El récord de Messi

El Barça, con un hat-trick del argentino, consigue encadenar 38 partidos de Liga sin perder y está a cuatro triunfos de ser campeón.


Santi Giménez
As
El Barça podrá sentarse esta tarde con un bol de palomitas a ver el derbi de Madrid con el récord de 38 partidos seguidos sin perder en la Liga en el bolsillo (compartido con la Real Sociedad de la temporada 79-80) y ya está a cuatro victorias, como mínimo, de ganar matemáticamente la Liga después de que Messi tumbara al Leganés con tres goles (3-1) que además le permiten empatar con Salah, del Liverpool, en la clasificación de la Bota de Oro con 29 goles en la Liga. Este récord, como tantas otras cosas, no se explicaría sin Messi.


A pesar de que el Leganés salió con el orden y el sacrificio acostumbrado, ese que le llevó a eliminar al Real Madrid de la Copa en el mismísimo Santiago Bernabéu, sin ir más lejos, el Barcelona pronto se hizo con el control de la situación obligando a los pepineros a darse una panzada a correr de padre y muy señor mío en busca del balón.

Faltaban las ocasiones, pero la cara del Barça era otra muy diferente a la de los dos últimos partidos. El equipo blaugrana daba la sensación de haber vuelto a coger el hilo de su juego. Las posesiones eran largas, las jugadas se concatenaban una detrás de otra y la presión era alta. Poco importaba que Sergi Roberto estuviera en la izquierda, Semedo en la derecha, André Gomes como pivote o que ni Iniesta ni Busquets estuvieran al mando de las operaciones al tiempo que Alba y Umtiti descansaban en el banquillo: el ritmo blaugrana era difícilmente soportable para un Leganés que de entrada dejó claro que más allá de su marcialidad, tenía en las pérdidas de tiempo de Cuéllar y las galopadas de El Zhar sus únicos argumentos.

El portero del equipo madrileño evitó el gol ante Suárez y ante Coutinho en los primeros 20 minutos de partido hasta que Siovas le hizo falta a Messi donde nunca hay que hacérsela. En el perfil izquierdo, a unos 23 metros de portería. Ideal para el argentino, que anda de dulce con los golpes francos. Messi dio otro curso de como se debe tirar una falta (lleva siete marcadas en lo que va de temporada) y anotó el 1-0. Cinco minutos después, con el Leganés todavía sin saber salir de la presión blaugrana y tratando de encontrar el balón, Coutinho asistió al argentino que marcó su segundo tanto. El Barça era el dueño de la situación.

Con 2-0, el Barça afrontaba la segunda parte con la idea de cerrar pronto el partido y empezar a dar más descanso a los jugadores más cargados de minutos en previsión de un calendario que se avecina infernal.

Pero el Barcelona de salida se durmió en los laureles y el Leganés, gracias a la entrada en el campo de Beavue, empezó a estirarse. A los tres minutos de la reanudación cabeceó alto, más tarde, El Zhar volvió a avisar hasta que a los 68 minutos el mimo jugador aprovechó una contra tras un balón perdido por el Barça para apretar el marcador. El Barça despertaba de su siesta.

Valverde reaccionó dando entrada en el campo a Jordi Alba y Messi volvió a conectarse al partido. Cuéllar evitó el 3-1 en una salida desesperada y el Barcelona pareció volver a controlar el partido. Pero Garitano, valiente, quiso ir a por el empate y retiró del campo a Rubén Pérez para dar entrada a Guerrero. El técnico local respondió dando entrada a Iniesta por Coutinho, dejando claro que no se fiaba un pelo de los madrileños.

Pero más que los cambios, lo que aseguró el partido fue la vuelta de Messi al trabajo. A pase de Dembélé, el argentino archivó el partido y aseguró el récord en una jugada en la que los visitantes protestaron que se había acomodado el balón con la mano. El récord ya está en un bolsillo, en el otro espera la Liga.

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