Las Palmas 0-3 / Bale oposita a Turín
Marca
Desde hace varias semanas, casi media vida, la Liga para el Madrid es ese torneo que sirve de preparación para la Champions. Es una perspectiva triste para cualquier equipo, pero no desconocida para el que viste de blanco, el único al que no le hace ninguna falta un buen rendimiento en el campeonato para conquistar la Copa de Europa. Desde que dobló la esquina PSG, desde que dejó de ser un polizonte en el barco de los aspirantes al título europeo, la Liga es la cita donde el Madrid acumula puntos y confianza pensando en el exigente trabajo de los miércoles, en este caso martes, Turín, por más señas. Zidane apostó otra vez por las rotaciones extremas, Bale se reivindicó con dos goles y una buena actuación, Nacho se lesionó por primera vez en su carrera de profesional y Las Palmas se alejó un poco más de la salvación, aunque quizá no era el partido más oportuno para emitir un SOS. El efecto Jemez no llega: 10 puntos de 39 posibles. El Madrid, como en Eibar, se dejó llevar por Modric para sumar sin ningún tipo de problemas su octava victoria en la Liga de los últimos nueve.
En el estadio Gran Canaria no estuvieron Cristiano, Kroos, Carvajal, por sanción, Ramos, y Marcelo, indiscutibles para Zidane, ni tampoco Isco, indiscutible para Lopetegui. Pero la plantilla del Madrid sigue teniendo enormes posibilidades y no echó de menos a ninguno, ni los que deben jugar por la lógica de los excelentes resultados de 2018 ni los que deben jugar por aclamación popular. Modric, crecido cuando más solo está en el centro del campo como en Eibar, se elevó por encima de cualquier debate. Por eso es intocable, como Casemiro, infranqueable otra vez.
El partido fue típico en esta época del Madrid en la Liga, estos tiempos en los que la vida de los blancos es eso que ocurre entre una eliminatoria y otra de Copa de Europa. La historia se repite jornada a jornada como el capítulo de un libro ya escrito. Ocurren muchas cosas cerca de las porterías hasta que el intercambio de golpes termina como en el ring, con el que pega más fuerte, que suele ser un delantero de Zidane. Sin el peso pesado Cristiano, fue Bale tras un pase maravilloso de Modric, como Ronaldo en Ipurua tras otra asistencia del croata. Hasta entonces habían intervenido mucho los porteros, Keylor, crecido desde que Kepa le iba a sustituir, para atajar un buen disparo de Halilovic y Chichizola, que enseñó al mundo que la zurda de Asensio tiene antídoto.
Con el gol de Bale, Las Palmas se deshilachó porque parece un equipo hueco, cuyo discurso acaba y empieza en las ruedas de Prensa de Jemez. Mucho ruido y... Ya lo dijo él. Juega muy mal. Sus jugadores no se encargaron de desmentirle. Cuando Calleri, que mantenía un bonito duelo con Vallejo, hizo un penalti absurdo a Lucas Vázquez el partido terminó. La bola se la había pedido Bale para el doblete, pero fue Benzema quien transformó la pena máxima para celebrar su partido 400 con el Madrid. El delantero francés ejerció de capitán y también de Benzema: magnífico fuera del área y torpe dentro. Dilapidó un par de ocasiones y falló otro gol imperdonable en el segundo tiempo. Muy en su estilo de esta temporada.
La segunda parte se tuvo que disputar, pero para casi nada, salvo para aplicar el reglamento. El Madrid empezó a jugar el partido de Turín, es decir, dejó de jugar el de Las Palmas. Zidane ayudó quitando de la circulación a Modric y Casemiro. Su equipo empezó a derrapar, pero daba un poco igual. Bale había metido el tercero tras otro penalti que incide en una teoría retorcida: resulta curioso la manera en la que el equipo blanco acumula penaltis a favor ahora que ha perdido el campeonato. No hubo muchas noticias de la UD, que lo intentó aprovechando la distensión blanca, pero sin acierto ni fortuna. Calleri topó con Vallejo, un central excelente que aprovecha cada minuto que juega. Desde el otro lado de ese espejo aspira a salir Theo. El Madrid se dejó llevar por el cómodo resultado mientras Bale seguía con su particular oposición al once de Turín. Al fin y al cabo, todo pasa por allí.