Los rebeldes comienzan a abandonar Guta Oriental tras el asedio del Ejército sirio
Al menos 308 milicianos islamistas han salido de Harasta hacia la provincia insurrecta de Idlib este jueves
Natalia Sancha
Beirut, El País
Unos 1.500 milicianos islamistas serán evacuados de Guta Oriental, enclave insurrecto en la periferia de Damasco, hacia la provincia de Idlib, al oeste del país y última en manos insurrectas, ha anunciado este jueves la cadena de televisión siria Al Akhbaríe. La salida de los armados llega tras arduas negociaciones mantenidas en la tarde del miércoles entre la milicia islamista Ahrar al Sham y el Gobierno sirio con la mediación rusa. Desde la localidad de Harasta, feudo de esta milicia, han salido ya 1.760 personas en 25 autobuses, entre ellas “308 milicianos, 377 mujeres y 577 niños ”, según el recuento que hace la agencia nacional de noticias siria, SANA. Otros 5.000 civiles lograron abandonar este jueves Guta por el paso terrestre de Wafidin hacia zonas bajo control del Gobierno de Bachar el Asad, cuyas tropas se han hecho con el 70% del enclave.
El Observatorio sirio cifra en 82.000 los civiles que han logrado escapar desde el pasado 15 de marzo al cerco, de una población total estimada entre 165.000 y 400.000 personas. “El principal escollo de las negociaciones con Ahrar al Sham ha girado en torno al intercambio de decenas de presos yihadistas por soldados sirios”, cuenta un oficial de las tropas regulares en conversación telefónica desde la capital siria. La página de noticias Al Masdar, cercana al Ejército sirio, aseguró este jueves que “13 uniformados regulares fueron intercambiados por prisioneros de las cárceles del Gobierno sirio”.
“La estrategia del Ejército sirio ha sido la de dividir a las fuerzas insurrectas para posteriormente negociar por separado los términos de su rendición”, valora Nawar Oliver, experto del centro de estudios Omran de Estambul. Con la partición de Guta en tres bolsas, las tres principales facciones islamistas han quedado separadas dejando a Jeish al Islam y principal facción armada al norte, Faylaq al Rahman al sur junto a varios centenares de yihadistas de Al Qaeda, y Ahrar al Sham al oeste, en la localidad de Harasta.
"El destino de los armados supone otro punto esencial de las negociaciones", dice la misma fuente militar, quien asegura que Faylaq al Rahman quiere dirigirse a la norteña localidad de Jarablus, mientras que Jeish al Islam pujaría por una evacuación hacia la sureña provincia de Deraa, epicentro de las revueltas populares que estallaron en marzo de 2011. Los combatientes islamistas que se dirijan a Idlib se sumarán al heterogéneo cajón de sastre compuesto por los grupos armados previamente evacuados de otras bolsas rebeldes como Homs y Alepo, y ello en un territorio donde se imponen las fuerzas de la filial local de Al Qaeda, el Frente al Nusra.
Tras cinco años de frustradas negociaciones entre Damasco y los armados, la aviación siria intensificó la ofensiva aérea sobre Guta el pasado 18 de febrero para poco después iniciar la incursión terrestre. El balance humano de la ofensiva asciende a más de 1.500 muertos, entre ellos 316 menores, y más de 5.000 heridos, según datos de Médicos Sin Fronteras. Según el Observatorio sirio, al menos 19 civiles se han sumado este jueves al mortal balance después de que se registraran nuevos bombardeos sobre el enclave. La captura una semana atrás de la estratégica localidad de Hamuríe, al sur de Guta, ha permitido a las fuerzas especiales sirias abrir una brecha en el frente enemigo por la que salieron en estampida más de 20.000 civiles en tan solo tres días.
Desplazados
Un primer campo de desplazados ha sido habilitado en la cercana localidad de Addra donde la Media Luna Roja ha anunciado serán acogidas unas 3.500 personas. Otros desplazados han optado por buscar cobijo en casas de familiares o dirigirse a otros centros de acogida habilitados por el Gobierno sirio como el complejo de Heryaleh o Al Dwair en Damasco. Um Nur ha logrado huir junto con sus tres hijos de la localidad de Hamuríe hacia al campo de desplazados de Addra para después ser acogida por unos allegados en la barriada de Yaramana, en Damasco. Si bien ha logrado escapar de los bombardeos de la aviación siria, ahora se resguarda en un barrio sometido al fuego de morteros insurrectos llegados de Guta, que este lunes segaron la vida de 32 civiles en la capital.
Arrinconados en el 30% restante del enclave, los líderes de las tres principales facciones islamistas han caído en el mutismo tras instar pocos días atrás a sus hombres a “luchar hasta el final”. “No sabemos nada del acuerdo entre Ahrar al Sham y los rusos, pero nosotros no hemos cerrado ningún pacto [para salir del enclave]”, da por respuesta en conversaciones de voz vía Whastapp, Ammar al Hassan, portavoz de Jeish al Islam. Conforme las tropas sirias estrechan el cerco, los grupos minoritarios de armados han ido entregando sus armas. La rendición de Ahrar Al Sham supone la primera de las tres mayores facciones que controlan este reducto insurrecto, a la que, según fuentes militares de Damasco, seguirán nuevos acuerdos con el resto de milicias armadas “hasta alejar el peligro yihadista del corazón del país”.
Guta representa una de las últimas batallas intrínsecas a la guerra siria en un tablero altamente internacionalizado conforme la contienda cierra su séptimo año. Las tropas sirias han recuperado el control del 60% del territorio nacional y, a pesar de que auguran una pronta victoria en este enclave, sus fuerzas perdieron este lunes a 62 efectivos en un ataque sorpresa lanzado por el reducto de los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) afincados en la barriada de Yarmuk, al sureste de Damasco.
Natalia Sancha
Beirut, El País
Unos 1.500 milicianos islamistas serán evacuados de Guta Oriental, enclave insurrecto en la periferia de Damasco, hacia la provincia de Idlib, al oeste del país y última en manos insurrectas, ha anunciado este jueves la cadena de televisión siria Al Akhbaríe. La salida de los armados llega tras arduas negociaciones mantenidas en la tarde del miércoles entre la milicia islamista Ahrar al Sham y el Gobierno sirio con la mediación rusa. Desde la localidad de Harasta, feudo de esta milicia, han salido ya 1.760 personas en 25 autobuses, entre ellas “308 milicianos, 377 mujeres y 577 niños ”, según el recuento que hace la agencia nacional de noticias siria, SANA. Otros 5.000 civiles lograron abandonar este jueves Guta por el paso terrestre de Wafidin hacia zonas bajo control del Gobierno de Bachar el Asad, cuyas tropas se han hecho con el 70% del enclave.
El Observatorio sirio cifra en 82.000 los civiles que han logrado escapar desde el pasado 15 de marzo al cerco, de una población total estimada entre 165.000 y 400.000 personas. “El principal escollo de las negociaciones con Ahrar al Sham ha girado en torno al intercambio de decenas de presos yihadistas por soldados sirios”, cuenta un oficial de las tropas regulares en conversación telefónica desde la capital siria. La página de noticias Al Masdar, cercana al Ejército sirio, aseguró este jueves que “13 uniformados regulares fueron intercambiados por prisioneros de las cárceles del Gobierno sirio”.
“La estrategia del Ejército sirio ha sido la de dividir a las fuerzas insurrectas para posteriormente negociar por separado los términos de su rendición”, valora Nawar Oliver, experto del centro de estudios Omran de Estambul. Con la partición de Guta en tres bolsas, las tres principales facciones islamistas han quedado separadas dejando a Jeish al Islam y principal facción armada al norte, Faylaq al Rahman al sur junto a varios centenares de yihadistas de Al Qaeda, y Ahrar al Sham al oeste, en la localidad de Harasta.
"El destino de los armados supone otro punto esencial de las negociaciones", dice la misma fuente militar, quien asegura que Faylaq al Rahman quiere dirigirse a la norteña localidad de Jarablus, mientras que Jeish al Islam pujaría por una evacuación hacia la sureña provincia de Deraa, epicentro de las revueltas populares que estallaron en marzo de 2011. Los combatientes islamistas que se dirijan a Idlib se sumarán al heterogéneo cajón de sastre compuesto por los grupos armados previamente evacuados de otras bolsas rebeldes como Homs y Alepo, y ello en un territorio donde se imponen las fuerzas de la filial local de Al Qaeda, el Frente al Nusra.
Tras cinco años de frustradas negociaciones entre Damasco y los armados, la aviación siria intensificó la ofensiva aérea sobre Guta el pasado 18 de febrero para poco después iniciar la incursión terrestre. El balance humano de la ofensiva asciende a más de 1.500 muertos, entre ellos 316 menores, y más de 5.000 heridos, según datos de Médicos Sin Fronteras. Según el Observatorio sirio, al menos 19 civiles se han sumado este jueves al mortal balance después de que se registraran nuevos bombardeos sobre el enclave. La captura una semana atrás de la estratégica localidad de Hamuríe, al sur de Guta, ha permitido a las fuerzas especiales sirias abrir una brecha en el frente enemigo por la que salieron en estampida más de 20.000 civiles en tan solo tres días.
Desplazados
Un primer campo de desplazados ha sido habilitado en la cercana localidad de Addra donde la Media Luna Roja ha anunciado serán acogidas unas 3.500 personas. Otros desplazados han optado por buscar cobijo en casas de familiares o dirigirse a otros centros de acogida habilitados por el Gobierno sirio como el complejo de Heryaleh o Al Dwair en Damasco. Um Nur ha logrado huir junto con sus tres hijos de la localidad de Hamuríe hacia al campo de desplazados de Addra para después ser acogida por unos allegados en la barriada de Yaramana, en Damasco. Si bien ha logrado escapar de los bombardeos de la aviación siria, ahora se resguarda en un barrio sometido al fuego de morteros insurrectos llegados de Guta, que este lunes segaron la vida de 32 civiles en la capital.
Arrinconados en el 30% restante del enclave, los líderes de las tres principales facciones islamistas han caído en el mutismo tras instar pocos días atrás a sus hombres a “luchar hasta el final”. “No sabemos nada del acuerdo entre Ahrar al Sham y los rusos, pero nosotros no hemos cerrado ningún pacto [para salir del enclave]”, da por respuesta en conversaciones de voz vía Whastapp, Ammar al Hassan, portavoz de Jeish al Islam. Conforme las tropas sirias estrechan el cerco, los grupos minoritarios de armados han ido entregando sus armas. La rendición de Ahrar Al Sham supone la primera de las tres mayores facciones que controlan este reducto insurrecto, a la que, según fuentes militares de Damasco, seguirán nuevos acuerdos con el resto de milicias armadas “hasta alejar el peligro yihadista del corazón del país”.
Guta representa una de las últimas batallas intrínsecas a la guerra siria en un tablero altamente internacionalizado conforme la contienda cierra su séptimo año. Las tropas sirias han recuperado el control del 60% del territorio nacional y, a pesar de que auguran una pronta victoria en este enclave, sus fuerzas perdieron este lunes a 62 efectivos en un ataque sorpresa lanzado por el reducto de los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) afincados en la barriada de Yarmuk, al sureste de Damasco.