Messi lo vuelve a hacer
El argentino rescata a un Barça perdido que arranca un milagroso empate en Sevilla tras ir perdiendo 2-0.
Santi Giménez
As
Parecía que el Barcelona estaba de vacaciones en Sevilla, pero apareció Messi para rescatar a un equipo que estaba absolutamente perdido. Es lo que tiene ser el mejor jugador del mundo. Media hora de Leo bastó para que el Barcelona remontara en menos de un minuto un partido que perdía con absoluto merecimiento por 2-0 y acaba empatando a dos.
Hasta que compareció Messi en el campo, la imagen del líder de la Liga era la de un grupo de amigos que había ido a Sevilla para alargar las vacaciones de Semana Santa y, de paso, perder su primer partido de Liga en el Sánchez Pizjuán ante un Sevilla mucho más despierto que el equipo blaugrana, que en los minutos en los que estuvo sin Messi no tuvo ningún espíritu y no se pareció en nada al conjunto que domina la Liga. Pero salió el argentino y puso la casa patas arriba.
Estaba claro que el partido en Nervión, vista la ventaja que atesora el conjunto blaugrana en la Liga era uno de esos que se podía usar como comodín para descansar pensando en un mes de abril terrorífico. Pero lo que no se explica es el curioso concepto de descanso activo a base de una alineación trufada de titulares que, visto lo visto, perfectamente podrían haber descansado en su casa en vez de sobre el césped del Sánchez Pizjuán.
Ernesto Valverde presentó en Sevilla una alineación claramente titular a excepción de Messi, que compareció en el partido a los 57 minutos cuando el Barça ya perdía por 2-0. Pero el equipo titular del Barcelona ,dio la impresión de jugar absolutamente gripado ante un Sevilla mucho más despierto y motivado. Los andaluces, que tampoco reservaron nada a pesar de tener el martes una cita con el Bayern de Múnich, se impusieron en todos los duelos individuales y superaron de cabo a rabo a un Barcelona sin ritmo ni atención enviando de paso un serio mensaje a los blaugrana de cara a la final de Copa del Rey de dentro de tres semanas. Hasta que salió Messi, claro, y perdonen que me ponga pesado.
El Barcelona estuvo a punto de perder su primer partido de la temporada en Sevilla. Una derrota que hubiera impedido que los barcelonistas igualasen el registro de 38 jornadas seguidas sin perder que sigue en poder de la Real Sociedad, que curiosamente, también vio truncada su racha en Sevilla. Los de Valverde les igualarán si no pierden en el Camp Nou ante el Leganés el próximo sábado.
Desde el inicio se vio que los sevillistas jugaban con una marcha más que los barcelonistas. Su presión alta desmontaba la salida de balón de un Barça que sin Messi ni Busquets, lesionado, no encontraba el ritmo de partido. El empuje sevillista arrinconaba a un Barça que únicamente buscaba sus oportunidades en contragolpes esporádicos, pero sin dar la sensación en ningún momento de dominar el partido.
Ni Coutinho ni Dembélé dieron la talla en Nervión. Ni los dos fichajes más caros de la historia del club fueron capaces de sustituir a un Messi que cuando salió cambió el rumbo del partido de manera absolutamente terrorífica.
Tuvo el Sevilla oportunidades para golear al Barcelona en la segunda parte, pero entre Ter Stegen y la falta de puntería de los locales se pasó de una victoria épica a un empate made in Messi. Primero marcó Suárez a la salida de un córner y un minuto después, La Pulga volvía a firmar otra actuación antológica con un gol definitivo. Aviso para el Barça, aviso para el Sevilla. Señores, qué final de Copa nos espera.
Santi Giménez
As
Parecía que el Barcelona estaba de vacaciones en Sevilla, pero apareció Messi para rescatar a un equipo que estaba absolutamente perdido. Es lo que tiene ser el mejor jugador del mundo. Media hora de Leo bastó para que el Barcelona remontara en menos de un minuto un partido que perdía con absoluto merecimiento por 2-0 y acaba empatando a dos.
Hasta que compareció Messi en el campo, la imagen del líder de la Liga era la de un grupo de amigos que había ido a Sevilla para alargar las vacaciones de Semana Santa y, de paso, perder su primer partido de Liga en el Sánchez Pizjuán ante un Sevilla mucho más despierto que el equipo blaugrana, que en los minutos en los que estuvo sin Messi no tuvo ningún espíritu y no se pareció en nada al conjunto que domina la Liga. Pero salió el argentino y puso la casa patas arriba.
Estaba claro que el partido en Nervión, vista la ventaja que atesora el conjunto blaugrana en la Liga era uno de esos que se podía usar como comodín para descansar pensando en un mes de abril terrorífico. Pero lo que no se explica es el curioso concepto de descanso activo a base de una alineación trufada de titulares que, visto lo visto, perfectamente podrían haber descansado en su casa en vez de sobre el césped del Sánchez Pizjuán.
Ernesto Valverde presentó en Sevilla una alineación claramente titular a excepción de Messi, que compareció en el partido a los 57 minutos cuando el Barça ya perdía por 2-0. Pero el equipo titular del Barcelona ,dio la impresión de jugar absolutamente gripado ante un Sevilla mucho más despierto y motivado. Los andaluces, que tampoco reservaron nada a pesar de tener el martes una cita con el Bayern de Múnich, se impusieron en todos los duelos individuales y superaron de cabo a rabo a un Barcelona sin ritmo ni atención enviando de paso un serio mensaje a los blaugrana de cara a la final de Copa del Rey de dentro de tres semanas. Hasta que salió Messi, claro, y perdonen que me ponga pesado.
El Barcelona estuvo a punto de perder su primer partido de la temporada en Sevilla. Una derrota que hubiera impedido que los barcelonistas igualasen el registro de 38 jornadas seguidas sin perder que sigue en poder de la Real Sociedad, que curiosamente, también vio truncada su racha en Sevilla. Los de Valverde les igualarán si no pierden en el Camp Nou ante el Leganés el próximo sábado.
Desde el inicio se vio que los sevillistas jugaban con una marcha más que los barcelonistas. Su presión alta desmontaba la salida de balón de un Barça que sin Messi ni Busquets, lesionado, no encontraba el ritmo de partido. El empuje sevillista arrinconaba a un Barça que únicamente buscaba sus oportunidades en contragolpes esporádicos, pero sin dar la sensación en ningún momento de dominar el partido.
Ni Coutinho ni Dembélé dieron la talla en Nervión. Ni los dos fichajes más caros de la historia del club fueron capaces de sustituir a un Messi que cuando salió cambió el rumbo del partido de manera absolutamente terrorífica.
Tuvo el Sevilla oportunidades para golear al Barcelona en la segunda parte, pero entre Ter Stegen y la falta de puntería de los locales se pasó de una victoria épica a un empate made in Messi. Primero marcó Suárez a la salida de un córner y un minuto después, La Pulga volvía a firmar otra actuación antológica con un gol definitivo. Aviso para el Barça, aviso para el Sevilla. Señores, qué final de Copa nos espera.