Un atentado en Ecuador deja tres militares muertos y siete heridos
Es el cuarto ataque atribuido a grupos armados irregulares en dos meses. El Gobierno ha declarado el narcoterrorismo un problema nacional
Sara España
Guayaquil, El País
Un artefacto artesanal colocado en un lado de la carretera, según detalló un comunicado oficial, explotó coincidiendo con el paso del vehículo en el sector de Mataje, causando las primeras víctimas de los enfrentamientos del Gobierno de Ecuador contra el narcoterrorismo en 2018.
Las imágenes difundidas dan cuenta de la crudeza del ataque a los militares, que sufrieron mutilaciones y fueron trasladados por helicóptero para recibir atención médica en el hospital de San Lorenzo, en la misma provincia. El de ayer es el cuarto atentado en dos meses en la zona fronteriza norte, un lugar donde se intensificó la presencia militar y policial después de que el 23 de enero un coche bomba destrozara un cuartel de la policía. Aquel atentado dejó casi una treintena de heridos leves y más de 40 casas quedaron afectadas por la explosión. Afortunadamente, no hubo víctimas mortales.
Problema nacional
El Gobierno ecuatoriano declaró entonces el narcoterrorismo como un problema nacional, y desplazó más efectivos del Ejército y de la Policía Nacional para incrementar las tareas de vigilancia en la frontera. Hasta ese momento, el país se había considerado como un lugar principalmente de paso para la droga en su ruta hacia EE UU y Europa.
Desde enero, esa región permanece en estado de excepción y se ha restringido la libertad de circulación de las personas por la noche. Aun así, en la última semana hubo dos ataques más.
Uno, con una explosión que afectó a un retén naval dejando heridos leves; y otro, el pasado fin de semana, en el que grupos subversivos se enfrentaron con fuego de mortero a una patrulla de militares que hacía tareas de reconocimiento con drones en la zona de El Pan, muy cerca de Colombia. Otros cuatro uniformados resultaron heridos leves por metralla y sordera temporal, según confirmó a los medios el contralmirante John Merlo, jefe del Comando de Operaciones Norte del Ejército.
Las autoridades de Ecuador, entre ellas, el fiscal general Carlos Baca Mancheno aseguran que, desde el primer ataque, se trata de acciones de represalia del narcoterrorismo al sentirse acorralado por la presencia militar y policial. El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, reforzó esa teoría tras este último ataque, y se solidarizó con los familiares de los militares fallecidos. "Estamos golpeando al crimen organizado y la delincuencia común", publicó ayer en sus perfiles de redes sociales.
El exjefe de Inteligencia del Ejército, Mario Pazmiño, había explicado un día antes en un diario local que los últimos atentados son muestra del inicio de una "guerra asimétrica o de cuarta generación" en la que se "emplean métodos sumamente más violentos" para generar más temor en la población.
Sara España
Guayaquil, El País
Un artefacto artesanal colocado en un lado de la carretera, según detalló un comunicado oficial, explotó coincidiendo con el paso del vehículo en el sector de Mataje, causando las primeras víctimas de los enfrentamientos del Gobierno de Ecuador contra el narcoterrorismo en 2018.
Las imágenes difundidas dan cuenta de la crudeza del ataque a los militares, que sufrieron mutilaciones y fueron trasladados por helicóptero para recibir atención médica en el hospital de San Lorenzo, en la misma provincia. El de ayer es el cuarto atentado en dos meses en la zona fronteriza norte, un lugar donde se intensificó la presencia militar y policial después de que el 23 de enero un coche bomba destrozara un cuartel de la policía. Aquel atentado dejó casi una treintena de heridos leves y más de 40 casas quedaron afectadas por la explosión. Afortunadamente, no hubo víctimas mortales.
Problema nacional
El Gobierno ecuatoriano declaró entonces el narcoterrorismo como un problema nacional, y desplazó más efectivos del Ejército y de la Policía Nacional para incrementar las tareas de vigilancia en la frontera. Hasta ese momento, el país se había considerado como un lugar principalmente de paso para la droga en su ruta hacia EE UU y Europa.
Desde enero, esa región permanece en estado de excepción y se ha restringido la libertad de circulación de las personas por la noche. Aun así, en la última semana hubo dos ataques más.
Uno, con una explosión que afectó a un retén naval dejando heridos leves; y otro, el pasado fin de semana, en el que grupos subversivos se enfrentaron con fuego de mortero a una patrulla de militares que hacía tareas de reconocimiento con drones en la zona de El Pan, muy cerca de Colombia. Otros cuatro uniformados resultaron heridos leves por metralla y sordera temporal, según confirmó a los medios el contralmirante John Merlo, jefe del Comando de Operaciones Norte del Ejército.
Las autoridades de Ecuador, entre ellas, el fiscal general Carlos Baca Mancheno aseguran que, desde el primer ataque, se trata de acciones de represalia del narcoterrorismo al sentirse acorralado por la presencia militar y policial. El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, reforzó esa teoría tras este último ataque, y se solidarizó con los familiares de los militares fallecidos. "Estamos golpeando al crimen organizado y la delincuencia común", publicó ayer en sus perfiles de redes sociales.
El exjefe de Inteligencia del Ejército, Mario Pazmiño, había explicado un día antes en un diario local que los últimos atentados son muestra del inicio de una "guerra asimétrica o de cuarta generación" en la que se "emplean métodos sumamente más violentos" para generar más temor en la población.