Empieza la cuenta atrás
El Barça liquida al Athletic en 45 minutos. Alcácer marcó en fuera de juego, pero los vascos no le hicieron cosquillas al conjunto de Valverde.
Santi Giménez
As
Al Barça le bastaron 45 minutos para liquidar el compromiso ante el Athletic Club, al que fulminó por 2-0 en una primera parte de monólogo absoluto que permitió una segunda de sesteo, que da origen a una cuenta atrás hacia el título. El El Barcelona aprovechó la mediocridad del Athletic Club para irse al parón por selecciones con un liderato bien aferrado que determina que la Liga es una cuenta atrás.
El partido se movió entre la superioridad barcelonista, que si hubiera necesitado seis goles los hubiera marcado, y un Athletic impotente ante la superioridad culé.
La diferencia entre Valverde y Ziganda se fundamentó en el hecho en el que el primero apostó por lo seguro porque tiene la certeza de que los de siempre responden y los que entran, lo hacen a cien por hora, mientras que el Cuco apostó por una alineación sin Aduriz ni Williams tratando de sorprender a un Barcelona que fue un rodillo desde el inicio.
Si no fuera por Kepa, un porterazo que marcará época, el equipo vasco podía haberse ido al descanso con un correctivo humillante. El portero vasco primero paró una falta a Messi, es noticia, y luego se alió con los postes ante Coutinho y Paulinho en una primera mitad de un Barça que arrasó a un Athletic absolutamente lamentable. Los vascos demostraron en esos minutos que son un equipo sin horizonte.
El dominio del Barça se materializó a los 8 minutos con el gol de Alcácer, que jugó (y cumplió de sobras) ante la ausencia de Suárez. Un tanto en posición dudosa, pero que venía a certificar el baño de los catalanes a un conjunto sin alma y sin destino final como es el Athletic.
A la media hora de partido, con un Dembélé desatado dando asistencias a cualquiera que apareciera por ahí y retratando en cada carrera a los defensores del conjunto vizcaíno, Messi marcó el segundo tanto del partido.
El Athletic acabó la primera parte rezando y encomendándose a Kepa Arrizabalaga y a los postes, porque hasta Paulinho disparó, tras nueva asistencia de Dembélé, al palo. Que la primera parte acabara sólo 2-0 a favor del Barça fue el mayor triunfo de un Athletic llamado a cambiar muchas cosas en la segunda si quería reivindicar su nombre.
Los vascos, picados en su orgullo, empezaron el segundo tiempo con mucho más brío. Ziganda dio entrada a Iturraspe por Beñat, y el Athletic fue un conjunto más competitivo ante un Barça que decidió gestionar una superioridad futbolística innegable.
El Athletic elevó la presión ante un Barça que se sabía inmensamente superior, hecho que puede convertirse en una trampa para el que especula, pero si el rival es un torpe, nada hay que tener.
El Athletic sacaba el orgullo (lo único que le queda) y Valverde, que conoce como pocos a los vascos, sacó a Iniesta para compensar la recuperación del equipo vasco, que se estaba subiendo a las barbas del Barça.
Messi se tomó el segundo tiempo como un descanso activo y el Athletic dominó el partido. Pero con una falta de calidad espeluznante. A los de Ziganda les sobró tanta actitud como calidad les faltó en los metros finales. El Barça pensaba en las vacaciones antes de hora, pero se lo pudo permitir ante un rival más inocente que una bolsa de chuches.
Sin más problemas, el Barça condujo el partido hasta el final conservando su ventaja, que es una cuenta atrás hacia el título.
Santi Giménez
As
Al Barça le bastaron 45 minutos para liquidar el compromiso ante el Athletic Club, al que fulminó por 2-0 en una primera parte de monólogo absoluto que permitió una segunda de sesteo, que da origen a una cuenta atrás hacia el título. El El Barcelona aprovechó la mediocridad del Athletic Club para irse al parón por selecciones con un liderato bien aferrado que determina que la Liga es una cuenta atrás.
El partido se movió entre la superioridad barcelonista, que si hubiera necesitado seis goles los hubiera marcado, y un Athletic impotente ante la superioridad culé.
La diferencia entre Valverde y Ziganda se fundamentó en el hecho en el que el primero apostó por lo seguro porque tiene la certeza de que los de siempre responden y los que entran, lo hacen a cien por hora, mientras que el Cuco apostó por una alineación sin Aduriz ni Williams tratando de sorprender a un Barcelona que fue un rodillo desde el inicio.
Si no fuera por Kepa, un porterazo que marcará época, el equipo vasco podía haberse ido al descanso con un correctivo humillante. El portero vasco primero paró una falta a Messi, es noticia, y luego se alió con los postes ante Coutinho y Paulinho en una primera mitad de un Barça que arrasó a un Athletic absolutamente lamentable. Los vascos demostraron en esos minutos que son un equipo sin horizonte.
El dominio del Barça se materializó a los 8 minutos con el gol de Alcácer, que jugó (y cumplió de sobras) ante la ausencia de Suárez. Un tanto en posición dudosa, pero que venía a certificar el baño de los catalanes a un conjunto sin alma y sin destino final como es el Athletic.
A la media hora de partido, con un Dembélé desatado dando asistencias a cualquiera que apareciera por ahí y retratando en cada carrera a los defensores del conjunto vizcaíno, Messi marcó el segundo tanto del partido.
El Athletic acabó la primera parte rezando y encomendándose a Kepa Arrizabalaga y a los postes, porque hasta Paulinho disparó, tras nueva asistencia de Dembélé, al palo. Que la primera parte acabara sólo 2-0 a favor del Barça fue el mayor triunfo de un Athletic llamado a cambiar muchas cosas en la segunda si quería reivindicar su nombre.
Los vascos, picados en su orgullo, empezaron el segundo tiempo con mucho más brío. Ziganda dio entrada a Iturraspe por Beñat, y el Athletic fue un conjunto más competitivo ante un Barça que decidió gestionar una superioridad futbolística innegable.
El Athletic elevó la presión ante un Barça que se sabía inmensamente superior, hecho que puede convertirse en una trampa para el que especula, pero si el rival es un torpe, nada hay que tener.
El Athletic sacaba el orgullo (lo único que le queda) y Valverde, que conoce como pocos a los vascos, sacó a Iniesta para compensar la recuperación del equipo vasco, que se estaba subiendo a las barbas del Barça.
Messi se tomó el segundo tiempo como un descanso activo y el Athletic dominó el partido. Pero con una falta de calidad espeluznante. A los de Ziganda les sobró tanta actitud como calidad les faltó en los metros finales. El Barça pensaba en las vacaciones antes de hora, pero se lo pudo permitir ante un rival más inocente que una bolsa de chuches.
Sin más problemas, el Barça condujo el partido hasta el final conservando su ventaja, que es una cuenta atrás hacia el título.