La presión para aceptar un pacto con Movimiento 5 Estrellas desgarra al PD

La opción de un Ejecutivo de los grillinos con el centroizquierda es la primera hipótesis con la que trabaja el presidente de la República, Sergio Mattarella

Daniel Verdú
Roma, El País
Matteo Renzi siempre dimite a medias. Se irá, promete de nuevo. Pero antes se asegurará de que el Partido Democrático (PD) no pacte con el Movimiento 5 Estrellas para formar gobierno. Las conversaciones —y la guerra civil entre distintas facciones— están en marcha. La mitad del PD, parte del Quirinale y la patronal de empresarios quiere un Ejecutivo. Pero el florentino se niega a coger el teléfono. Si aguanta, Sergio Mattarella tendrá solo tres opciones para evitar elecciones.


La incertidumbre en política provoca ansiedad, y la ansiedad violencia interna. La primera consecuencia del mal resultado del PD en las elecciones italianas es una guerra civil entre los partidarios de aceptar un pacto con el Movimiento 5 Estrellas y los que consideran, como el secretario general saliente, Matteo Renzi, que sería una traición y el comienzo de la pasokización del partido. Quien quiera un acuerdo, desafía el toscano, que lo diga en voz alta. Él se marcha a esquiar.

Pero la presión es descomunal y los números, claros. Confindustria, la patronal de los empresarios italianos, anunció ayer que no teme al Movimiento 5 Estrellas y que el problema, en todo caso, sería no tener gobierno. La paradoja italiana señala que el supuesto establishment —la patronal, el Quirinale, el Vaticano...— preferirían ahora a un partido originalmente antiestablishment suavizado por el PD que el peligro de la llegada de Salvini al poder. Pero el problema para la izquierda va mucho más allá.

El PD ha obtenido en estas elecciones el peor resultado de su historia (un 18,71% de los votos). Son 6,1 millones de votos, 2,5 millones menos que hace 5 años cuando el candidato era Pierluigi Bersani. Una hemorragia que, según la empresa de sondeos Quorum ha producido un trasvase directo del 16% de aquellos apoyos al Movimiento 5 Estrellas. De modo que la corriente del río empuja también en esa dirección y en el partido —como el ministro de Cultura, Dario Franceschini, apuntaba La Repubblica— algunos creen que el PD debería comportarse como el SPD alemán y apoyar la estabilidad, evitando unas elecciones en las que solo podrían hacerse más daño. La realidad, sin embargo, es que el M5S no es la CDU, Luigi Di Maio no es Angela Merkel y el PD se parece cada día más al Pasok griego que al SPD de Alemania.

La figura del presidente de la República, Sergio Mattarella, saldrá ahora de su habitual silencio institucional y dirigirá una complicadísima operación para lograr formar algún tipo de Gobierno. M5S, el partido más votado (32,7% en la cámara de Diputados), figura en todas las combinaciones. Su fundador, Beppe Grillo, resumió ayer su naturaleza ganadora: “No sobrevive el más fuerte, sino quien se adapta mejor. Nosotros somos un poco democristianos, un poco de derechas y de izquierdas y un poco de centro. Podemos adaptarnos a cualquier cosa. Así que siempre ganaremos”. Pero en caso de que el darwinismo político siga vigente, Italia volverá al voto en un periodo corto de tiempo y se mantendría a flote con el Ejecutivo en funciones de Paolo Gentiloni. Estas son las posibilidades que maneja Mattarella.

Pacto a la española. La opción preferida del M5S y de Sergio Mattarella es la de un pacto a la española con el PD. El partido de centroizquierda tiene un botín de 112 diputados que darían la mayoría a los grillinos. El problema ahora es la oposición de Renzi. Pero Di Maio está dispuesto a negociar y cuenta con el visto bueno del Quirinale. También de la patronal de empresarios (Confindustria), que ayer dijo que el “Movimiento 5 Estrellas no da miedo y lo importante es formar Gobierno”.

Di Maio ofrecerá la presidencia de las cámaras, que podría ir a parar al PD si se aviene a hablar, al menos, de su apoyo sin entrar en el Ejecutivo. Pero la idea de un Gobierno conjunto no se puede descartar. El plan había comenzado a negociarse a espaldas de Renzi el lunes por la mañana, que afirma que sucederá por encima de su cadáver. El problema es que ahora su aspecto es exactamente ese.

Pacto a la italiana. Las posibilidades del centroderecha (260 diputados) para llegar a los 316 asientos necesarios en la cámara de diputados pasarían por pescar en otros caladeros. También en la izquierda, ha anunciado Salvini. Se trata de convencer a 56 diputados de que su vida mejorará bajo el paraguas de una coalición de gobierno que a la intemperie de una formación perdedora. No sería la primera vez. Pero siempre se trató de un botín menor que debía negociar un experto jugador de cartas como Silvio Berlusconi. Pero ahora, como diría Giulio Andreotti, rey de estos manejos, “manca finezza”.

La esperanza de Matteo Salvini es la propia naturaleza política italiana. El transfuguismo es una costumbre tan arraigada que ni siquiera está mal vista. Desde el inicio de legislatura, como señala un estudio de Open Polis, ha habido 566 cambios de grupo por parte de 347 parlamentarios, el 35,53% de los elegidos. En el Parlamento ha habido 313 movimientos, con 207 diputados implicados (el 32,86%). En el Senado, los cambios han alcanzado los 253, con 140 senadores que han cambiado de chaqueta (el 43,75%). Estadísticamente, podrían lograrlo.

Pacto antieuropeo. Italia se acostó siendo uno de los países fundadores de la Unión Europea y se levantó convertida en la única nación cuyos partidos antiestablishment y euroescépticos suman mayoría. Uno de cada dos italianos votó por estas opciones. De modo que el Movimiento 5 Estrellas y La Liga superan con creces los 316 diputados necesarios de la cámara de Diputados y los 161 del Senado. Ambos comparten una naturaleza surgida del descontento, de la crisis de las instituciones y de la tensión social surgida de fenómenos como la crisis migratoria. Pero es casi imposible.

Matteo Salvini aportaría un botín más pequeño al engendro y debería aceptar ser la cola del león. Ahora es el líder de la coalición con más apoyos y su visibilidad y fuerza negociadora se vería mermada. En caso de que esta fuera la única opción, el líder de la Liga forzaría para repetir las elecciones y fagocitar por completo a Forza Italia.

Pacto de Estado. Si nada de lo anterior es posible, el presidente de la República, Sergio Mattarella llamará al orden a los partidos y propondrá un Governo di scopo. Es decir, un Ejecutivo con la misión concreta de aprobar unos presupuestos, aportar estabilidad institucional al país, reformar la ley electoral y convocar unas nuevas elecciones.

El artefacto de transición estaría formado por el Movimiento 5 Estrellas (que siempre estaría en todas las opciones), el centroizquierda y la Liga. Un bofetón clarísimo a Forza Italia, cuyo líder, Silvio Berlusconi, pagaría muy caro su frustrado regreso.

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