La fragilidad del nuevo presidente Martín Vizcarra y qué puede hacer Perú para salir del pantano
La fama de hábil negociador que se ganó durante su época de gobernador en los conflictos con las mineras será puesta a prueba al asumir un gobierno sin capital político ni respaldo de una población que exige reformas
Gonzalo Zegarra
gzegarra@infobae.com
"Tengo la convicción que juntos demostraremos una vez más que podemos salir adelante", expresó Martín Vizcarra antes de volver al Perú para asumir la presidencia este viernes, luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski. El reto suena a hazaña, teniendo en cuenta que llega a un gobierno sin sostén de un partido político, con menos del 15% de bancas en el Congreso, con una oposición que no dejó gobernar al saliente mandatario y una población que desconfía de sus autoridades.
Vizcarra llega además como una cara casi desconocida. El ingeniero de 55 años, cumplidos mientras PPK redactaba su renuncia, fue gobernador de la pequeña región de Moquegua en su primer salto a la política. Su designación como embajador en Canadá, ya como vicepresidente, llegó por necesidad: estaba cerca de ser censurado en el Congreso como ministro de Transportes y Comunicaciones, ante las acusaciones de irregularidades en el contrato de concesión de un aeropuerto de Cusco.
Su capacidad ejecutiva no deberá demorar en ponerse en marcha. Tendrá que formar un nuevo gabinete ministerial y, en el plano internacional, continuar con los preparativos para recibir a los presidentes de la región en la octava Cumbre de las Américas, marcada por la anunciada presencia de Donald Trump y el retiro de la invitación a Nicolás Maduro.
El fuerte descontento de la población con la clase política multiplica los pedidos de nuevos comicios, lo que renovaría también el Congreso, pero no sería sencillo para Vizcarra. "Por la Constitución, el presidente no puede convocar a elecciones anticipadas sin la aprobación de los congresistas. Podría haber un acuerdo general, que no sería usual. Si se llega a dar, no creo que los legisladores se nieguen", comentó a Infobae Víctor García Belaúnde, congresista del centrista Acción Popular.
De no concretarse esta posibilidad, Vizcarra deberá poner manos a la obra para cumplir con los tres años que restan al gobierno. "Tendrá que convocar a un gabinete de ancha base, que permita una salida con todas las fuerzas políticas. No sé si será posible", indicó Julio Arbizu, ex procurador anticorrupción.
Kuczynski llegó a incluir entre sus ministros, sobre el final de sus 600 días de gobierno, a figuras cercanas al fujimorismo, la fuerza política que domina el parlamento y le obstruyó la gobernabilidad. El consenso que pretendió alcanzar con el indulto al ex dictador Alberto Fujimori nunca se concretó.
"Vizcarra va a tener que demostrar una habilidad que no tuvo Kuczynski, quien se entregó absolutamente a la oposición y fue destruido. Mirando su error, debería saber que eso no es posible. A la oposición hay que tenerla en cuenta, pero con la debida distancia", soslayó Arbizu.
En ese sentido, el presidente del Congreso, el fujimorista Luis Galarreta, ya adelantó que la relación con Vizcarra "será la misma que con PPK". No parece haber una tregua cercana. "Lo dejarán armar su gabinete, le darán un par de meses, pero comenzarán a apretarlo y sofocarlo cuando él necesite concesiones o facultades del Congreso", apuntó a Infobae el analista político Álvaro Zapatel.
Por ello, todo parece apuntar a la necesidad de un Consejo de Ministros multipartidario. "Es la forma con la que otros gobiernos sin mayoría han sorteado a la oposición. Un gobierno que abarque a todas las fuerzas políticas que pueda, para comprometerlos en la gestión del Ejecutivo", explicó Zapatel, ex docente de la Universidad de Lima y maestrando en Gestión Pública por la Universidad de Princeton.
De todas formas, el mercado recibió con buenos ojos el fin de la incertidumbre por el futuro de PPK. El jueves, tras la renuncia, la Bolsa de Lima operó en terreno positivo y la moneda (el Sol) se fortaleció ante el dólar.
"Nos sumamos al clamor ciudadano que exige estabilidad política, gobernabilidad y reformas institucionales que nos permitan contar las condiciones mínimas para continuar alentando las inversiones y así generar más puestos de trabajos", dijo en un comunicado la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), la mayor asociación empresarial del país, en un comunicado. El organismo no está libre de la tormenta política, tras revelarse que Odebrecht aportó a la colecta que organizó en las elecciones del 2011 para apoyar a la candidatura de Keiko Fujimori, en la segunda vuelta contra Ollanta Humala.
Nada apunta a que el escenario político y judicial peruano se calmará con la salida de PPK, quien se unirá a la fila de ex presidentes y líderes políticos investigados. La fiscalía ya solicitó que se le impida la salida del país; Ollanta Humala (2011-2016) y su esposa están en prisión preventiva; Keiko Fujimori es investigada por lavado de activos mientras se desenvuelve su voraz enfrentamiento con su hermano Kenji; Alan García (2006-2011) está siendo investigado bajo la Ley de Crimen Organizado; y la Corte Suprema ya autorizó el pedido de extradición de Alejandro Toledo (2001-2006).
Parece difícil para Perú sacudirse del pesimismo, al punto que Zapatel considera que la Administración Vizcarra tiene "fecha de vencimiento". La falta de capital político, el tener una imagen todavía salpicada por las investigaciones de corrupción y el casi nulo apoyo popular ahogan las posibilidades del nuevo mandatario.
Ante esos desafíos, una de las salidas podría ser anunciarse como un gobierno de transición, lo que le daría un respaldo para emprender las reformas que las instituciones peruanas necesitan, pero deberá convencer para ello a los 130 congresistas (o a una mayoría calificada) a los que todavía les queda tres años de su período. Está por verse si Vizcarra, con fama de hábil negociador tras su experiencia con las protestas mineras en su época de gobernador, podrá llegar a un acuerdo con las minorías legislativas.
Zapatel, quien considera necesarias reformas de la estructura política de partidos, cambios en el sistema electoral y una renovación del Poder Judicial "para que deje de convertirse en una herramienta del gobierno de turno", remató: "Estamos aprendiendo la lección de que el país puede caminar con los números en azul, pero cuando hay traspiés económicos, si no hay fortaleza institucional, si no hay transparencia, si no hay control de la corrupción, todo se cae a pedazos, que es lo que está pasando".
Gonzalo Zegarra
gzegarra@infobae.com
"Tengo la convicción que juntos demostraremos una vez más que podemos salir adelante", expresó Martín Vizcarra antes de volver al Perú para asumir la presidencia este viernes, luego de la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski. El reto suena a hazaña, teniendo en cuenta que llega a un gobierno sin sostén de un partido político, con menos del 15% de bancas en el Congreso, con una oposición que no dejó gobernar al saliente mandatario y una población que desconfía de sus autoridades.
Vizcarra llega además como una cara casi desconocida. El ingeniero de 55 años, cumplidos mientras PPK redactaba su renuncia, fue gobernador de la pequeña región de Moquegua en su primer salto a la política. Su designación como embajador en Canadá, ya como vicepresidente, llegó por necesidad: estaba cerca de ser censurado en el Congreso como ministro de Transportes y Comunicaciones, ante las acusaciones de irregularidades en el contrato de concesión de un aeropuerto de Cusco.
Su capacidad ejecutiva no deberá demorar en ponerse en marcha. Tendrá que formar un nuevo gabinete ministerial y, en el plano internacional, continuar con los preparativos para recibir a los presidentes de la región en la octava Cumbre de las Américas, marcada por la anunciada presencia de Donald Trump y el retiro de la invitación a Nicolás Maduro.
El fuerte descontento de la población con la clase política multiplica los pedidos de nuevos comicios, lo que renovaría también el Congreso, pero no sería sencillo para Vizcarra. "Por la Constitución, el presidente no puede convocar a elecciones anticipadas sin la aprobación de los congresistas. Podría haber un acuerdo general, que no sería usual. Si se llega a dar, no creo que los legisladores se nieguen", comentó a Infobae Víctor García Belaúnde, congresista del centrista Acción Popular.
De no concretarse esta posibilidad, Vizcarra deberá poner manos a la obra para cumplir con los tres años que restan al gobierno. "Tendrá que convocar a un gabinete de ancha base, que permita una salida con todas las fuerzas políticas. No sé si será posible", indicó Julio Arbizu, ex procurador anticorrupción.
Kuczynski llegó a incluir entre sus ministros, sobre el final de sus 600 días de gobierno, a figuras cercanas al fujimorismo, la fuerza política que domina el parlamento y le obstruyó la gobernabilidad. El consenso que pretendió alcanzar con el indulto al ex dictador Alberto Fujimori nunca se concretó.
"Vizcarra va a tener que demostrar una habilidad que no tuvo Kuczynski, quien se entregó absolutamente a la oposición y fue destruido. Mirando su error, debería saber que eso no es posible. A la oposición hay que tenerla en cuenta, pero con la debida distancia", soslayó Arbizu.
En ese sentido, el presidente del Congreso, el fujimorista Luis Galarreta, ya adelantó que la relación con Vizcarra "será la misma que con PPK". No parece haber una tregua cercana. "Lo dejarán armar su gabinete, le darán un par de meses, pero comenzarán a apretarlo y sofocarlo cuando él necesite concesiones o facultades del Congreso", apuntó a Infobae el analista político Álvaro Zapatel.
Por ello, todo parece apuntar a la necesidad de un Consejo de Ministros multipartidario. "Es la forma con la que otros gobiernos sin mayoría han sorteado a la oposición. Un gobierno que abarque a todas las fuerzas políticas que pueda, para comprometerlos en la gestión del Ejecutivo", explicó Zapatel, ex docente de la Universidad de Lima y maestrando en Gestión Pública por la Universidad de Princeton.
De todas formas, el mercado recibió con buenos ojos el fin de la incertidumbre por el futuro de PPK. El jueves, tras la renuncia, la Bolsa de Lima operó en terreno positivo y la moneda (el Sol) se fortaleció ante el dólar.
"Nos sumamos al clamor ciudadano que exige estabilidad política, gobernabilidad y reformas institucionales que nos permitan contar las condiciones mínimas para continuar alentando las inversiones y así generar más puestos de trabajos", dijo en un comunicado la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep), la mayor asociación empresarial del país, en un comunicado. El organismo no está libre de la tormenta política, tras revelarse que Odebrecht aportó a la colecta que organizó en las elecciones del 2011 para apoyar a la candidatura de Keiko Fujimori, en la segunda vuelta contra Ollanta Humala.
Nada apunta a que el escenario político y judicial peruano se calmará con la salida de PPK, quien se unirá a la fila de ex presidentes y líderes políticos investigados. La fiscalía ya solicitó que se le impida la salida del país; Ollanta Humala (2011-2016) y su esposa están en prisión preventiva; Keiko Fujimori es investigada por lavado de activos mientras se desenvuelve su voraz enfrentamiento con su hermano Kenji; Alan García (2006-2011) está siendo investigado bajo la Ley de Crimen Organizado; y la Corte Suprema ya autorizó el pedido de extradición de Alejandro Toledo (2001-2006).
Parece difícil para Perú sacudirse del pesimismo, al punto que Zapatel considera que la Administración Vizcarra tiene "fecha de vencimiento". La falta de capital político, el tener una imagen todavía salpicada por las investigaciones de corrupción y el casi nulo apoyo popular ahogan las posibilidades del nuevo mandatario.
Ante esos desafíos, una de las salidas podría ser anunciarse como un gobierno de transición, lo que le daría un respaldo para emprender las reformas que las instituciones peruanas necesitan, pero deberá convencer para ello a los 130 congresistas (o a una mayoría calificada) a los que todavía les queda tres años de su período. Está por verse si Vizcarra, con fama de hábil negociador tras su experiencia con las protestas mineras en su época de gobernador, podrá llegar a un acuerdo con las minorías legislativas.
Zapatel, quien considera necesarias reformas de la estructura política de partidos, cambios en el sistema electoral y una renovación del Poder Judicial "para que deje de convertirse en una herramienta del gobierno de turno", remató: "Estamos aprendiendo la lección de que el país puede caminar con los números en azul, pero cuando hay traspiés económicos, si no hay fortaleza institucional, si no hay transparencia, si no hay control de la corrupción, todo se cae a pedazos, que es lo que está pasando".