Casi se queda sin conocer a sus nietos por el veto de Trump

EEUU, AFP
La siria Wafa Yahia nunca pensó que el anhelo de conocer a sus nietos más pequeños, que viven en Hawái, acabaría convirtiéndola en la protagonista de las demandas contra el veto migratorio del presidente Donald Trump, cuya legalidad evalúa este miércoles el Tribunal Supremo.
Estaba tramitando el visado para reunirse con su familia en Estados Unidos cuando Trump, recién llegado a la Casa Blanca, proclamó su primera versión del veto migratorio para restringir la entrada de refugiados y nacionales de seis países de mayoría musulmana, entre los que figuraba Siria.


“En ese momento nos sentimos devastados, llevábamos mucho tiempo planeando que mi suegra pudiera venir a vivir aquí y, de repente, no podía por esa orden”, narró a Efe el egipcio Ismail Elshikh.

Elshikh, imán de la Asociación Musulmana de Hawái, decidió entonces unirse a la demanda que había presentado ese estado del Pacífico contra el veto migratorio, alegando que suponía un ataque discriminatorio contra un conjunto de ciudadanos por su religión y su lugar de procedencia.

“Decidí presentar la demanda por muchas razones: primero por mis hijos; por mi esposa, que estaba pasando un momento muy duro ante la posibilidad de no poder ver a su madre, y también por mi país. Soy un ciudadano estadounidense y quiero defender mis derechos y hacer lo que es bueno y correcto”, argumentó.



Elshikh le puso un rostro humano a las demandas que, entonces, estaban floreciendo contra el veto de Trump.

La abuela, Wafa Yahia, había viajado por última vez a Estados Unidos en 2005 y, entonces, aún no habían nacido los dos nietos más pequeños, que ahora tienen 3 y 6 años.

Finalmente, Wafa Yahia pudo llegar a Hawái en agosto de 2017 después de que el Tribunal Supremo estableciera que podían ingresar en Estados Unidos todas aquellas personas afectadas por el veto que tuvieran un “un vínculo fiable” (bona fide) con familiares y entidades del país.



“Fue maravilloso poder ir, por fin, a buscarla al aeropuerto y que viniera a casa con nosotros. Los niños lo disfrutaron mucho, fue un gran momento para ellos”, recuerda Elshikh.

Llegaron pronto al aeropuerto y, en cuanto apareció la abuela, los niños se abalanzaron para abrazarla, besarla, dale un ramo de rosas rojas y saludarla con unos globos de colores, uno de ellos en forma de corazón y otro con la palabra “welcome” (bienvenida, en inglés).

“Le gusta mucho Hawái -explicó Elshikh-, le gusta estar con sus nietos y su hija, estamos muy agradecidos por todo el apoyo de la gente aquí en Hawái. Pero, aun así todavía me siento triste por las miles de familias que están en EE UU y que no pueden reunirse con sus seres queridos por ese veto”.

Esa es la razón por la que Elshikh siguió adelante y mañana estará en el Tribunal Supremo durante la audiencia que evaluará la legalidad del tercer veto migratorio de Trump, que actualmente restringe la entrada de los nacionales de siete países (Irán, Libia, Somalia, Siria, Yemen, Venezuela y Corea del Norte).

Aunque su suegra llegó a casa, Elshikh decidió seguir peleando contra Trump por sus “hermanos y hermanas” musulmanes y por Estados Unidos, un país que siente como propio.

Criado en El Cairo, Elshikh viajó por primera vez a Estados Unidos en 1998 para dirigir los rezos del mes de Ramadán en la mezquita de Washington. Cuando volvió a Egipto, sintió que “había dejado parte de su corazón” en Estados Unidos y buscó la forma de volver.

En 2001 conoció a su esposa, Dana, en Damasco y, en 2002, asumió el cargo como imán de Hawái.

“Vinimos a Estados Unidos para disfrutar de la libertad, de la democracia y la humanidad, por eso emigré a EE UU y dejé mis grandes y brillantes memorias de Egipto. No vine a buscar dinero ni trabajo, vine por esos grandes valores, por ese sentimiento de respeto y de ser tratado como un ser humano”, narró Elshikh.

Repite, en varias ocasiones, que no siente nada “personal” en contra de Trump, pero cree que el veto migratorio supuso una denigración oficial del Gobierno de EE UU en contra del Islam.

Confía, no obstante, en el Tribunal Supremo y en su capacidad para ver mañana que el veto es “discriminatorio” y viola la Constitución al dirigirse contra un minoría religiosa.

“Estados Unidos –concluyó Elshikh- no es el país del apartheid, es un país para todos los estadounidenses, es un país de leyes y de la Constitución, nosotros creemos en eso”.

Entradas populares