Chemsex: cuando drogas y sexo se mezclan de forma peligrosa
El consumo de drogas por vía intravenosa en ‘sesiones’ de encuentros sexuales entre hombres se conoce como slamming o slamsex, además de chemsex.
Javier Robledo Vico
As
El chemsex, término que se aplica al consumo de drogas antes de las relaciones sexuales o durante éstas, entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), habitualmente sin protección y por largos periodos de tiempo, es una conducta de riesgo que se ha tratado en el marco de las 20 Jornadas Nacionales de Patología Dual, que se han celebrado en Madrid entre los días 19 y 21 de abril.
La Dra. Helen Dolengevich, psiquiatra de Apoyo Positivo, que desarrolla su trabajo en el Programa de Patología Dual del Hospital Universitario del Henares, ha indicado que las drogas asociadas a esta práctica han sido principalmente la mefedrona, GHB/GBL y metanfetamina, aunque también hay casos en los que se consume la ketamina, cocaína, MDMA, ‘poppers’ o fármacos para la disfunción eréctil. “Estas sustancias favorecen la desinhibición, el placer sexual y disminuyen la necesidad de dormir, lo que hace que las ‘sesiones’ puedan durar muchas horas e incluyan el contacto con múltiples parejas. El uso de aplicaciones móviles de geolocalización desempeña también un papel destacado en el desarrollo y globalización de este fenómeno”, ha apuntado.
Según ha explicado esta experta, las personas que padecen otros trastornos mentales son particularmente vulnerables a desarrollar adicción a estas prácticas en las que se combina el sexo, el consumo de drogas y las aplicaciones móviles, ya que presentan trastornos mentales –trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, TDAH-.
Por otra parte, hay psicopatologías que pueden derivarse de estas prácticas, “sobre todo cuando las sustancias se consumen de forma intravenosa, lo que favorece la aparición de episodios psicóticos inducidos, agitación o conducta suicida”, ha indicado.
En términos de chemsex, España se encuentra en una situación muy similar a otros países de Europa donde se ha descrito el fenómeno, como Reino Unido, Alemania u Holanda, aunque los estudios son escasos. Acaban de publicarse los resultados del estudio multicéntrico U-SEX STUDY, realizado en 22 unidades de infecciosas de Madrid, que refleja que, de 742 respondedores, un 29% de HSH, VIH+ han practicado chemsex en el último año.
Durante esta reunión se ha presentado un simposio que describe el abordaje multidisciplinar de los usuarios de chemsex que se está llevando a cabo en Madrid, avalado por el Instituto de Adicciones de Madrid-Salud. La unidad de la Dra. Dolengevich ha creado vínculos de trabajo tanto con los CAD (Centros de Control de Adicciones), como con las unidades de enfermedades infecciosas, proponiendo la necesidad de sinergias para poder abordar este fenómeno de la manera más completa posible.
A su modo de ver, una atención adecuada requeriría el desarrollo de un programa específico para la atención de estos usuarios, avalado por el Plan Nacional de Drogas y el Plan Nacional de SIDA, así como la oficina de Salud Mental, dado que es un fenómeno que involucra a las tres entidades y que se provean medios que aseguren su continuidad, dado que el problema va cada vez a más.
Javier Robledo Vico
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El chemsex, término que se aplica al consumo de drogas antes de las relaciones sexuales o durante éstas, entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), habitualmente sin protección y por largos periodos de tiempo, es una conducta de riesgo que se ha tratado en el marco de las 20 Jornadas Nacionales de Patología Dual, que se han celebrado en Madrid entre los días 19 y 21 de abril.
La Dra. Helen Dolengevich, psiquiatra de Apoyo Positivo, que desarrolla su trabajo en el Programa de Patología Dual del Hospital Universitario del Henares, ha indicado que las drogas asociadas a esta práctica han sido principalmente la mefedrona, GHB/GBL y metanfetamina, aunque también hay casos en los que se consume la ketamina, cocaína, MDMA, ‘poppers’ o fármacos para la disfunción eréctil. “Estas sustancias favorecen la desinhibición, el placer sexual y disminuyen la necesidad de dormir, lo que hace que las ‘sesiones’ puedan durar muchas horas e incluyan el contacto con múltiples parejas. El uso de aplicaciones móviles de geolocalización desempeña también un papel destacado en el desarrollo y globalización de este fenómeno”, ha apuntado.
Según ha explicado esta experta, las personas que padecen otros trastornos mentales son particularmente vulnerables a desarrollar adicción a estas prácticas en las que se combina el sexo, el consumo de drogas y las aplicaciones móviles, ya que presentan trastornos mentales –trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, TDAH-.
Por otra parte, hay psicopatologías que pueden derivarse de estas prácticas, “sobre todo cuando las sustancias se consumen de forma intravenosa, lo que favorece la aparición de episodios psicóticos inducidos, agitación o conducta suicida”, ha indicado.
En términos de chemsex, España se encuentra en una situación muy similar a otros países de Europa donde se ha descrito el fenómeno, como Reino Unido, Alemania u Holanda, aunque los estudios son escasos. Acaban de publicarse los resultados del estudio multicéntrico U-SEX STUDY, realizado en 22 unidades de infecciosas de Madrid, que refleja que, de 742 respondedores, un 29% de HSH, VIH+ han practicado chemsex en el último año.
Durante esta reunión se ha presentado un simposio que describe el abordaje multidisciplinar de los usuarios de chemsex que se está llevando a cabo en Madrid, avalado por el Instituto de Adicciones de Madrid-Salud. La unidad de la Dra. Dolengevich ha creado vínculos de trabajo tanto con los CAD (Centros de Control de Adicciones), como con las unidades de enfermedades infecciosas, proponiendo la necesidad de sinergias para poder abordar este fenómeno de la manera más completa posible.
A su modo de ver, una atención adecuada requeriría el desarrollo de un programa específico para la atención de estos usuarios, avalado por el Plan Nacional de Drogas y el Plan Nacional de SIDA, así como la oficina de Salud Mental, dado que es un fenómeno que involucra a las tres entidades y que se provean medios que aseguren su continuidad, dado que el problema va cada vez a más.