El niño al que se retiró el soporte vital en Reino Unido no podrá recibir tratamiento en Italia
Un juez británico decide no permitir viajar a Alfie Evans a Roma, donde el papa y el Gobierno le habían ofrecido un tratamiento que los médicos británicos ven "cruel e inhumano"
Daniel Verdú
Londres / Roma, El País
El pequeño Alfie Evans, un niño de 23 meses que padece una rara enfermedad neurológica degenerativa y que se ha visto en el centro de una larga batalla judicial, no podrá ser trasladado a Roma para continuar con su tratamiento. Un juez del Tribunal Superior de Manchester ha denegado este martes a los padres del bebé la posibilidad de trasladarlo a Italia para mantenerlo con vida en un hospital. El centro británico en el que se encuentra ingresado consideraba que proporcionarle más asistencia médica sería no solo “inútil”, sino “cruel e inhumano”.
El magistrado ha dejado la puerta abierta a que el niño, al que le fueron retiradas el lunes por la noche las máquinas de soporte artificial, pase sus "días u horas finales" en casa con sus padres, según informa Efe. La justicia ya había dado anteriormente la razón a los médicos del hospital Alder Hey en Liverpool: no hay esperanza de que mejore el niño, que se encuentra en estado semivegetativo y hospitalizado desde diciembre de 2016. Los padres, que insisten en que su pequeño no sufre, perdieron la batalla en tres instancias de la justicia británica y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El lunes se procedió a su desconexión de la respiración asistida. Pero, según su padre, el pequeño Alfie ha estado respirando sin ayuda durante seis horas. Los médicos, ha declarado el abogado de los padres, se han visto “obligados moralmente a volver a suministrarle agua y oxígeno”.
Tras asegurar que el niño seguía respirando, se había concedido a los padres, Tom Evans y Kate James, veinteañeros de Liverpool, una audiencia de urgencia este martes ante un juez del alto tribunal de Manchester, el mismo que dictaminó que los médicos podían retirar el tratamiento al niño en contra de los deseos de sus padres. Estos pidieron que se levante la orden que impide que Alfie abandone el hospital de Liverpool para poder trasladarlo a Italia, donde se le había ofrecido continuar con su tratamiento. Los padres recibieron el respaldo del papa Francisco y del Gobierno italiano, que le ha dado la nacionalidad al niño con la idea de trasladarlo a Roma para que siga recibiendo atención médica.
El miércoles pasado, cuando el papa Francisco decidió recibir al padre de Alfie en el Vaticano y le expresó toda su solidaridad, ya llevaba días mostrando en público su deseo de que se agotasen todas las posibilidades de mantener con vida al pequeño. El año pasado un caso muy parecido suscitó la misma reacción de la Santa Sede. En aquella ocasión, Charlie Gard, un niño de 11 meses con una enfermedad genética llamada síndrome de depleción del ADN mitocondrial, murió en Reino Unido después de estar conectado 10 meses a una máquina respiradora y de los intentos del hospital del Vaticano para tratarlo. Por eso esta vez la Santa Sede se movió rápido y había conseguido la complicidad del Estado italiano para intentar traer al pequeño a Italia.
De este modo, el ministerio de Exteriores y el de Interior han logrado que se le concediese la nacionalidad al pequeño por motivos humanitarios. Una estrategia insólita y utilizada para poder atenderlo en el Hospital Bambino Gesù, tal y como deseaba el Papa y los padres del pequeño. La presidenta del centro sanitario, Mariella Enoc, explicó ayer que el ministerio de Defensa tenía preparado también una avión militar medicalizado y listo para despegar en cuanto fuese necesario para traer a Alfie. Enoc, de hecho, viajó el lunes a Liverpool para poder entrevistarse con los médicos del hospital donde se encuentra el bebé, pero no fue recibida. La directora del hospital explicó además que el Papa le pidió personalmente que hiciese todo lo posible por el bebé.
El hecho de que tenga la nacionalidad, sin embargo, no evita que el niño siga siendo británico y esté sujeto a las leyes del Reino Unido. Pero el centroderecha en Italia, especialmente por boca de Matteo Salvini (La Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), ha presentado una moción en la cámara de Diputados para que Italia no cese en su empeño de trasladar al pequeño al hospital del Vaticano. Una iniciativa con la que no todos los partidos están completamente de acuerdo. El Movimiento 5 Estrellas —ganador de las últimas elecciones—, a través de su parlamentario Giorgio Trizzino, exdirector del hospital pediátrico de Palermo, ha apuntado que debería ser la ciencia la que “guiase este tipo de decisiones y dejarse en un respetuoso silencio”.
“Ahora está con oxígeno otra vez. No cambia su respiración, pero oxigena su cuerpo. Sigue funcionando, lo está haciendo lo mejor que puede, pero necesitamos que se le siga asistiendo en las próximas horas. Va a ser duro”, declaró el padre de Alfie a las puertas del hospital.
Simpatizantes con la postura de los padres celebraron anoche una vigilia con velas en el exterior del hospital y un grupo de manifestantes trató de bloquear la entrada. El centro ha emitido un comunicado en el que anuncia que, “por respeto a la privacidad de Alfie y su familia”, no ofrecerá más información sobre el estado del niño.
Daniel Verdú
Londres / Roma, El País
El pequeño Alfie Evans, un niño de 23 meses que padece una rara enfermedad neurológica degenerativa y que se ha visto en el centro de una larga batalla judicial, no podrá ser trasladado a Roma para continuar con su tratamiento. Un juez del Tribunal Superior de Manchester ha denegado este martes a los padres del bebé la posibilidad de trasladarlo a Italia para mantenerlo con vida en un hospital. El centro británico en el que se encuentra ingresado consideraba que proporcionarle más asistencia médica sería no solo “inútil”, sino “cruel e inhumano”.
El magistrado ha dejado la puerta abierta a que el niño, al que le fueron retiradas el lunes por la noche las máquinas de soporte artificial, pase sus "días u horas finales" en casa con sus padres, según informa Efe. La justicia ya había dado anteriormente la razón a los médicos del hospital Alder Hey en Liverpool: no hay esperanza de que mejore el niño, que se encuentra en estado semivegetativo y hospitalizado desde diciembre de 2016. Los padres, que insisten en que su pequeño no sufre, perdieron la batalla en tres instancias de la justicia británica y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. El lunes se procedió a su desconexión de la respiración asistida. Pero, según su padre, el pequeño Alfie ha estado respirando sin ayuda durante seis horas. Los médicos, ha declarado el abogado de los padres, se han visto “obligados moralmente a volver a suministrarle agua y oxígeno”.
Tras asegurar que el niño seguía respirando, se había concedido a los padres, Tom Evans y Kate James, veinteañeros de Liverpool, una audiencia de urgencia este martes ante un juez del alto tribunal de Manchester, el mismo que dictaminó que los médicos podían retirar el tratamiento al niño en contra de los deseos de sus padres. Estos pidieron que se levante la orden que impide que Alfie abandone el hospital de Liverpool para poder trasladarlo a Italia, donde se le había ofrecido continuar con su tratamiento. Los padres recibieron el respaldo del papa Francisco y del Gobierno italiano, que le ha dado la nacionalidad al niño con la idea de trasladarlo a Roma para que siga recibiendo atención médica.
El miércoles pasado, cuando el papa Francisco decidió recibir al padre de Alfie en el Vaticano y le expresó toda su solidaridad, ya llevaba días mostrando en público su deseo de que se agotasen todas las posibilidades de mantener con vida al pequeño. El año pasado un caso muy parecido suscitó la misma reacción de la Santa Sede. En aquella ocasión, Charlie Gard, un niño de 11 meses con una enfermedad genética llamada síndrome de depleción del ADN mitocondrial, murió en Reino Unido después de estar conectado 10 meses a una máquina respiradora y de los intentos del hospital del Vaticano para tratarlo. Por eso esta vez la Santa Sede se movió rápido y había conseguido la complicidad del Estado italiano para intentar traer al pequeño a Italia.
De este modo, el ministerio de Exteriores y el de Interior han logrado que se le concediese la nacionalidad al pequeño por motivos humanitarios. Una estrategia insólita y utilizada para poder atenderlo en el Hospital Bambino Gesù, tal y como deseaba el Papa y los padres del pequeño. La presidenta del centro sanitario, Mariella Enoc, explicó ayer que el ministerio de Defensa tenía preparado también una avión militar medicalizado y listo para despegar en cuanto fuese necesario para traer a Alfie. Enoc, de hecho, viajó el lunes a Liverpool para poder entrevistarse con los médicos del hospital donde se encuentra el bebé, pero no fue recibida. La directora del hospital explicó además que el Papa le pidió personalmente que hiciese todo lo posible por el bebé.
El hecho de que tenga la nacionalidad, sin embargo, no evita que el niño siga siendo británico y esté sujeto a las leyes del Reino Unido. Pero el centroderecha en Italia, especialmente por boca de Matteo Salvini (La Liga) y Giorgia Meloni (Hermanos de Italia), ha presentado una moción en la cámara de Diputados para que Italia no cese en su empeño de trasladar al pequeño al hospital del Vaticano. Una iniciativa con la que no todos los partidos están completamente de acuerdo. El Movimiento 5 Estrellas —ganador de las últimas elecciones—, a través de su parlamentario Giorgio Trizzino, exdirector del hospital pediátrico de Palermo, ha apuntado que debería ser la ciencia la que “guiase este tipo de decisiones y dejarse en un respetuoso silencio”.
“Ahora está con oxígeno otra vez. No cambia su respiración, pero oxigena su cuerpo. Sigue funcionando, lo está haciendo lo mejor que puede, pero necesitamos que se le siga asistiendo en las próximas horas. Va a ser duro”, declaró el padre de Alfie a las puertas del hospital.
Simpatizantes con la postura de los padres celebraron anoche una vigilia con velas en el exterior del hospital y un grupo de manifestantes trató de bloquear la entrada. El centro ha emitido un comunicado en el que anuncia que, “por respeto a la privacidad de Alfie y su familia”, no ofrecerá más información sobre el estado del niño.