El viaje de Valverde del 4-3-3 al 4-4-2
Además de ser una Liga con la firma de Messi, como casi todas, esta
también será recordada por el cambio de sistema de Ernesto Valverde, una
osadía en un club que, desde la llegada de Cruyff y salvo periodos
cortos y normalmente oscuros, jamás ha renunciado a los extremos y al
3-4-3 o, especialmente el 4-3-3.
Para entender el viaje del Txingurri al 4-4-2, hay que remontarse a finales de julio. Fue entonces cuando Neymar, crack mundial, dribador incomparable y extremo indiscutible en el Barça del tridente, se fugó al PSG. No había ningún futbolista como él en el mercado. Valverde pensó que, en lugar de hacer una mala copia del Barça de Luis Enrique que había jugado de una determinada manera durante tres años y que empezaba a presentar grietas, era un buen momento para cambiar el plan. Si el dibujo táctico estaba algo agotado, todo iba a ir a peor si encima una de las estrellas mundiales que lo sostenía se marchaba.
Durante el verano, pues, Valverde fue matizando su dibujo. Lo hizo
con alguna reticencia ya que el Barça negociaba el fichaje de un extremo
como Dembélé. Pero Valverde quería certezas, resultados. De ahí que
fuera moviendo piezas. Sergi Roberto, que quería ser centrocampista,
sería lateral. La línea de cuatro defensas sería inamovible con la
variación de que Alba, ya sin Neymar por delante, tendrá todo el carril
libre. En el centro del campo, Rakitic centraría su posición para
acompañar a Busquets. Iniesta partiría de la posición de lateral
izquierdo y el puesto de teórico interior derecho quedaría libre, una
especie de as en la manga del técnico que lo usaría como variable para
sorprender tácticamente. Messi quedó, pues, con absoluta libertad de
movimientos y Suárez desplazó un poco su posición a la izquierda. Al
uruguayo le costó adaptarse, pero lo consiguió.
El Barça también mejoró sus prestaciones defensivas. El último año de Luis Enrique ya defendió en un claro 4-4-2, claro que Neymar tenía algunos momentos de distensión que desequilibraban en parte al equipo. El resultado fue un equipo que se colocaba mejor y, sobre todo, tenía una transición mucho más solidaria. El Barça, salvo episodios dramáticos como el de Roma ( y no era en Liga) ha sido un equipo fiable.
El 4-4-2, recibido con cierto recelo por el entorno azulgrana, ha sido aceptado en virtud de los resultados. El Barça amenazaba ruina en agosto y necesitaba estabilizarse futbolísticamente. Así lo hizo. Valverde no ha sido fundamentalista con el sistema. Lo ha variado cuando era necesario y, a partir de la recuperación de Dembélé y el fichaje de Paulinho, ha regresado en ciertos momentos al 4-3-3. Es posible que el Barça, más aún si ficha a Griezmann, recupere su viejo sistema la próxima temporada.
Para entender el viaje del Txingurri al 4-4-2, hay que remontarse a finales de julio. Fue entonces cuando Neymar, crack mundial, dribador incomparable y extremo indiscutible en el Barça del tridente, se fugó al PSG. No había ningún futbolista como él en el mercado. Valverde pensó que, en lugar de hacer una mala copia del Barça de Luis Enrique que había jugado de una determinada manera durante tres años y que empezaba a presentar grietas, era un buen momento para cambiar el plan. Si el dibujo táctico estaba algo agotado, todo iba a ir a peor si encima una de las estrellas mundiales que lo sostenía se marchaba.
El Barça también mejoró sus prestaciones defensivas. El último año de Luis Enrique ya defendió en un claro 4-4-2, claro que Neymar tenía algunos momentos de distensión que desequilibraban en parte al equipo. El resultado fue un equipo que se colocaba mejor y, sobre todo, tenía una transición mucho más solidaria. El Barça, salvo episodios dramáticos como el de Roma ( y no era en Liga) ha sido un equipo fiable.
El 4-4-2, recibido con cierto recelo por el entorno azulgrana, ha sido aceptado en virtud de los resultados. El Barça amenazaba ruina en agosto y necesitaba estabilizarse futbolísticamente. Así lo hizo. Valverde no ha sido fundamentalista con el sistema. Lo ha variado cuando era necesario y, a partir de la recuperación de Dembélé y el fichaje de Paulinho, ha regresado en ciertos momentos al 4-3-3. Es posible que el Barça, más aún si ficha a Griezmann, recupere su viejo sistema la próxima temporada.