tienen compasión y menos temor. Están bien equipados y operan tan rápido que sacan la carga en vehículos. Huanuni pide militarizar el yacimiento.
En Huanuni hay tensión. Los policías andan en rondas de tres efectivos por las calles del municipio. La gente solo cumple su rutina y hace poco caso hace las noticias. Esta población, ubicada a una hora de la ciudad de Oruro, vive de la explotación del estaño desde años de la Colonia. Hoy sigue siendo la mina más grande del país y en 2017 cerró con $us 20 millones de utilidades. Los comerciantes esperan que la producción continúe para generar más ganancias. Hay negocios de todo tipo y frente a frente. Los bares funcionan a puertas cerradas durante el día, pero a partir de las 19:00 la música retumba en el centro del pueblo y sus clientes son mineros. La gente prefiere ir a descansar a sus casas.
Severino Martínez es el secretario de relaciones del sindicato de trabajadores de la Empresa Minera de Huanuni (EMH). El dirigente no ve otra solución que la militarización de la mina para evitar que los ‘jukus’ ingresen a robar minerales. La empresa estatal maneja la cifra de $us 22 millones al año por el robo de minerales. Martínez no duda de que los ladrones son personas que no viven en la zona y apunta a los mineros de Llallagua, en el norte de Potosí. “Ellos (del norte de Potosí) son la mayoría, porque hay vías antiguas que conectan con la parte trasera del cerro”, explica.
El centro minero está compuesto por tres cerros. El principal es el Posokoni, donde se encuentra la mina principal. Al frente está el cerro Cuchillani, que parece un volcán apagado y en medio de ambos está el cerro del Convento. Es a la primera montaña donde ingresan los ‘jukus’, ya que concentra la mayor parte del estaño. Esta colina tiene el principal ingreso en la parte delantera, pero detrás existen otros seis, que por las noches quedan abandonados por el temor.
Vida difícil
La carencia de luz y soportar un frío intenso son las principales razones por las que no hay presencias de gente en esa zona por las noches. Además, existe miedo de enfrentarse con los “búhos”, que llegan armados y en grupos grandes de cerca de 80 personas. El exlíder de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Trujillo y trabajador minero de Huanuni ve falta de atención del Estado a la minera. Considera que por ser una empresa nacionalizada debería tener atención del Gobierno, "por lo menos", en la seguridad de las personas.
“No solo es el dinero que se va (que roban los ‘jukus’), hay vidas humanas, pero lo importante es que existen familias, niños, niñas, esposas de los trabajadores. Si no hay control militar seguirán los problemas detrás del cerro. Los 'jukus' son foráneos, llegan de otras zonas y utilizan armas, granadas y usan vehículos todo terreno”, destaca Trujillo.
Eran aproximadamente las 4:00 de la madrugada del 11 de abril. Un turno de trabajadores de Huanuni ingresaba a trabajar a la mina, que hace años era parte de Simón Patiño, uno de los barones del estaño y en su época figura en el ‘top ten’ de los millonarios del mundo. Los mineros entraban en una volqueta y en el denominado nivel 240 hubo una explosión. Ocho mineros murieron y 10 están heridos, dos de gravedad: a uno de ellos se le amputó ambas piernas y el otro, no despierta.
Los trabajadores en Huanuni están molestos por este hecho. Apuntan a los ‘jukus’ de hacer atentado por la riña interna que existe por los minerales, aunque ellos lo recolectan de forma ilegal. El secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, Orlando Gutiérrez, sospecha que la explosión tiene que ver con un atentado de los ladrones de mineral. ¿Por qué? “Se debe definir si fue un accidente o un atentado, porque no podemos olvidar que el gran problema que atraviesa Huanuni es el 'juqueo', lamentablemente los ‘jukus’ se han convertido en una organización criminal bien organizada que va a socavar la economía de cada una de las empresas mineras”, considera el dirigente.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, no deja el tema a un lado. Sabe cómo operan los ‘jukus’ y dice que se trabaja, junto al Ministerio de Minería, estrategias para evitar el robo de minerales, específicamente del estaño. “Se los ha identificado y son clanes familiares. Estos grupos conocen muy bien el cerro Posokoni, que es el principal de la mina Huanuni. Conocen muy bien sus ingresos y viven del robo del mineral. Identificamos como 1.500 personas que se dedican a esto. Hay nombres, sabemos quiénes son, pero lo haremos conocer en su momento”, detalla la autoridad.
Militares, con control rústico
Los soldados trabajan al interior de la mina de Huanuni sin las herramientas necesarias. Muchos duermen en el piso y no tienen ni un colchón ni frazadas. Pernoctan en bolsas de dormir y usan su mochila como almohada
Ingresar como visita a la Empresa Minera de Huanuni (EMH) requiere un control seleccionado. Los trabajadores entran sin ningún tipo de revisión y solo entregan su credencial. Los visitantes entran después de enfrentar una serie de preguntas. Adentro hay soldados militares que vigilan la zona, pero son pocos. No hay policías. Por la noche el frío es insoportable. En el pasillo de una dependencia, que tiene un machimbre que suena a cada paso por su antigüedad, se ve una bolsa de dormir militar. De almohada el bulto del soldado. Ahí duerme un efectivo que cuida la zona, sin protección ni frazadas para agarrar calor.
El exejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Trujillo lamenta que el Gobierno no apoye a los soldados que están resguardando la mina de Huanuni. Dice que los militares no tienen herramientas para garantizar un control efectivo.
“El control militar es escaso acá dentro (de la empresa minera). Si ve a los soldados no tienen condiciones para su trabajo. Están prácticamente abandonados y algunos sufren mucho por las escasas herramientas que se les da”, remarca Trujillo.
En las calles del centro minero también se ven a los soldados cargando garrafas de gas. La cúpula de la empresa estatal le da órdenes para temas ajenos a la seguridad.
La semana pasada ingresaron a Huanuni 1.232 policías y 300 militares para intervenir la mina con operativos. Los efectivos detuvieron a tres personas que robaban mineral. La Policía instaló puestos de control en el municipio de Huanuni. Se ve a los efectivos hacer rondas en el centro del distrito. Vigilan que los ladrones de mineral no cometan delitos en las calles.
Un policía relata que los ‘jukus’ están en Huanuni durante pocas horas. Algunos ingresan a los bares para consumir bebidas alcohólicas durante el día, pero la mayoría se va a las ciudades de Potosí y Oruro a ‘malgastar’ el dinero que obtuvo.
El comandante de la Policía Departamental de Oruro, coronel Romel Raña, afirma que los ‘jukus’ ingresan por la noche al centro minero de
Huanuni y regresan a sus ciudades para comercializar el mineral robado. Luego gastan ese dinero en el consumo de bebidas alcohólicas y en la prostitución de mujeres.
Mientras, los efectivos militares solo se concentran en el interior de la empresa minera, que está a 15 minutos caminando del centro de Huanuni. Los soldados vigilan el ingreso, pero también verifican si los visitantes sacan mineral. El control es rústico y no cuentan con herramientas como el detector de metales. Todo lo hacen a mano y tímidamente.
Los operativos
Tres detenidos
La semana pasada, la Policía boliviana arrestó a tres ladrones de mineral en Oruro. Estas personas son investigadas por el robo del estaño, pero también por la explosión de un artefacto en el interior de la mina estatal de Huanuni.
Ingenios rústicos
A la vez, la fuerza del orden identificó ingenios de concentración de mineral rústicos. Estos pequeños yacimientos son creados por los ‘jukus’ para extraer estaño en una zona donde no pueden explotar privados.
Operativo en febrero
En febrero de este año fueron detenidos 31 ladrones de mineral. Los ‘jukus’ fueron aprehendidos al interior de mina, pero también en el exterior. En ese operativo fueron decomisados 1.240 kilos de estaño. La Policía anunció que realizará operativos sorpresa en la zona.
Iván Paredes Tamayo
El Deber
‘Juku’ es una palabra aimara. Significa búho y es aplicada a los ladrones de minerales. Los delincuentes operan en el centro minero de Huanuni por las noches y lo hacen generalmente las madrugadas del domingo. Llegan desde Llallagua, en el norte de Potosí, en grupos de hasta 80 personas con armamento para ingresar a la mina por las seis entradas que están detrás del cerro. No tienen compasión y menos temor. Están bien equipados y operan tan rápido que sacan la carga en vehículos. Huanuni pide militarizar el yacimiento.
En Huanuni hay tensión. Los policías andan en rondas de tres efectivos por las calles del municipio. La gente solo cumple su rutina y hace poco caso hace las noticias. Esta población, ubicada a una hora de la ciudad de Oruro, vive de la explotación del estaño desde años de la Colonia. Hoy sigue siendo la mina más grande del país y en 2017 cerró con $us 20 millones de utilidades. Los comerciantes esperan que la producción continúe para generar más ganancias. Hay negocios de todo tipo y frente a frente. Los bares funcionan a puertas cerradas durante el día, pero a partir de las 19:00 la música retumba en el centro del pueblo y sus clientes son mineros. La gente prefiere ir a descansar a sus casas.
Severino Martínez es el secretario de relaciones del sindicato de trabajadores de la Empresa Minera de Huanuni (EMH). El dirigente no ve otra solución que la militarización de la mina para evitar que los ‘jukus’ ingresen a robar minerales. La empresa estatal maneja la cifra de $us 22 millones al año por el robo de minerales. Martínez no duda de que los ladrones son personas que no viven en la zona y apunta a los mineros de Llallagua, en el norte de Potosí. “Ellos (del norte de Potosí) son la mayoría, porque hay vías antiguas que conectan con la parte trasera del cerro”, explica.
El centro minero está compuesto por tres cerros. El principal es el Posokoni, donde se encuentra la mina principal. Al frente está el cerro Cuchillani, que parece un volcán apagado y en medio de ambos está el cerro del Convento. Es a la primera montaña donde ingresan los ‘jukus’, ya que concentra la mayor parte del estaño. Esta colina tiene el principal ingreso en la parte delantera, pero detrás existen otros seis, que por las noches quedan abandonados por el temor.
Vida difícil
La carencia de luz y soportar un frío intenso son las principales razones por las que no hay presencias de gente en esa zona por las noches. Además, existe miedo de enfrentarse con los “búhos”, que llegan armados y en grupos grandes de cerca de 80 personas. El exlíder de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Trujillo y trabajador minero de Huanuni ve falta de atención del Estado a la minera. Considera que por ser una empresa nacionalizada debería tener atención del Gobierno, "por lo menos", en la seguridad de las personas.
“No solo es el dinero que se va (que roban los ‘jukus’), hay vidas humanas, pero lo importante es que existen familias, niños, niñas, esposas de los trabajadores. Si no hay control militar seguirán los problemas detrás del cerro. Los 'jukus' son foráneos, llegan de otras zonas y utilizan armas, granadas y usan vehículos todo terreno”, destaca Trujillo.
Eran aproximadamente las 4:00 de la madrugada del 11 de abril. Un turno de trabajadores de Huanuni ingresaba a trabajar a la mina, que hace años era parte de Simón Patiño, uno de los barones del estaño y en su época figura en el ‘top ten’ de los millonarios del mundo. Los mineros entraban en una volqueta y en el denominado nivel 240 hubo una explosión. Ocho mineros murieron y 10 están heridos, dos de gravedad: a uno de ellos se le amputó ambas piernas y el otro, no despierta.
Los trabajadores en Huanuni están molestos por este hecho. Apuntan a los ‘jukus’ de hacer atentado por la riña interna que existe por los minerales, aunque ellos lo recolectan de forma ilegal. El secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, Orlando Gutiérrez, sospecha que la explosión tiene que ver con un atentado de los ladrones de mineral. ¿Por qué? “Se debe definir si fue un accidente o un atentado, porque no podemos olvidar que el gran problema que atraviesa Huanuni es el 'juqueo', lamentablemente los ‘jukus’ se han convertido en una organización criminal bien organizada que va a socavar la economía de cada una de las empresas mineras”, considera el dirigente.
El ministro de Gobierno, Carlos Romero, no deja el tema a un lado. Sabe cómo operan los ‘jukus’ y dice que se trabaja, junto al Ministerio de Minería, estrategias para evitar el robo de minerales, específicamente del estaño. “Se los ha identificado y son clanes familiares. Estos grupos conocen muy bien el cerro Posokoni, que es el principal de la mina Huanuni. Conocen muy bien sus ingresos y viven del robo del mineral. Identificamos como 1.500 personas que se dedican a esto. Hay nombres, sabemos quiénes son, pero lo haremos conocer en su momento”, detalla la autoridad.
Militares, con control rústico
Los soldados trabajan al interior de la mina de Huanuni sin las herramientas necesarias. Muchos duermen en el piso y no tienen ni un colchón ni frazadas. Pernoctan en bolsas de dormir y usan su mochila como almohada
Ingresar como visita a la Empresa Minera de Huanuni (EMH) requiere un control seleccionado. Los trabajadores entran sin ningún tipo de revisión y solo entregan su credencial. Los visitantes entran después de enfrentar una serie de preguntas. Adentro hay soldados militares que vigilan la zona, pero son pocos. No hay policías. Por la noche el frío es insoportable. En el pasillo de una dependencia, que tiene un machimbre que suena a cada paso por su antigüedad, se ve una bolsa de dormir militar. De almohada el bulto del soldado. Ahí duerme un efectivo que cuida la zona, sin protección ni frazadas para agarrar calor.
El exejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Trujillo lamenta que el Gobierno no apoye a los soldados que están resguardando la mina de Huanuni. Dice que los militares no tienen herramientas para garantizar un control efectivo.
“El control militar es escaso acá dentro (de la empresa minera). Si ve a los soldados no tienen condiciones para su trabajo. Están prácticamente abandonados y algunos sufren mucho por las escasas herramientas que se les da”, remarca Trujillo.
En las calles del centro minero también se ven a los soldados cargando garrafas de gas. La cúpula de la empresa estatal le da órdenes para temas ajenos a la seguridad.
La semana pasada ingresaron a Huanuni 1.232 policías y 300 militares para intervenir la mina con operativos. Los efectivos detuvieron a tres personas que robaban mineral. La Policía instaló puestos de control en el municipio de Huanuni. Se ve a los efectivos hacer rondas en el centro del distrito. Vigilan que los ladrones de mineral no cometan delitos en las calles.
Un policía relata que los ‘jukus’ están en Huanuni durante pocas horas. Algunos ingresan a los bares para consumir bebidas alcohólicas durante el día, pero la mayoría se va a las ciudades de Potosí y Oruro a ‘malgastar’ el dinero que obtuvo.
El comandante de la Policía Departamental de Oruro, coronel Romel Raña, afirma que los ‘jukus’ ingresan por la noche al centro minero de
Huanuni y regresan a sus ciudades para comercializar el mineral robado. Luego gastan ese dinero en el consumo de bebidas alcohólicas y en la prostitución de mujeres.
Mientras, los efectivos militares solo se concentran en el interior de la empresa minera, que está a 15 minutos caminando del centro de Huanuni. Los soldados vigilan el ingreso, pero también verifican si los visitantes sacan mineral. El control es rústico y no cuentan con herramientas como el detector de metales. Todo lo hacen a mano y tímidamente.
Los operativos
Tres detenidos
La semana pasada, la Policía boliviana arrestó a tres ladrones de mineral en Oruro. Estas personas son investigadas por el robo del estaño, pero también por la explosión de un artefacto en el interior de la mina estatal de Huanuni.
Ingenios rústicos
A la vez, la fuerza del orden identificó ingenios de concentración de mineral rústicos. Estos pequeños yacimientos son creados por los ‘jukus’ para extraer estaño en una zona donde no pueden explotar privados.
Operativo en febrero
En febrero de este año fueron detenidos 31 ladrones de mineral. Los ‘jukus’ fueron aprehendidos al interior de mina, pero también en el exterior. En ese operativo fueron decomisados 1.240 kilos de estaño. La Policía anunció que realizará operativos sorpresa en la zona.